Brad Pitt y Leonardo DiCaprio: de la tensión a la complicidad cinematográfica

Durante más de tres décadas, Brad Pitt y Leonardo DiCaprio ocuparon un lugar privilegiado en el imaginario del cine contemporáneo. Ambos irrumpieron en los años noventa como símbolos de una nueva generación de actores capaces de combinar atractivo físico con destreza interpretativa, lo que los consolidó rápidamente como íconos de la industria.

Sin embargo, la aparente armonía que hoy proyectan, especialmente tras su celebrada colaboración en Había una vez en Hollywood (2019), esconde una historia de tensiones, rumores y distancias que solo se disiparon con el paso del tiempo, según publicó Fotogramas.

La carrera de Brad Pitt despegó con fuerza en los noventa gracias a una serie de papeles que marcaron su identidad artística. En 1994 protagonizó Leyendas de pasión, de Edward Zwick, y Entrevista con el vampiro, de Neil Jordan, filmes que lo posicionaron como un actor versátil y taquillero.

Luego llegarían títulos como 12 monos (1995), de Terry Gilliam, Seven (1995), dirigido por David Fincher, y El club de la lucha (1999), también bajo la dirección de Fincher, que le otorgaron una pátina de culto.

Leonardo DiCaprio, por su parte, saltó al estrellato global en 1997 con Titanic, de James Cameron, película que lo convirtió en un fenómeno de masas, abriéndole la puerta a colaboraciones de largo aliento con Martin Scorsese.

Con el director neoyorquino protagonizó películas como Gangs of New York (2002), El aviador (2004) e Infiltrados (2006), cimentando una reputación de actor comprometido con proyectos exigentes y complejos.

No fue sino hasta 2019 cuando Quentin Tarantino logró lo que durante años parecía improbable: reunir a Pitt y DiCaprio en una misma producción. Había una vez en Hollywood es, entre otras cosas, un homenaje a la industria cinematográfica de finales de los años sesenta, pero también una plataforma para una de las duplas actorales más esperadas del cine reciente.

En la película, DiCaprio interpreta a Rick Dalton, un actor de televisión en decadencia, mientras que Pitt da vida a Cliff Booth, su doble de riesgo y asistente personal.

La relación entre ambos personajes —cómplice, ambigua y entrañable— captó rápidamente la atención de la crítica y del público, que elogió la química de los intérpretes. La dinámica evocó a legendarias parejas del cine clásico, como la de Paul Newman y Robert Redford en los años setenta.

El éxito fue tan rotundo que, recientemente, el director David Fincher confirmó que está desarrollando una secuela centrada en el personaje de Cliff Booth, lo que refuerza el legado de esa colaboración inesperada.

A pesar de la cordialidad exhibida en pantalla, la historia que antecede a su colaboración está marcada por un episodio que los medios sensacionalistas no dejaron de citar.

En el contexto del ascenso simultáneo de ambos actores durante los noventa, Brad Pitt atravesaba una ruptura altamente mediática con Gwyneth Paltrow.

Poco después de su separación, comenzaron a circular versiones que ubicaban a Leonardo DiCaprio en compañía de la actriz, sin que se llegara a confirmar oficialmente ninguna relación entre ambos.

La prensa amarilla se hizo eco de los rumores y comenzó a insinuar un conflicto entre las dos estrellas emergentes. Algunos tabloides llegaron incluso a afirmar que Pitt habría solicitado una orden de alejamiento contra DiCaprio debido a un supuesto incidente ocurrido en 1994.

Aunque no existen registros judiciales que avalen esta versión, la historia persistió como una sombra sobre su vínculo.

Décadas más tarde, durante una entrevista promocional de Había una vez en Hollywood, una periodista del medio Extra le preguntó directamente a Pitt si esa orden de alejamiento había existido realmente.

El actor, sin perder la compostura, respondió con una sonrisa: “Sí, tuve una orden de alejamiento contra él durante un tiempo... por un incidente de 1994 del que no nos gusta hablar”.

El tono, evidentemente irónico, no disipó del todo las sospechas. Aunque muchos interpretaron la declaración como una broma, el episodio volvió a alimentar el mito de una enemistad latente entre dos de los actores más importantes de su generación.

Más allá de los rumores y las especulaciones, lo cierto es que la colaboración entre Pitt y DiCaprio se dio en un momento de madurez artística para ambos.

El hecho de que hayan podido trabajar juntos con tanta naturalidad sugiere que, si existió alguna fricción personal en el pasado, esta fue superada con el tiempo.

En una industria acostumbrada a las rivalidades y a las narrativas de confrontación, la historia de Brad Pitt y Leonardo DiCaprio demuestra que la profesionalidad, el talento compartido y el paso de los años pueden convertir viejas tensiones en una fructífera colaboración.

Así, lo que alguna vez pudo haber sido un capítulo oscuro de la farándula hollywoodense quedó, al menos públicamente, transformado en un testimonio de madurez artística y reconciliación profesional.