La asombrosa aurora boreal captada por una astronauta de la Nasa desde la Estación Espacial Internacional sorprende al mundo

Un fenómeno de luces intensas y colores vibrantes fue grabado en el espacio y compartido en las redes sociales por Zena Cardman, desatando el interés global por un evento natural que fascina a científicos y curiosos alrededor del planeta

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Las imágenes captadas por Zena Cardman muestran desde el espacio un arco luminoso y oleadas de color sobre la Tierra, ofreciendo una perspectiva única y asombrosa de las auroras boreales que rara vez se logra observar (@zenanaut)

La Estación Espacial Internacional se consolidó como uno de los observatorios más privilegiados para contemplar fenómenos naturales de gran impacto. Desde la órbita terrestre, la astronauta estadounidense Zena Cardman, comandante de la misión Crew-11 de la NASA, registró imágenes de una aurora boreal de intensidad poco común.

Este espectáculo, capturado el 17 de noviembre y difundido días después por la agencia, ocurrió durante un periodo de actividad solar inusualmente elevada, lo que multiplicó la frecuencia y el alcance de estos fenómenos, según informó Paris Match.

Para Cardman, que nunca había visto una aurora boreal desde la superficie de la Tierra, la experiencia fue especialmente significativa. Aunque en la Estación Espacial Internacional estos eventos pasaron a ser casi cotidianos por la posición de la tripulación, destacó que la observada esa semana fue “particularmente bella”.

En la grabación pueden identificarse un arco verde brillante, ondas de luz desplegándose sobre la curvatura azul de la Tierra y un resplandor rojizo en el horizonte. Además, Cardman invitó a sus seguidores a localizar puntos geográficos como Houston, Florida y el amanecer sobre Sudamérica, todos visibles en el video, de acuerdo con Paris Match.

La comandante estadounidense, testigo privilegiada
La comandante estadounidense, testigo privilegiada desde la Estación Espacial Internacional, documentó un evento natural que trasciende fronteras y rutinas (NASA)

La física de las auroras: ciencia y significado

Las auroras —boreales en el hemisferio norte y australes en el sur— son despliegues dinámicos y coloridos provocados por la interacción entre partículas cargadas emitidas por el Sol y el campo magnético terrestre, un proceso explicado por la NASA como clima espacial. El término “aurora” deriva del latín y designa también a la diosa romana del amanecer; “aurora boreal” significa “amanecer del norte”.

De acuerdo con la NASA, el Sol emite de forma continua un flujo de partículas cargadas, denominado viento solar. Cuando estas partículas alcanzan la Tierra, pueden interactuar con la magnetosfera y depositar energía en ella. Si la energía acumulada se libera, precipita hacia la atmósfera y provoca auroras con colores que van del verde al rojo, azul, violeta o rosa. La tonalidad depende del gas afectado y de la altitud: el oxígeno produce verde y rojo, y el nitrógeno, azul y rosa.

El color más típico, el verde, aparece por la excitación del oxígeno a alturas de 100 a 200 kilómetros. A mayor altitud, el oxígeno puede emitir rojo, mientras que el nitrógeno aporta destellos azules o rosados. Según la NASA, estas combinaciones pueden dar como resultado tonalidades púrpuras o incluso blancas.

Las auroras no son exclusivas de la Tierra. Misiones espaciales como Voyager 1, el Hubble Space Telescope, Cassini o MAVEN detectaron auroras en Saturno, Júpiter, Marte y otras atmósferas planetarias, lo que confirma que el fenómeno puede darse en cualquier planeta o luna con atmósfera y campo magnético.

Además, estos espectáculos asombraron a comunidades humanas a lo largo de la historia. Por ejemplo, los inupiat de Alaska las denominan kiuġuyat, según registros etnográficos citados por la NASA.

Los destellos verdes, rojos y
Los destellos verdes, rojos y violetas en la atmósfera se generan cuando partículas solares excitan átomos a diferentes alturas, convirtiendo el cielo en un laboratorio visible de física planetaria (Fuerza Aérea de EE. UU./Aviador superior Joseph P. LeVeille/Folleto vía REUTERS)

Investigación, impacto tecnológico y ciencia ciudadana

La reciente presencia de auroras fuera de las zonas polares —en regiones de Nueva Zelanda, Francia o Estados Unidos— está vinculada, de acuerdo con la NASA, a una fase muy intensa de actividad solar. Las erupciones solares y las eyecciones de masa coronal transportan partículas cargadas que potencian estos fenómenos en latitudes inusuales y con mayor intensidad.

Más allá del espectáculo, las tormentas solares asociadas a las auroras pueden alterar comunicaciones, afectar satélites y causar sobrecalentamientos en redes eléctricas. La NASA subraya la importancia de la vigilancia y la prevención frente a estos posibles efectos tecnológicos.

Para estudiar en detalle las auroras se usan múltiples técnicas, según explica la agencia espacial. Los observatorios terrestres emplean magnetómetros y cámaras de campo amplio para detectar alteraciones en el campo magnético y ver en tiempo real el fenómeno.

Programas como BALBOA lanzan globos científicos a gran altitud, lo que permite observar las auroras con mayor claridad que desde la superficie. También se emplean cohetes sondadores, capaces de acceder a zonas donde ni satélites ni globos pueden operar, con el objetivo de obtener información clave sobre los procesos físicos en juego. Satélites como THEMIS centran su labor en la observación detallada del clima espacial y las auroras.

La vigilancia científica y la
La vigilancia científica y la colaboración global permiten anticipar riesgos tecnológicos, mientras miles de personas aportan sus observaciones en tiempo real para descifrar el misterio de las auroras (JSC/NASA)

La NASA destaca, además, la relevancia de la ciencia ciudadana a través de iniciativas como Aurorasaurus, que permiten a cualquier persona enviar sus avistamientos.

Estos informes, al ser verificados, se convierten en puntos de datos valiosos para modelos científicos y nuevos descubrimientos.

Las auroras simbolizan el lazo entre la Tierra y el Sol, una manifestación natural donde energía y magnetismo se conjugan y que sigue fascinando y conectando a observadores, científicos y entusiastas en todo el mundo.