
El ascenso de Lee Jae-myung a la presidencia de Corea del Sur el 3 de junio de 2025 marcó el inicio de una etapa de reformas profundas y reposicionamiento internacional para el país asiático. Tras una crisis política que desembocó en la destitución de su predecesor, Yoon Suk-yeol, Lee asumió el cargo y, en poco más de 100 días, impulsó una serie de medidas destinadas a estabilizar la nación y reactivar su economía, según relató en una entrevista exclusiva con TIME.
El contexto de la llegada de Lee al poder estuvo marcado por el caos institucional. La declaración de ley marcial por parte de Yoon en diciembre de 2024 sumió a Corea del Sur en seis meses de parálisis política, que culminaron con su destitución y la convocatoria de elecciones anticipadas.
Luego de asumir la presidencia, Lee y su equipo encontraron oficinas desordenadas y recursos básicos ausentes, reflejo de la tensión y el desorden heredados. “Fue un periodo muy ocupado y caótico”, reconoció Lee a TIME, aludiendo a la magnitud de los desafíos iniciales.
Medidas inmediatas para la estabilización interna
En respuesta a la crisis interna, el nuevo mandatario implementó medidas para estabilizar la situación. Entre las primeras acciones, impuso un tope de 600 millones de wones (unos USD 430.000) a los créditos hipotecarios para frenar la especulación inmobiliaria en Seúl, una de las ciudades más densamente pobladas del mundo.
Además, promulgó una nueva ley laboral que reduce la responsabilidad legal de los trabajadores en huelga y distribuyó vales de consumo por un total de USD 10.000 millones, con montos entre USD 110 y USD 330 por persona según el nivel de ingresos, para estimular el comercio local. Sobre esto, afirmó: “Uno de mis mayores logros es que la situación política interna de Corea del Sur se ha estabilizado”.
Apuesta por la innovación y el crecimiento tecnológico
El plan de reformas de Lee va más allá de la coyuntura inmediata. Consciente de la pérdida de dinamismo económico —el PIB creció solo un 2% en 2024, menos de la mitad del promedio de Asia-Pacífico—, el presidente incrementó en casi un 20% el gasto en ciencia y tecnología.
Su objetivo es transformar Corea del Sur en una de las tres principales potencias mundiales en inteligencia artificial, para lo cual el gobierno invertirá USD 71.500 millones en los próximos cinco años.
En julio, Tesla firmó un acuerdo de USD 16.500 millones para fabricar chips de IA en la nueva planta de semiconductores de Samsung en Texas, consolidando la apuesta surcoreana por la innovación tecnológica.
Reposicionamiento internacional y nuevas alianzas
En el ámbito internacional, Lee buscó reposicionar a Corea del Sur como un “puente” entre Oriente y Occidente. A diferencia de la tradicional cercanía de su partido con China y la distancia respecto a Japón y Estados Unidos, Lee eligió Tokio como primer destino de su agenda exterior.
Posteriormente, viajó a Washington, donde firmó con el presidente estadounidense Donald Trump una reducción de aranceles del 25% al 15% para los automóviles surcoreanos, a cambio de compromisos de inversión por USD 350.000 millones en Estados Unidos y otras concesiones. Este acuerdo resultó clave para reactivar las exportaciones de automóviles, que en 2024 alcanzaron los USD 34.740 millones hacia el mercado estadounidense, la mitad del total nacional.
La estrategia diplomática de Lee también incluyó un acercamiento a Japón, con la firma de la primera declaración conjunta en 17 años, y una postura pragmática frente a China y Corea del Norte. El presidente surcoreano insistió en la necesidad de mantener la cooperación con Estados Unidos en el nuevo orden global y en las cadenas de suministro, pero sin antagonizar a China.
“Debemos gestionar nuestra relación con China para no provocarlos”, explicó Lee en TIME, advirtiendo sobre el riesgo de que Corea del Sur se convierta en la línea de frente de una confrontación entre bloques rivales.
Desafíos sociales y económicos persistentes
Los desafíos internos persisten y Corea del Sur enfrenta una de las tasas de natalidad más bajas, el mayor índice de suicidios y el desempleo juvenil más alto entre los países desarrollados.
La deuda pública escaló hasta los USD 930.000 millones, lo que genera dudas sobre la viabilidad de los ambiciosos planes tecnológicos del gobierno. Además, el presupuesto del próximo año contempla la adquisición de 150.000 procesadores especializados para IA, aunque la red eléctrica nacional ya muestra signos de saturación.
Por otra parte, las decisiones del mandatario generaron controversia. Fue criticado por indultar a aliados polémicos y por emitir una disculpa formal por el cierre del complejo industrial de Kaesong en 2016, eximiendo a Corea del Norte de responsabilidad, lo que fue interpretado por sectores conservadores como una concesión excesiva al régimen de Kim Jong Un.
Las medidas mencionadas y otras tantas, provocaron una caída en su popularidad, que descendió del 63% en julio al 51% en agosto, aunque posteriormente se recuperó tras el éxito de las negociaciones con Trump.
Trayectoria personal y visión de futuro
El perfil personal de Lee Jae-myung añade una dimensión singular a su liderazgo. Nacido en una familia campesina pobre en el este rural de Corea del Sur, fue el quinto de siete hijos y trabajó desde niño en el campo y en fábricas, donde sufrió un accidente que le dejó una discapacidad permanente.
A pesar de abandonar la escuela a los 13 años, logró ingresar a la facultad de derecho y aprobar el examen nacional de abogacía, especializándose en derechos humanos y laborales antes de iniciar su carrera política como alcalde de Seongnam y gobernador de Gyeonggi. En 2022 perdió la presidencia por un estrecho margen, pero en 2025 alcanzó finalmente el cargo más alto del país.
Perspectivas geopolíticas e incierto equilibrio regional
Las perspectivas para Corea del Sur bajo el mandato de Lee están marcadas por la incertidumbre geopolítica. La relación con Estados Unidos se ha visto tensionada por incidentes como la detención de más de 300 trabajadores surcoreanos en una fábrica de Hyundai-LG en Georgia, mientras que la influencia de China y la imprevisibilidad de Corea del Norte añaden complejidad al panorama.
El presidente surcoreano abogó por una reactivación del diálogo con Pyongyang (Corea del Norte), proponiendo una hoja de ruta en tres etapas —suspensión, reducción y eventual eliminación de armas nucleares— a cambio de un alivio progresivo de las sanciones, aunque expertos y exfuncionarios norcoreanos consultados por TIME consideran improbable una desnuclearización completa.
A pesar de las dificultades, Lee Jae-myung mantiene una visión optimista sobre la capacidad de superación de su país. Inspirado por su propia trayectoria, el presidente surcoreano confía en que la determinación colectiva permitirá que su país avance hacia un futuro más próspero.
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