Alarma por aumento de enfermedades renales crónicas en Colombia: la importancia de un diagnóstico temprano

El deterioro de la función renal afecta a entre el 30% y el 50% de aquellos que viven con diabetes tipo 2, según un estudio realizado por Ipsos, Bayer y la Sociedad Latinoamericana de Nefrología e Hipertensión en países como Colombia, Brasil, México y Argentina. Esta realidad demuestra la estrecha relación entre la diabetes y la enfermedad renal crónica (ERC), una condición que puede desarrollarse hasta en el 40% de los pacientes diabéticos tipo 2.

Este padecimiento suele avanzar sin síntomas notorios, lo que dificulta su detección temprana y limita el acceso a tratamientos oportunos. En Colombia, la enfermedad renal crónica representa un desafío creciente para el sistema de salud, pues el estudio indicó que más de un millón de personas en el país han sido diagnosticadas con ERC hasta 2023.

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Esta patología se caracteriza por el daño progresivo de los riñones, que pierden la capacidad de filtrar toxinas y regular el equilibrio de agua y electrolitos en el organismo. Cuando la ERC alcanza etapas avanzadas, los pacientes requieren tratamientos como la diálisis o el trasplante renal para sobrevivir.

El incremento de las personas con esta enfermedad causó un impacto negativo tanto en la calidad de vida de los pacientes como en los costos del sistema de salud. Así, la naturaleza epidémica y la alta tasa de morbimortalidad de la ERC la han convertido en un problema de salud pública global, según consignó Ipsos y la SLANH.

Ante este panorama, la prevención y el diagnóstico temprano se presentan como herramientas fundamentales para evitar la progresión de la enfermedad y reducir la necesidad de trasplantes, permitiendo que más personas en lista de espera puedan acceder a un órgano.

Jorge García, fundador y director de la Fundación Retorno Vital, enfatizó en la importancia de la vigilancia médica en pacientes diabéticos: “Los pacientes diabéticos deben ser conscientes del riesgo elevado que tienen de padecer enfermedad renal crónica. No se pueden normalizar los síntomas, ni minimizar señales de alerta. Ante cualquier cambio es fundamental acudir al médico. Prevenir el deterioro renal no solo mejora la calidad de vida, también puede evitar la progresión a diálisis, trasplante o incluso la muerte”, declaró García.

La relación entre la diabetes tipo 2 y la enfermedad renal crónica se explica por el daño que los niveles elevados de glucosa en sangre pueden causar en los pequeños vasos sanguíneos de los riñones; este daño afecta la capacidad de filtración y otras funciones esenciales del órgano. De acuerdo con el estudio citado por Ipsos, el deterioro renal puede estar presente en hasta la mitad de los pacientes con diabetes tipo 2, por lo que es necesario tener un monitoreo constante.

En las primeras fases de la ERC, los síntomas suelen ser imperceptibles. A medida que la enfermedad avanza, pueden aparecer señales como fatiga persistente, vómitos frecuentes, pérdida de apetito, aumento de peso, calambres, hinchazón en pies y tobillos, o alteraciones en la producción de orina que requieren de consulta médica inmediata.

A su vez, Silvia Rey, asesora médica senior en temas cardiorrenales para Bayer, explicó que “El 80% de los pacientes no son diagnosticados con enfermedad renal crónica en etapas tempranas, limitando su acceso a tratamientos oportunos. Además, se estima que solo el 10% de las personas con problemas renales recibe tratamiento, lo que está ligado a la ausencia de síntomas evidentes, la falta de conciencia sobre la importancia del autocuidado, así como la carencia de una atención integral y coordinada entre diferentes especialidades médicas para abordar las complicaciones de manera efectiva y prevenir su progresión”.

Los expertos concluyeron que detectar la ERC a tiempo en personas con diabetes puede reducir hasta en un 50% el riesgo de que la enfermedad avance a su etapa más grave. Por este motivo, la vigilancia médica y el autocuidado se convierten en elementos clave para preservar la calidad de vida y evitar complicaciones severas.

Es clave que los pacientes con diabetes asuman un rol activo en el cuidado de su salud para evitar complicaciones renales. Entre las principales estrategias, se destacan:

• Reconocer el riesgo de padecer ERC como parte de la condición diabética.
• Mantener un peso saludable.
• Monitorear y controlar los niveles de glucosa en sangre de forma constante.
• Mantener una alimentación balanceada, baja en sodio y azúcares refinados, que incluya frutas, verduras, proteínas y grasas saludables. Además, limitar la cantidad de carbohidratos (arroz, papa, yuca, plátano, pan, entre otros) que se consumen. Todo esto se debe realizar con el acompañamiento de un nutricionista.
• Eliminar el consumo de alcohol y tabaco.
• Realizar actividad física de forma regular, adaptada a la condición de cada paciente y con asesoría profesional.
• Acudir mensualmente al médico para el control de la diabetes y solicitar pruebas para evaluar el estado del riñón por lo menos una vez al año.