La falta de aire acondicionado agrava la vulnerabilidad frente a las olas de calor en Europa

El aumento de las temperaturas y la falta de adaptación en regiones vulnerables pusieron en riesgo a miles de personas. MIT Technology Review analizó el fenómeno y cómo impacta en quienes enfrentan condiciones extremas sin acceso a sistemas de refrigeración

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El aire acondicionado se consolida
El aire acondicionado se consolida como herramienta vital para proteger la salud ante olas de calor en Europa (Freepik)

El ascenso de las temperaturas y la insuficiente adaptación en regiones vulnerables de Europa expusieron a las personas a riesgos graves, especialmente a quienes enfrentan condiciones extremas sin acceso a sistemas de refrigeración. Las recientes olas de calor en el viejo continente provocaron miles de muertes, reavivando el debate central sobre el rol del aire acondicionado para la seguridad pública.

Un análisis del MIT Technology Review advirtió que enfocar la crítica únicamente en el consumo energético del aire acondicionado puede desviar la atención del desafío real: el incremento global de las temperaturas y la falta de adaptación en zonas como Europa, donde estos episodios extremos se presentan cada vez con mayor frecuencia.

Vulnerabilidad y cifras alarmantes

En los días finales de junio y principios de julio, Europa registró temperaturas sin precedentes que, según una investigación del World Weather Attribution, provocaron más de 2.300 fallecimientos. De estos, 1.500 se atribuyeron directamente a las consecuencias del cambio climático causado por la actividad humana. Según expertos, sin el calentamiento global, la cifra habría sido menor a 800.

La letalidad de las olas de calor es mayor en regiones donde el aire acondicionado aún es poco frecuente. En muchos países europeos, particularmente en el norte, la climatización es rara. Esta carencia hace a la población vulnerable ante episodios extremos, ya que las estrategias tradicionales —como ventilar o usar ventiladores— no bastan ante este nuevo escenario climático.

El aumento de temperaturas y
El aumento de temperaturas y la falta de adaptación elevaron el riesgo para miles de europeos (EFE)

Transformación climática y uso del aire acondicionado

El aumento de las temperaturas en dicha región es sostenido y no responde a un fenómeno reciente. Según el Met Office británico, la última década se registró 1,24°C más cálida respecto al período 1961-1990, lo que transformó la habitabilidad e hizo que cada vez más hogares se vuelvan incómodos o peligrosamente cálidos.

Las soluciones de antaño, como abrir ventanas o cerrar cortinas, dejaron de ser suficientes. La magnitud del cambio climático en la región exige renovar las medidas para proteger la salud y el bienestar de la población.

Asimismo, el incremento del uso de aire acondicionado generó debates en redes sociales y medios. Sumado a que, con la reciente ola de calor, aumentaron las críticas hacia esta tecnología, con argumentos sobre la necesidad de soportar la incomodidad para reducir el consumo energético.

Sin embargo, persiste una paradoja: la calefacción, que también consume mucha energía, rara vez es objeto de la misma controversia. Ambas tecnologías cumplen roles similares al garantizar el bienestar y la seguridad ante condiciones extremas.

El debate sobre el aire
El debate sobre el aire acondicionado en Europa se intensifica por su consumo energético y su papel en la seguridad pública (Collage Infobae/Canva)

Caso estadounidense: adaptación y contexto

En Estados Unidos, el aire acondicionado es parte esencial del día a día: alrededor del 90% de los hogares cuenta con sistemas de climatización. Según relató Casey Crowhart en su investigación para el MIT Technology Review, en el sureste del país es común que las temperaturas superen los 32°C y la humedad alta hace que la ropa se adhiera al cuerpo al salir.

Bajo estas circunstancias, el calor no solo incomoda, también puede ser un peligro. La exposición prolongada al calor causa golpes de calor y complicaciones cardíacas y renales. Para quienes trabajan o realizan actividades al aire libre, el aire acondicionado es una salvaguarda.

El consumo energético del aire
El consumo energético del aire acondicionado es menor que el de la calefacción cuando se consideran todas las fuentes de energía (Canva)

Riesgos para la salud y sectores vulnerables

Los calores extremos representan un riesgo de salud pública significativo. Además del peligro inmediato de los golpes de calor, la exposición persistente puede afectar funciones orgánicas. Entre los más vulnerables se encuentran personas mayores, niños y quienes padecen enfermedades crónicas.

Así, el aire acondicionado resulta crucial para preservar la vida. Tal como se considera indispensable la calefacción en regiones frías, debería reconocerse la importancia de la refrigeración en zonas donde el calor extremo resulta habitual.

Consumo energético en perspectiva

Uno de los argumentos en contra del aire acondicionado apunta a su elevado consumo eléctrico. Según una investigación compartida en Science Direct, el uso de estos equipos representa aproximadamente el 7% del consumo mundial de electricidad y el 3% de las emisiones mundiales de carbono.

Sin embargo, muchos hogares utilizan gas natural para la calefacción en invierno, un dato que no aparece en las estadísticas eléctricas pero que eleva significativamente el gasto energético total. Esta diferencia permite dimensionar de manera justa el impacto en el balance energético de los hogares y cuestionar la dramatización de la refrigeración.

La raíz del problema es
La raíz del problema es el cambio climático y la falta de adaptación, no el uso del aire acondicionado, según el análisis (Imagen Ilustrativa Infobae)

Adaptación y foco real del debate

La especialista del MIT Technology Review reconoció que el uso excesivo de aire acondicionado puede aumentar la presión sobre las redes eléctricas, pero destacó la necesidad de distinguir entre el abuso por comodidad y el uso responsable para proteger la salud.

El fondo del problema, según el análisis, está en el cambio climático y el aumento global de las temperaturas. La adaptación requerirá planificación energética y nuevas infraestructuras en regiones donde antes no se consideraba necesaria la refrigeración.