
Pamela Anderson está viviendo un renacimiento artístico y personal que ha sorprendido a críticos y seguidores por igual.
A sus 57 años, según el reciente reportaje de W Magazine, la estrella, que alguna vez definió una era como salvavidas en Baywatch, demostró que es mucho más que un símbolo de los 90.
Con una nominación al Globo de Oro por su actuación en The Last Showgirl y una exitosa incursión en Broadway, Anderson está reclamando su lugar como una actriz versátil y una figura de estilo que redefine las reglas de la moda y la fama.
Su interpretación en la película The Last Showgirl, dirigida por Gia Coppola, fue ampliamente elogiada por la crítica y le valio su primera nominación al Globo de Oro como mejor actriz, un logro destacado en su trayectoria, según reportó la revista W.
La película, que explora la vida de una veterana bailarina de espectáculos de Las Vegas enfrentando el final de su carrera, marca un giro importante en el camino profesional de Anderson.
En declaraciones a W, Coppola explicó las razones detrás de la elección de Anderson para este papel: “Ha sido subestimada y no se le ha dado realmente la oportunidad de mostrar su talento”.
Por su parte, Anderson comentó sobre su conexión con el guion, revelando: “Leí el guion, y sonaron campanas; podía escuchar la voz. Realmente me cantó”.
Este detalle, según explicó la actriz, surgió después de que su propio hijo le hiciera llegar el proyecto, ya que un antiguo agente había rechazado la propuesta de inmediato.
No obstante, este no es el único elemento que definió la transformación de Pamela Anderson. Su incursión en Broadway como Roxie en el musical Chicago ya había demostrado su compromiso con la actuación seria y su capacidad de enfrentar retos.
Incluso frente a las intensas coreografías de Bob Fosse, Anderson destacó: “No hay tiempo para pensar, solo debes hacerlo. Esto me hizo darme cuenta de que soy capaz de mucho más de lo que alguna vez creí en el pasado”, comentó.

Los atuendos en The Last Showgirl también tuvieron un papel central en su transformación para el personaje.
Anderson reveló que las piezas diseñadas por Bob Mackie, consideradas auténticas piezas de museo, le permitieron sentir la “magia” de una larga tradición de artistas.
“Había etiquetas con nombres en algunos trajes, así que sentí el espíritu de las mujeres que los usaron antes que yo”, dijo la actriz a la publicación.
Además, destacó los retos físicos que los vestuarios imponían, como los tocados que llegaban a pesar hasta 36 kilogramos (aproximadamente 80 libras).
“Pero confiaba en mis tacones altos”, añadió, recordando anécdotas de su juventud en las que corría por vías de tren usando los mismos.
Sin embargo, uno de los momentos más memorables durante la realización de la cinta involucró su interacción con la actriz Jamie Lee Curtis, quien también forma parte del reparto.
Anderson admitió que estaba “aterrorizada” de conocerla, pero que Curtis inmediatamente la tranquilizó: “Me agarró por los hombros, me miró a los ojos y me dijo: ‘Hice esto por ti”. Anderson describió el gesto como un impulso crucial para superar sus inseguridades.

Más allá del ámbito cinematográfico, Anderson también causó un impacto cultural a través de su estilo minimalista en las alfombras rojas, optando con frecuencia por prescindir del maquillaje.
Este enfoque, que algunos consideran una declaración de confianza, alimentó aún más su imagen como una figura multifacética.
Según W, ella trabajó con artistas contemporáneos como Alex Israel y Sara Cwynar, reforzando su presencia en sectores más allá del entretenimiento tradicional.
Este resurgimiento no significa que Anderson reniegue de sus antecedentes en la cultura pop, sino que los abraza de una manera renovada. Refiriéndose a cómo otros adoptaron su imagen como disfraz para Halloween, la actriz comentó:
“Tomarlo como un cumplido. He creado personajes memorables que la gente ama. Tal vez Shelly, la última showgirl, sea un disfraz el próximo año”.
Según subrayó la actriz, estos personajes están construidos a partir de emociones auténticas, corazón y vulnerabilidad, elementos que también canalizaron en su nueva etapa.
La actriz también explicó que, a pesar de su larga carrera televisiva, nunca vio un capítulo de Baywatch: “No me gusta verme a mí misma”, confesó en la entrevista. Este comentario es llamativo, considerando que su papel como la icónica salvavidas consolidó en gran parte su estatus como ícono cultural.

Finalmente, Anderson reflexiona sobre esta nueva etapa como un comienzo más que un cierre. “Con esta película, me lancé de cabeza y di todo lo que tenía”, aseguró.
Haber cosechado elogios por su trabajo tanto en cine como en teatro, según afirma, representa una validación de su dedicación: “Es un alivio hacer algo de lo que estás orgullosa”.
Con este giro impresionante en su carrera y una clara intención de seguir expandiendo sus límites, queda claro que Pamela Anderson está reescribiendo su legado artístico. “Siento que esto es solo el principio”, concluyó la actriz.
Últimas Noticias
“The Breakfast Club”: esto fue lo que pasó con los famosos castigados, según el productor
La película que se estrenó en 1985 sigue siendo un referente en la industria cinematográfica

El día que Martin Scorsese conmovió al Papa Francisco durante un encuentro en el Vaticano
Jorge Mario Bergoglio relató conmovido el momento en que el cineasta asistió al Vaticano acompañado de su esposa

Sami Sheen se burló de su padre Charlie Sheen en TikTok
La influencer de 21 años utilizó un audio de una entrevista pasada del actor en la que habla sobre drogas

¿Quién es Dylan Meyer, la flamante esposa de Kristen Stewart?
La estrella de “Crepúsculo” se casó este fin de semana en un restaurante mexicano de Los Ángeles

“The Last of Us”: Bella Ramsey cuestionó las expectativas físicas no realistas en el rol de Ellie
La actriz británica habló sobre el reto de interpretar el personaje desde su propia corporalidad
