Martha Bolaños, la ‘Pupuchurra’, reveló sus dificultades en las relaciones de pareja: esta fue la razón

En el ámbito del espectáculo colombiano, el nombre de Martha Isabel Bolaños destaca por una versatilidad que abarca tanto la actuación como la música, consolidándose como una de las personalidades más reconocidas en la televisión nacional.

La actriz, recordada principalmente por su papel de “La Pupuchurra” en la telenovela Yo soy Betty, la fea, ha conseguido mantenerse vigente a través de su participación en formatos de entretenimiento como MasterChef Celebrity y La casa de los famosos Colombia, espacios en los que su presencia generó opiniones divididas y no estuvo exenta de debates en redes sociales acerca de su carácter y postura frente a distintas situaciones.

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Después de poco más de un año de su salida de uno de los realities más populares de Colombia, Martha Isabel Bolaños decidió compartir aspectos inéditos de su vida personal y experiencias que han marcado su trayectoria fuera de las cámaras. En entrevista con La Red de Caracol, la actriz habló abiertamente sobre una dimensión íntima de su historia, la ausencia de su padre, que falleció durante su infancia, y cómo esta situación la impactó profundamente en el desarrollo de sus relaciones sentimentales.

Durante el diálogo, Bolaños confesó que este vacío ocasionó una dependencia emocional hacia los hombres, un patrón que la llevó a atravesar experiencias complicadas y a generar dinámicas “tóxicas” en varias de sus relaciones afectivas. “Ya no son esos agarrones, esos gritos y esa toxicidad que en algún momento tuve”, expresó, evidenciando un proceso de introspección y cambio en su manera de entender y vivir el amor. Incluso, reconoció haber sido una “gran maestra para sus parejas”, frase que utilizó para subrayar la intensidad y el rol dominante que solía ejercer en sus vínculos románticos.

Sin embargo, la intérprete detalló que tras concluir su “tercera o cuarta pareja tóxica”, inició un proceso de autoevaluación que transformó radicalmente su enfoque. “Dije ‘no, no son ellos’”, admitió la actriz, refiriéndose a la toma de conciencia sobre su propia participación en los conflictos de pareja. Este punto de inflexión la llevó a asumir la plena responsabilidad emocional en sus relaciones, en el que afirmó: “Hace años, aprendí a hacerme cargo de mi 100% en la relación”.

A partir de este aprendizaje, Martha Isabel Bolaños explicó que estableció nuevos límites y directrices para su vida sentimental. “Cuando veo que la toxicidad empieza a aparecer, veo hasta dónde puedo llegar, y cuando empieza a perjudicar, es momento de decir adiós”, aseguró, manifestando la firmeza con la que ahora aborda la gestión de sus emociones y de los límites con sus parejas.

La actriz quiso hacer una excepción relevante en su relato. Destacó que en su última relación amorosa vivió una dinámica distinta, alejándose de los patrones negativos y permitiéndose experimentar una faceta emocional más sana. “Tengo que reconocer y recalcar que no fue así en mi última relación”, señaló, sugiriendo que las lecciones aprendidas le permitieron crear una experiencia distinta a las vividas anteriormente.

Durante la conversación, Bolaños también reflexionó sobre los retos de mantener una vida sentimental siendo una mujer “reconocida, fuerte y autosuficiente”. A su entender, esto puede resultar complicado para algunas parejas. “Parece ser muy complicado estar con una mujer reconocida, súmale lo fuerte que soy, autosuficiente”, comentó, añadiendo que dichas características, fortalecidas por la ausencia temprana de la figura paterna, la habían llevado a ocupar tradicionalmente un rol de control: “la que paga, la que manda, la que organiza”.

No obstante, admitió que fue en su última relación cuando redescubrió una parte más receptiva y relajada de sí misma, al encontrarse con una pareja que, según sus palabras, “se encargaba de todo y solucionaba más que yo”. Esta experiencia representó un giro en su manera de ver el amor y le permitió soltar el control: “aprendí que me volvió mi rol femenino”, confesó, describiendo este cambio como “una verdadera delicia”.