
El santuario de vida silvestre Kamo, situado en Whangārei, Nueva Zelanda, enfrenta una de las peores crisis financieras de su historia. Las dificultades económicas persistentes han puesto en riesgo la continuidad del parque y, con ello, la vida de sus grandes felinos. El aumento de los costos de mantenimiento y la falta de recursos han obligado a la dirección a considerar medidas extremas.
La noticia de que siete leones ancianos, de entre 18 y 21 años, podrían ser sacrificados había generado una fuerte reacción en la comunidad local y entre antiguos empleados. La directora del parque, Janette Vallance, confirmó que Imvula y Sibili, dos de los leones más longevos, fueron sometidos a eutanasia debido a “graves problemas de salud incurables y cuyo estado se deterioraba”. Además, explicó que la decisión se tomó “con sumo cuidado y consideración” y reconoció el impacto emocional en el equipo: “No quedaban opciones reales. Tanto el personal como yo estamos devastados”.
Eutanasia de leones y futuro incierto
El santuario de Kamo, que actualmente alberga doce leones y un tigre de Bengala, enfrenta un desafío financiero considerable. De acuerdo con el sitio web oficial del parque, el mantenimiento de los grandes felinos implica gastos elevados en alimentación, suplementos, personal especializado, veterinarios y el cuidado de las instalaciones. “Mantener a nuestros extraordinarios y majestuosos grandes felinos en un entorno ideal como un santuario de vida silvestre supone un coste enorme”, mencionaron.

El consumo semanal de carne equivale al de tres vacas, lo que ha llevado al parque a solicitar donaciones y animales no deseados para alimentar a los felinos. “Actualmente, tenemos pocos recursos, por lo que sus donaciones son muy apreciadas”, añadieron en un comunicado oficial.
El futuro de los cinco leones restantes permanece incierto. Aunque en un primer momento se anunció que todos serían sacrificados, Vallance reconoció que existe “un rayo de esperanza”, ya que algunas personas han mostrado interés en adquirir las instalaciones y continuar con el cuidado de los animales.
“Si bien el plazo es corto y la situación sigue siendo incierta, estamos haciendo todo lo posible para explorar esta posibilidad y mantener viva la esperanza”, afirmó la directora. No obstante, advirtió que trasladar a los leones a otro recinto “no era una opción viable ni humana”, debido a la avanzada edad de los animales y la complejidad de sus necesidades.
El Ministerio de Industrias Primarias de Nueva Zelanda (MPI) ha seguido de cerca el proceso. Stuart Anderson, subdirector general de Bioseguridad, indicó a The Guardian que la decisión de sacrificar a los leones corresponde a los propietarios, pero que el “MPI tendrá a un inspector de bienestar animal en las instalaciones para verificar que esto se realice correctamente. Estamos satisfechos de que la operación siga cumpliendo con sus obligaciones de bienestar y contención animal”, aseguró el funcionario.
Historia y controversias del santuario de Kamo

El santuario de Kamo alcanzó una gran popularidad a principios de los 2000 gracias a un programa de televisión protagonizado por su fundador, Craig “el Hombre León” Busch, quien se hizo conocido por su trabajo con grandes felinos. Sin embargo, la fama se vio empañada por controversias relacionadas con el bienestar animal y el estado de las instalaciones.
En 2009, el parque, por entonces llamado Zion Wildlife Gardens, fue escenario de una tragedia cuando un cuidador murió tras ser atacado por un tigre blanco mientras limpiaba su recinto. Este hecho provocó el cierre temporal del recinto por orden del Ministerio de Agricultura y Silvicultura. Tras un juicio, el lugar declaró culpable de cargos de salud y seguridad y debió pagar USD 36.000 en concepto de reparaciones a la familia del trabajador fallecido.
Asimismo, el santuario ha enfrentado múltiples crisis financieras y cambios de propiedad en los últimos años. En 2014, el MPI ordenó su cierre hasta que se modernizaran las instalaciones, lo que mantuvo el parque inactivo durante siete años, hasta su reapertura en 2021. Sin embargo, en 2023 la instalación entró en liquidación involuntaria y, desde agosto de ese año, la propiedad de más de 30 hectáreas está a la venta. Finalmente, el 5 de noviembre confirmaron el cierre definitivo del parque, destacando que los otros cinco leones recibirán un cuidado especial por el momento, pero que no podrán reubicar.
El parque llegó a albergar hasta 33 grandes felinos, incluyendo leones, tigres, leopardos y guepardos. Muchos de estos animales nacieron en el extranjero y llegaron a Nueva Zelanda siendo muy jóvenes. Mientras la comunidad y antiguos empleados mantienen la esperanza de que se encuentre una alternativa para los cinco leones restantes, el futuro de estos animales depende de que surja una solución en el corto plazo que evite su sacrificio definitivo.
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