La impactante operación internacional para salvar el templo de Abu Simbe

La amenaza de la presa de Asuán movilizó recursos inéditos y un esfuerzo colectivo que logró preservar el legado egipcio frente a uno de sus mayores desafíos modernos, según un artículo publicado por National Geographic

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La reubicación de Abu Simbel
La reubicación de Abu Simbel evitó su desaparición bajo las aguas del lago Nasser tras la construcción de la presa de Asuán (REUTERS/Mohamed Abd El Ghany)

El templo de Abu Simbel, esculpido hace más de tres mil años bajo mandato de Ramsés II, constituye uno de los monumentos más impresionantes y reconocibles del Antiguo Egipto.

Su existencia estuvo en peligro durante los años sesenta, cuando la construcción de la presa de Asuán amenazó con sumergirlo bajo las aguas del nuevo lago Nasser, lo que habría supuesto la pérdida irreversible de un patrimonio invaluable para la humanidad.

Un monumento emblemático bajo amenaza

El templo de Abu Simbel fue originalmente construido en la orilla oeste del Nilo, en Nubia, alrededor del año 1265 a.C. Su fachada impacta: cuatro estatuas colosales de Ramsés II, cada una de veinte metros de altura, custodian la entrada, acompañadas por figuras de la reina Nefertari y sus hijos.

Ingenieros suecos diseñaron el traslado
Ingenieros suecos diseñaron el traslado de 265.000 toneladas de roca, seccionando el templo en 1.035 bloques para reconstruirlo fuera del alcance del agua

El interior, decorado con jeroglíficos y relieves, narra victorias militares y muestra el conocimiento astronómico de la civilización egipcia. Un fenómeno único reafirma su importancia: dos veces al año, el 22 de octubre y el 22 de febrero, la luz solar penetra hasta el santuario interior e ilumina las estatuas, incluida la del propio Ramsés II. Este efecto solar, resultado de un diseño meticuloso, convierte a Abu Simbel en un calendario pétreo y en epicentro de poder sagrado y terrenal.

La situación se tornó crítica con el proyecto de la presa de Asuán, destinado a controlar las crecidas del Nilo y generar energía eléctrica. Su construcción generó el lago Nasser, con una longitud de 500 kilómetros, que amenazaba con inundar por completo el valle de Nubia y desaparecer templos históricos como Abu Simbel.

El origen de una cruzada internacional

La alarma mundial ante la inminente desaparición del templo impulsó a la UNESCO a lanzar en 1960 la “Campaña Internacional para Salvar los Monumentos de Nubia”. Esta movilización logró la participación de más de 50 países, que aportaron fondos, tecnología y experiencia científica. El compromiso financiero superó los 80 millones de euros de la época —equivalentes a más de 400 millones de euros actuales—, reflejando la dimensión del desafío y la determinación global para proteger el patrimonio.

El rescate del templo fue
El rescate del templo fue posible gracias a una campaña internacional liderada por la UNESCO y la colaboración de más de 50 países (REUTERS/Mohamed Abd El Ghany)

La campaña no solo abarcó Abu Simbel. Otros templos, como Filae, también se salvaron gracias a la cooperación de especialistas de todo el mundo, quienes enfrentaron retos técnicos y logísticos inéditos en la historia de la arqueología.

Proeza técnica: desmantelamiento y traslado

El mayor desafío consistió en trasladar un templo de 265.000 toneladas excavado en roca. La solución, diseñada por ingenieros suecos de Vattenbyggnadsbyrån, supuso seccionar el santuario en 1.035 bloques de hasta 30 toneladas cada uno, numerarlos, transportarlos y reconstruirlos 65 metros más arriba y 200 metros tierra adentro, fuera del alcance del lago. El proceso se desarrolló entre 1964 y 1968.

La utilización de sierras de alambre de diamante y herramientas neumáticas, junto al extremo cuidado en el ensamblaje —con márgenes de solo cinco milímetros—, permitió mantener la autenticidad y estabilidad del monumento.

La reinauguración de Abu Simbel
La reinauguración de Abu Simbel en 1968 consolidó la cooperación global como herramienta clave para preservar el legado histórico de la humanidad

Un logro crucial consistió en reproducir el fenómeno solar original: los cálculos de orientación permitieron que la luz siga penetrando el santuario e iluminando las estatuas los días previstos, con un margen de error de solo un día. Historia National Geographic subraya que este episodio supuso uno de los mayores hitos de la ingeniería y la cooperación humana.

Un legado para la historia y el futuro

El 22 de septiembre de 1968, Abu Simbel fue reinaugurado en su nueva ubicación, coincidiendo con uno de los días de alineación solar. Su salvamento fue mucho más que preservar una maravilla antigua: inauguró el modelo de protección internacional del patrimonio mundial, inspirando posteriores esfuerzos en sitios emblemáticos de todo el planeta.

La operación encabezada por la UNESCO consolidó el valor universal de la cooperación para proteger monumentos en peligro y renovó la conciencia global sobre la importancia del legado histórico. Abu Simbel permanece como símbolo de la capacidad humana para conjugar tecnología, voluntad política y conciencia cultural en favor de la memoria colectiva.