El mapa del deterioro financiero: las EPS con los saldos más críticos

Cinco EPS concentran la mayoría del déficit financiero del sistema de salud. Las razones detrás de un modelo agrietado y las consecuencias para millones de afiliados

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La crisis financiera de las
La crisis financiera de las EPS refleja fallas estructurales del modelo, que afecta la atención médica de millones de colombianos - crédito Colprensa

Una caída vertiginosa de $2,3 billones en un año. Ese es el saldo que hoy exhibe Famisanar, una de las Empresas Promotoras de Salud (EPS) con el mayor deterioro financiero del país. En el primer trimestre de 2024 tenía un patrimonio negativo de $1,5 billones; un año después, esa cifra se disparó un 56%. Y no está sola.

En total, cinco EPS concentran más del 70% de los números rojos del sistema, según el más reciente informe de Así Vamos en Salud. La situación dejó al descubierto la fragilidad de un modelo que ya no logra sostener sus propias reglas de funcionamiento, y que, cada vez más, pone en jaque el acceso a servicios médicos para millones de colombianos.

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Sanitas pasó de tener $21.000
Sanitas pasó de tener $21.000 millones en patrimonio positivo a $1,1 billones en pérdidas en un año - crédito Mauricio Dueñas Castañeda/EFE

Emssanar, por ejemplo, tiene un patrimonio negativo de $1,7 billones. Aunque registra una leve mejora frente a los $1,8 billones del año pasado, su panorama sigue siendo crítico. Le sigue Asmet Salud, que pasó de perder $1,1 billones en 2024 a $1,2 billones este año, un deterioro del 13%. Savia Salud, por su parte, casi duplicó su patrimonio negativo en solo doce meses, pasó de $730.000 millones a $1,1 billones, un salto del 61%.

Y el caso más drástico lo protagoniza Sanitas. El año pasado aún tenía un pequeño respiro, con un patrimonio positivo de $21.000 millones. Para marzo de 2025, sin embargo, esa cifra se desvaneció, la EPS cerró el trimestre con pérdidas de $1,1 billones. Es decir, una variación del 5.702% en menos de un año.

Estas cinco entidades resumen la gravedad de una crisis que no da tregua. Pero detrás de los números está la alerta mayor, 23 EPS reportaron en total un patrimonio negativo conjunto de $10,2 billones al cierre de marzo de 2025. Para entender la magnitud del problema, basta con mirar el mismo corte del año pasado, el déficit en ese entonces era de $2,3 billones. En apenas doce meses, el saldo negativo se multiplicó por más de cuatro.

Cinco EPS concentran más del
Cinco EPS concentran más del 70% de las pérdidas del sistema de salud colombiano, con afectaciones graves en la operación - crédito @DavilabPaula/X

De esas 23, solo 11 EPS tienen aún patrimonio positivo, y en conjunto suman apenas $897.000 millones. Es decir, las cifras positivas no alcanzan ni para cubrir el 9% de las pérdidas globales.

El deterioro no es solo financiero. Impacta directamente la operación de las EPS, su capacidad de cumplir con los pagos a clínicas, hospitales, médicos y proveedores, y su responsabilidad con los usuarios afiliados. “Este escenario es alarmante no solo por la magnitud del deterioro financiero, sino por el impacto directo que tiene en la operación, la solvencia y la capacidad de respuesta de las EPS frente a sus obligaciones con prestadores, trabajadores y afiliados”, advierte el informe del centro de pensamiento.

Además, este desbalance expone un riesgo sistémico, con menos respaldo económico, las entidades quedan vulnerables frente a choques externos, como demoras en los giros del Estado, fallas en los procesos de auditoría o aumentos súbitos en la demanda de servicios. La consecuencia más temida –y cada vez más cercana— es que el modelo no tenga cómo sostenerse.

Según el informe de Así
Según el informe de Así Vamos en Salud, el patrimonio negativo conjunto de las EPS alcanzó $10,2 billones en marzo de 2025 - crédito redes sociales

La radiografía patrimonial revela una tendencia sostenida de pérdida de capacidad financiera. El informe no entra en detalles sobre el origen de estos números, pero expertos advierten desde hace años sobre múltiples causas: tarifas insuficientes, costos en aumento, errores estructurales del modelo, sobredemanda de servicios, y un sistema de control que llega tarde y actúa poco.

Mientras tanto, el sistema sigue dependiendo de recursos públicos para no colapsar. Las reformas estructurales siguen en discusión, las EPS apelan a medidas cautelares, y los usuarios, quienes más padecen esta crisis, continúan enfrentando demoras, negaciones y una incertidumbre cada vez más asfixiante.