Por qué la trayectoria de Benedict Cumberbatch se consolida como referente de evolución y compromiso en la industria cinematográfica global

En una entrevista con Icon, el actor habló sobre su carrera marcada por la versatilidad y la conciencia social. Además, plantea interrogantes sobre el verdadero alcance del arte y su influencia en la sociedad moderna

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Benedict Cumberbatch explora nuevos desafíos
Benedict Cumberbatch explora nuevos desafíos artísticos con Wes Anderson y Olivia Colman (REUTERS/Sarah Meyssonnier)

Benedict Cumberbatch atraviesa uno de los momentos más intensos y multifacéticos de su carrera. Reconocido por su capacidad para asumir papeles complejos, entre ellos Doctor Strange en el Universo Cinematográfico de Marvel, este año suma dos proyectos destacados: El esquema fenicio, de Wes Anderson, y The Roses, junto a Olivia Colman.

Entre rodajes, reflexiones sobre el poder de la narrativa y su compromiso con causas sociales y ambientales, el actor británico reafirma su lugar como uno de los intérpretes más influyentes del cine actual, comentó en entrevista con Icon.

Wes Anderson y la estética como disciplina

En El esquema fenício, Cumberbatch interpreta al tío Nubar, el excéntrico enemigo de Zsa-Zsa Korda, encarnado por Benicio del Toro. El film, fiel al estilo visual y narrativo de Anderson, presenta personajes cargados de rareza, ambientaciones meticulosas y situaciones tan absurdas como emotivas. La historia gira en torno a un magnate que sobrevive a seis intentos de asesinato y decide reencontrarse con su hija, a la que convertirá en su heredera.

El actor británico reflexionó sobre
El actor británico reflexionó sobre narrativa, moda consciente y compromiso social en su carrera

El artista define la experiencia como un acto de entrega artística. “Anderson tiene una visión tan precisa que puede parecer restrictiva, pero en realidad es como una forma de meditación: te dejás llevar y es puro goce”, declaró. El rodaje le permitió explorar nuevas capas expresivas en un personaje que requiere una construcción visual llamativa: cejas postizas, barba tipo Rasputín y maquillaje gótico.

El trabajo junto a Benicio del Toro también fue clave. Según contó, se dio un intercambio rico entre la planificación profunda del personaje y la frescura espontánea que ambos lograron mantener en escena.

Una dupla consolidada con el director

Esta no es la primera colaboración entre Cumberbatch y Wes Anderson. En 2023 trabajaron juntos en el cortometraje La maravillosa historia de Henry Sugar, basado en el relato de Roald Dahl. Allí, el actor dio vida a un hombre superficial que, tras un giro espiritual, se convierte en filántropo.

La confianza entre el actor
La confianza entre el actor y el director se forja tras su trabajo conjunto en 'La maravillosa historia de Henry Sugar' (Netflix)

El rodaje fue una experiencia inmersiva, en un entorno casi familiar: “Había una burbuja de hospitalidad organizada por Wes. Cena, Negroni, y luego una película con todo el equipo. Fue especial”, recordó.

Ese vínculo previo sentó las bases para la confianza artística que se refleja en El esquema fenicio, donde se despliega con libertad y precisión.

Una nueva visión de los vínculos rotos en The Roses

El otro gran proyecto que protagoniza este año es The Roses, dirigido por Jay Roach y escrito por Tony McNamara (La favorita). Se trata de una reinterpretación oscura y actualizada de La guerra de los Roses (1989), basada en la novela de Warren Adler. En esta nueva versión, comparte escena con Olivia Colman para dar vida a una pareja cuya aparente perfección se desmorona en medio de un divorcio cruel.

El actor británico protagoniza "The
El actor británico protagoniza "The Roses", una reinterpretación oscura de la clásica historia de divorcio (Jaap Buitendijk/Searchlight Pictures)

Trabajar con Olivia en un guion de McNamara fue irresistible. Es muy divertida, muy oscura y también profundamente honesta”, explicó. La película promete combinar comedia negra con drama emocional, con una mirada más aguda sobre las relaciones modernas.

Trayectoria, raíces y evolución

Nacido en Londres en 1976, Cumberbatch creció rodeado de arte: sus padres, Wanda Ventham y Timothy Carlton, también son actores. Desde joven mostró interés por el teatro, especialmente en sus años en la Harrow School, donde interpretó obras de Shakespeare. Luego de una experiencia formativa como voluntario en un monasterio tibetano, estudió actuación en Manchester y en la London Academy of Music and Dramatic Art.

Su carrera comenzó en el teatro, y en 2011 ganó el Premio Laurence Olivier por Frankenstein. La popularidad global llegó con Sherlock (2010-2017), seguido por su aclamada interpretación de Alan Turing en El código enigma (2014), que le valió una nominación al Oscar.

Cumberbatch destaca por su versatilidad
Cumberbatch destaca por su versatilidad y compromiso social a lo largo de su carrera actoral (REUTERS/Sarah Meyssonnier)

Desde entonces, transitó múltiples géneros: fue Khan en Star Trek: en la oscuridad, Julian Assange en El quinto poder, Doctor Strange en el universo Marvel y un oscuro ranchero en El poder del perro, papel que le otorgó otra nominación al Oscar.

Reflexión artística y conciencia social

Más allá de los personajes que interpreta, Cumberbatch sostiene una mirada comprometida sobre el arte. “Puede reconfortarte, hacerte reír o darte una sacudida emocional. Lo más potente es cuando logra conectarte con algo esencial y te transforma”, reflexionó.

Esta filosofía guía sus elecciones profesionales, pero también su participación en causas sociales: apoya a organizaciones como Save the Children, y alzó la voz en temas como los refugiados, el cambio climático y la salud mental.

La carrera de Benedict Cumberbatch
La carrera de Benedict Cumberbatch trasciende la fama, enfocándose en el impacto social y emocional del arte (Film Frame/Marvel)

Con cada nuevo proyecto, Benedict Cumberbatch demuestra que su carrera está guiada por algo más que prestigio o fama. Ya sea desde una película excéntrica o un drama emocional, lo que lo mueve es la capacidad del arte para generar empatía, reflexión y cambio. “Esa es la esencia de una buena narrativa: conectar con el otro, dejar huella”, concluyó.