Cambió la historia y su tumba permanece abandonada en México, rodeada de basura y casi invisible

Los restos de Hernán Cortés están en el olvido. Esta indiferencia, documentada por The New York Times, refleja el profundo rechazo que aún suscita su figura en la sociedad mexicana

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Entre paredes desgastadas y vitrales
Entre paredes desgastadas y vitrales dañados, la iglesia alberga secretos centenarios, testigos mudos del paso del tiempo y del olvido voluntario (Google Maps)

En el corazón del centro histórico de la Ciudad de México, la tumba de Hernán Cortés permanece casi invisible para los transeúntes, rodeada de basura y marcada por el abandono. Aunque el conquistador cambió el rumbo de la historia al derrocar al Imperio azteca hace cinco siglos, su lugar de descanso en la Iglesia de Jesús Nazareno dista mucho del esplendor reservado a otros personajes históricos del país.

Esta indiferencia, documentada por The New York Times, además de reflejar el profundo rechazo que aún suscita la figura de Cortés en la sociedad mexicana, evidencia cómo la conquista de México sigue siendo un tema de disputa y tensión en la memoria colectiva.

El estado actual de la tumba y la iglesia que la alberga es revelador. Las misas rara vez logran llenar más que unos pocos bancos, mientras que los vitrales rotos y la acumulación de desechos en el exterior evidencian el deterioro del recinto. Personas sin hogar utilizan los alrededores para sus necesidades, y la fachada del hospital adyacente, fundado por el propio Cortés, muestra signos claros de falta de recursos.

El legado de Hernán Cortés
El legado de Hernán Cortés permanece como una herida abierta cuya presencia física en la capital mexicana revela divisiones persistentes y un debate sin reconciliación en la memoria nacional (Wikimedia)

Un mural inacabado que representa el Apocalipsis domina el espacio sobre la tumba, sumando un aire inquietante al lugar. El padre Efraín Trejo, responsable de la iglesia, lamenta que la figura de Cortés no reciba una valoración más matizada: “Es completamente injusto cuando la gente juzga la historia con una mirada moderna”, expresó a The New York Times, cuestionando cómo serán juzgadas las generaciones actuales en el futuro.

La indiferencia hacia la tumba de Cortés no es casual. En la plaza frente a la iglesia, activistas pro-cannabis del colectivo La Comuna 420 instalaron una “zona de tolerancia” donde consumen marihuana sin intervención policial, lo que, según el sacerdote, disuade a posibles visitantes por el fuerte olor.

A pocos pasos, vendedores ambulantes ofrecen ropa y comida, ocultando un mural exterior que retrata el legendario encuentro entre Cortés y Moctezuma. Ulises Salomón, un joven vendedor indígena originario de una comunidad triqui del sur de México, nunca entró a la iglesia y resume el sentir de muchos: “Cortés es un insulto para los pueblos originarios”, declaró a The New York Times.

El rechazo social y político hacia Cortés se intensificó en los últimos años. La presidenta Claudia Sheinbaum exigió reiteradamente disculpas a España por los crímenes cometidos durante la conquista, señalando acciones específicas del conquistador, como la ejecución de Cuauhtémoc, el último emperador azteca.

Esta postura, según el historiador Ilán Semo, responde a una corriente de “antigachupinismo”, un sentimiento de animadversión hacia lo español que marcó la política y el arte mexicanos desde la independencia. “La visión predominante sobre Cortés en la cultura popular es que fue malvado, brutal, terrible”, explicó Semo a The New York Times, y añadió que la tumba ni siquiera figura en la mayoría de las guías turísticas, lo que contribuye a su olvido.

La travesía de los huesos
La travesía de los huesos del conquistador, marcados por traslados y escondites, refleja el intento deliberado de diluir su legado en el subsuelo de la Ciudad de México (Google Maps)

Historia y ocultamiento de los restos de Cortés

La historia de los restos de Cortés es tan accidentada como su legado. Tras morir en España en 1547, su familia trasladó sus huesos a México, donde pasaron por varios lugares, incluido un convento y otra iglesia, antes de ser depositados en la Iglesia de Jesús Nazareno, construida como parte de un hospital para soldados españoles.

Durante el siglo XIX, tras la independencia, amenazas de profanación llevaron a ocultar los restos bajo el suelo de la iglesia, con la falsa versión de que habían sido enviados a Italia. No fue hasta 1946 que investigadores hallaron documentos que revelaban su ubicación secreta; al año siguiente, los restos fueron exhumados y colocados en la pared de la iglesia, donde permanecen sellados y protegidos por un simple aviso que prohíbe acercarse demasiado.

Mientras en México la figura de Cortés sigue asociada a la devastación de las sociedades indígenas, en España la percepción es menos severa. El partido Vox exigió en los últimos años que las autoridades mexicanas dignifiquen la tumba y la hagan más accesible, pero la respuesta en México osciló entre la burla y propuestas para trasladar los restos a España. La diferencia de enfoques evidencia cómo la memoria de la conquista y su protagonista principal sigue dividiendo a ambos países.

La figura de Cortés es
La figura de Cortés es motivo de disputas contemporáneas que trascienden la historia, alimentando posturas encontradas y una condena que se renueva con cada generación (Museo Nacional del Prado)

El impacto de este rechazo se extiende a las instituciones vinculadas a Cortés, como el Hospital de Jesús, que aún funciona como organización sin fines de lucro. En su interior, los homenajes al conquistador abundan: un busto de bronce, grandes pinturas y una estatua que lo muestra sosteniendo una maqueta de la iglesia.

Sin embargo, la relación con Cortés dificultó la obtención de fondos, especialmente desde la llegada al poder del partido Morena, que ha hecho de la exigencia de disculpas a España una bandera política. Según Adrián Rivera, contador del hospital, la asociación con el conquistador desalienta a posibles donantes, quienes temen que su apoyo se interprete como un respaldo a la figura de Cortés, lo que termina perjudicando a la institución en la actualidad.