De Spider-Man al anonimato: el proyecto que apagó el brillo de Tobey Maguire

Tobey Maguire, quien alcanzó fama internacional al interpretar a Spider-Man en la trilogía dirigida por Sam Raimi durante la década de 2000, se alejó de la industria cinematográfica durante varios años. Su retiro respondió a una combinación de motivos: falta de proyectos atractivos, un viraje hacia la producción y la repercusión de un escándalo de apuestas ilegales que afectó su imagen pública, publicó Far Out.

Después de Spider-Man 3 (2007), Maguire redujo considerablemente su actividad como actor. Entre 2008 y 2013, protagonizó solo cuatro películas y realizó un cameo en Una guerra de película. Durante este periodo, dejó de actuar de forma constante y comenzó a explorar nuevas funciones dentro de la industria.

En una entrevista con Variety, Maguire explicó: “No es que estuviera actuando en película tras película. Simplemente empecé a buscar cosas que quisiera desarrollar o intentar convertir en películas que me interesaran, porque no veía guiones que quisiera hacer”. Esta declaración refleja una postura selectiva y orientada a contenidos con sentido personal más que comercial.

Ante la escasez de papeles que le resultaran significativos, Maguire se volcó a la producción. Su proyecto más importante fue La jugada maestra, una película sobre el ajedrecista Bobby Fischer y su enfrentamiento con Boris Spassky durante la Guerra Fría. Además de producirla, interpretó al protagonista.

El director Edward Zwick, a cargo del filme, destacó las dificultades de financiar historias adultas en un entorno dominado por franquicias: “No tengo que decirte cuántas películas serias para adultos, con algún tipo de ambición intelectual, están haciendo los estudios en este momento”. A pesar del esfuerzo, la película no tuvo éxito comercial, lo que desmotivó a sus creadores y contribuyó al distanciamiento de Maguire del medio.

En los años siguientes, su única participación actoral fue como narrador en Un jefe en pañales (2017), mientras continuaba trabajando como productor en proyectos como La quinta ola y Los Mejores Enemigos.

En 2011, el nombre de Maguire fue vinculado al círculo de póker organizado por Molly Bloom, donde participaban figuras como Leonardo DiCaprio, Ben Affleck y Matt Damon. Un jugador condenado por fraude fiscal lo demandó por haberle ganado más de 300.000 dólares en partidas ilegales. El actor resolvió el conflicto mediante un acuerdo extrajudicial por 80.000 dólares.

Además de las consecuencias legales, el caso afectó su reputación. Bloom lo describió como su “peor cliente famoso” y relató un episodio en el que supuestamente humilló a una jugadora. Estos antecedentes contribuyeron a su prolongada ausencia del foco mediático.

En 2021, Maguire volvió a la actuación con papeles en Babylon, de Damien Chazelle, y en Spider-Man: sin camino a casa, donde retomó su icónico rol.

Chazelle le ofreció libertad total para elegir su personaje, y el actor optó por interpretar a James McKay, una figura sombría dentro de la narrativa del viejo Hollywood.

En entrevista con Entertainment Weekly, Maguire comparó su proceso de selección de papeles con la reacción emocional a una canción: “Cuando suena un tema, o quieres levantarte a bailar o no”. Esta filosofía refleja una etapa guiada por el interés personal, respaldada por la estabilidad financiera que obtuvo durante su etapa como superhéroe.

La carrera de Tobey Maguire estuvo marcada por una selectividad inusual en Hollywood. Tras alcanzar el éxito masivo con Spider-Man, eligió alejarse del centro de atención para priorizar proyectos que le resultaran significativos, tanto como actor como productor.

Su reaparición en 2021 no implicó un regreso sostenido, sino una aproximación puntual, en la que el entusiasmo personal pesa más que las expectativas externas.

Maguire no tiene una agenda activa ni planes definidos en el corto plazo. Como él mismo declaró, solo regresará a la actuación cuando un proyecto lo motive de forma genuina.