
Durante décadas, Frank Sinatra fue perseguido por rumores de sus vínculos con el crimen organizado. Aunque negó una y otra vez cualquier relación con mafiosos, los hechos, documentos oficiales, fotografías y testimonios indican lo contrario...
Según la biografía Sinatra, la vida, firmada por Anthony Summers y Robbyn Swan, el ícono de la música estadounidense no sólo conoció a los hombres que dirigían la mafia en el siglo XX, sino que recibió de ellos favores clave en momentos determinantes de su carrera.
Un origen compartido con Luciano
En 1987, durante un concierto en Palermo, Sinatra dijo a su público: “Io sono siciliano... I am Sicilian” (“Yo soy siciliano”). Sin embargo, durante años ofreció versiones contradictorias sobre su procedencia: mencionó Catania y Agrigento, pero fue una investigación genealógica la que reveló que su abuelo paterno, Francesco Sinatra, había nacido en Lercara Friddi, un pueblo cercano a Corleone, famoso por su asociación con la mafia.

No era cualquier coincidencia: también allí había nacido Salvatore Lucania, alias Lucky Luciano, fundador del sindicato nacional del crimen en Estados Unidos.
Ambas familias vivieron en la misma calle, Via Margherita di Savoia, y compartieron vecindad e iglesia. “En todos los años de especulación sobre los lazos de Frank Sinatra con la mafia, esta coincidencia de origen ha permanecido desconocida”, señala el artículo de Vanity Fair.
Para cuando el nieto Frank se convirtió en una estrella internacional, Lucky Luciano ya era un nombre infame. Sin embargo, Sinatra, que había sido muy cercano a su abuelo Pops, ocultó deliberadamente esta conexión.
Hoboken: cuna entre mafiosos
En los años de la Prohibición, los padres de Sinatra, Marty y Dolly, dirigían un bar en Hoboken, Nueva Jersey. Necesitaban alcohol y protección, y ambas cosas eran suministradas por los mafiosos del momento.
“Mi padre ayudó en el contrabando”, diría más tarde Sinatra. “Su trabajo era seguir a los camiones con licor para que no fueran asaltados… Recuerdo haberlo visto sangrando en la cocina”.
Dolly Sinatra tenía dos hermanos envueltos en delitos. Lawrence, el más temido, fue detenido por vender licor, robos a mano armada y fue acusado de asesinato. “Más tarde vivió con los Sinatra durante varios años”, y Frank “lo adoraba”.

También convivían con la familia Fischetti, emparentada con Capone y Luciano. Uno de los mafiosos más cercanos a Sinatra, Vincent Jimmy Blue Eyes Alo, declaró: “Lo conocía desde que era un chico. Siempre quiso ser un gánster, este bastardo falso”.
Un contrato imposible y una amenaza real
El momento decisivo llegó en 1942. Sinatra deseaba salir de su contrato con el director de orquesta Tommy Dorsey, quien no sólo se negaba, sino que le exigía un tercio de sus ingresos durante diez años.
Según Dorsey, el conflicto se resolvió cuando fue visitado por tres hombres que le dijeron al oído: “Firme o ya sabe”.
Años después, el mismo Dorsey diría: “Me visitó Willie Moretti y un par de sus chicos. Willie acariciaba un arma y me dijo que se alegraba de oír que iba a dejar libre a Frank. Capté el mensaje”.
Luciano más tarde recordaría: “Cuando se necesitó dinero para poner a Frank frente al público... creo que fueron unos cincuenta o sesenta mil dólares. Yo aprobé el gasto”.
La Habana, 1947: la cumbre del crimen
En febrero de 1947, Frank Sinatra voló con los hermanos Fischetti a La Habana, donde Lucky Luciano, desde el exilio, había convocado una reunión de los principales capos de la mafia. Fotografías y testimonios confirman su presencia junto a Meyer Lansky, Frank Costello, Ralph Capone, entre otros capos mafiosos.
El periodista Robert Ruark escribió desde Cuba: “Estoy perplejo de que Frank Sinatra, el fetiche de millones, decida pasar sus vacaciones en compañía de operadores del vicio condenados y matones diversos”.

Ruark reveló que Sinatra no sólo compartía cenas y casinos con Luciano, sino que se alojaba en la planta baja del hotel Nacional, justo debajo de la suite del mafioso. Un empleado del hotel, Jorge Jorge, declaró: “Por las mañanas estaban ahí: Sinatra, Meyer Lansky y Luciano. Desayunaban juntos”.
Un mes después, cuando el escándalo estalló en la prensa, Frank negó todo: “Cualquier reporte que diga que fraternizo con delincuentes es una vil mentira”.
Sin embargo, el FBI y la Oficina de Narcóticos ya lo estaban investigando. Según sus fuentes, Sinatra podría haber transportado hasta 2 millones de dólares en efectivo en su equipaje, dinero destinado a las operaciones de Luciano en Cuba.
Incluso el actor Jerry Lewis corroboró: “Frank fue mensajero para ellos. Una vez casi lo atrapan en Nueva York cargando 3 millones y medio en billetes de cincuenta”.
Un legado de sombras
Incluso en sus últimos años, el nombre de Sinatra seguía vinculado a figuras como Carlo Gambino, Sam Giancana o Meyer Lansky. En 1985, recibió de manos del presidente Reagan la Medalla Presidencial de la Libertad. Pero los documentos del FBI seguían abiertos.
El propio Sinatra lo resumió con ironía: “¿Conocí a esos tipos? Claro, algunos… Pasé mucho tiempo trabajando en salones. Y los salones no los dirigen los Hermanos Cristianos”.
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