
La noticia del fallecimiento de Baek Se-hee, autora surcoreana de 35 años, conmovió a lectores y defensores de la salud mental en todo el mundo. Reconocida por su libro de memorias Quiero morir, pero también comer tteokbokki, la creadora abrió un espacio de diálogo sobre la depresión en Corea del Sur. Tras su muerte, su decisión de donar sus órganos permitió salvar la vida de cinco personas, según informó la Korea Organ Donation Agency.
El fallecimiento de Baek Se-hee se produjo el 16 de octubre de 2025 en un hospital de Goyang, al oeste de Seúl. La causa no fue revelada por deseo de la familia, tal como precisó The New York Times. La noticia se hizo pública al día siguiente, cuando la Korea Organ Donation Agency confirmó que la escritora había donado su corazón, pulmones, hígado y ambos riñones, un gesto que, en palabras del director de la agencia, “ilumina aún más a nuestra sociedad”.
La repercusión inmediata de su muerte se extendió más allá del ámbito literario. La agencia de donación de órganos destacó que la generosidad de Baek permitió que cinco personas recibieran una nueva oportunidad de vida.

Su hermana, Baek Da-hee, expresó en un comunicado difundido por la agencia: “Conozco su corazón bondadoso, uno que amó mucho y no odió a nadie, así que espero que ahora descanse en paz en el cielo. Te amo mucho”. El traductor al inglés de la escritora, Anton Hur, subrayó en sus redes sociales que “sus lectores sabrán que tocó a millones de vidas más con su escritura”.
Nacida en 1990 en Goyang, Baek Se-hee fue la segunda de tres hermanas. Estudió Escritura Creativa en la universidad y trabajó durante cinco años en una editorial, etapa en la que recibió tratamiento psiquiátrico por distimia, un trastorno depresivo persistente, según la biografía editorial. Esta experiencia personal se convirtió en el eje de su obra literaria, que combina memorias y autoayuda.
Baek relató en sus libros cómo, pese a cambiar aspectos de su vida como el peso, la educación o las relaciones, la depresión seguía presente. “No siempre me sentía así, pero entraba y salía de una depresión que era tan inevitable como el mal tiempo”, escribió en su primer libro.

El fenómeno editorial de Quiero morir, pero también comer tteokbokki comenzó en 2018, cuando Baek publicó el libro en Corea del Sur. La obra, que recoge conversaciones grabadas con su psiquiatra y ensayos personales, abordó de manera directa la salud mental, un tema tradicionalmente estigmatizado en la sociedad surcoreana.
Según medios locales, la serie vendió alrededor de 600.000 copias en Corea y más de un millón a nivel mundial, con traducciones en más de 25 países. En el Reino Unido, la edición inglesa alcanzó las 100.000 copias vendidas en seis meses y fue recomendada por The New York Times y BBC.
El libro se convirtió en un referente para quienes luchan con la depresión y la ansiedad, al mostrar la contradicción entre el deseo de morir y el anhelo de pequeños placeres cotidianos, como el tteokbokki, el plato favorito de la autora.
La secuela, Quiero morir, pero sigo queriendo comer tteokbokki, publicada en 2019, profundizó en sus conflictos internos y en la naturaleza de la sanación, como ella misma escribió: “No es un proceso lineal”.

El impacto de la obra de Baek Se-hee en la conversación sobre salud mental fue inmediato y profundo. Los medios internacionales destacaron que su honestidad ayudó a normalizar el diálogo sobre enfermedades mentales en Corea del Sur, alentando a muchos lectores a buscar ayuda profesional y a compartir sus propias experiencias.
Un lector citado por The New York Times afirmó: “Su libro fue el catalizador de una de las discusiones más profundas sobre salud mental que hemos tenido”. La autora, en una entrevista con The Korea Herald, reflexionó: “Incluso en diferentes idiomas y culturas, el sentimiento de un ‘corazón herido’ es el mismo en todas partes. Me sigue sorprendiendo que mi historia haya tocado el corazón de otros”.
Las reacciones tras su fallecimiento reflejaron el alcance de su legado. En redes sociales, lectores de todo el mundo compartieron testimonios sobre cómo los libros de Baek les ofrecieron consuelo y compañía en momentos difíciles. La familia, a través de la Korea Organ Donation Agency, recordó que Baek “quería compartir su corazón con otros a través de su trabajo, y alimentar sueños de esperanza”.
El legado de Baek Se-hee trasciende las cifras de ventas y la notoriedad internacional. Su obra abrió un espacio para la vulnerabilidad y la empatía, y su vida y muerte inspiraron a otros a hablar con honestidad sobre el dolor y la esperanza. Como ella misma expresó, a veces basta con ser sincero para ofrecer consuelo a quienes atraviesan la oscuridad.
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