Arte y ADN antiguo: cómo lograron recrear el rostro de una mujer que vivió hace 10.500 años con detalles sin precedentes

Una investigación internacional reveló aspectos físicos, simbólicos y culturales de una figura mesolítica gracias al análisis genético y a la colaboración entre ciencia y visualización digital

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La reconstrucción facial de una
La reconstrucción facial de una mujer mesolítica en Bélgica revela nuevos aspectos sobre la apariencia física, los vínculos sociales y la evolución de las primeras poblaciones europeas (Kennis & Kennis Reconstructions)

Un equipo de científicos y artistas logró recrear el rostro de una mujer que vivió hace 10.500 años en el valle del Mosa, en la actual Bélgica. A partir de ADN antiguo extraído de su cráneo, los investigadores desarrollaron una reconstrucción facial que será presentada en una exposición itinerante desde septiembre de 2025.

Según Smithsonian Magazine, la iniciativa ofrece una nueva ventana al pasado y busca conectar la ciencia con la sociedad a través de una votación pública para elegir el nombre de la mujer.

Un hallazgo excepcional en el valle del Mosa

En 1988, un equipo arqueológico localizó restos óseos de varias mujeres en la cueva Margaux, situada cerca de Dinant, en la frontera entre Bélgica y Francia. Según Smithsonian Magazine, los cuerpos estaban enterrados juntos, cubiertos con fragmentos de piedra y ocre, y uno de los cráneos presentaba marcas de cortes realizados después de la muerte, lo que sugiere prácticas funerarias poco comunes para la época.

La utilización prolongada de la cueva como lugar de entierro indica que estos grupos mesolíticos mantenían vínculos simbólicos con ciertos espacios. De acuerdo con Isabelle De Groote, arqueóloga de la Universidad de Gante y líder del proyecto, estas comunidades regresaban regularmente a la cueva, a pesar de su estilo de vida nómada.

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Los entierros femeninos encontrados en la cueva Margaux ofrecen una mirada singular a las costumbres simbólicas de las sociedades prehistóricas del noroeste europeo (Imagen Ilustrativa Infobae)

Ciencia y arte al servicio del pasado

La reconstrucción facial fue realizada por investigadores de la Universidad de Gante en colaboración con los artistas Kennis & Kennis, encargados del modelado tridimensional, y el ilustrador Ulco Glimmerveen, quien desarrolló una escena digital del entorno mesolítico.

Gracias a los avances en secuenciación genética, el equipo logró identificar rasgos físicos precisos: cabello oscuro, ojos azules y una piel más clara que la de otros cazadores-recolectores de Europa occidental.

Además del rostro, se elaboró una representación visual del paisaje del valle del Mosa en aquella época, basada en hallazgos arqueológicos como herramientas de piedra, restos animales y pigmentos naturales.

Además, el análisis de los restos indica que la mujer tenía entre 35 y 60 años al momento de su muerte. Presentaba arcos superciliares marcados y un puente nasal alto. Formaba parte de una población mesolítica asentada en Europa occidental tras la última glaciación.

Modelado tridimensional, ilustración científica y
Modelado tridimensional, ilustración científica y análisis genético convergen en un proyecto que humaniza el pasado remoto mediante tecnología de vanguardia (Ulco Glimmerveen / Department of Archaeology)

Uno de los hallazgos más relevantes, según Smithsonian Magazine, fue la comparación genética con el “Cheddar Man”, esqueleto descubierto en Inglaterra en 1903. Ambos pertenecían al mismo grupo poblacional, aunque la mujer de la cueva Margaux tenía la piel algo más clara. Esto refuerza la hipótesis de una mayor variabilidad en la pigmentación de los primeros europeos.

“Hasta ahora, la mayoría de los hallazgos de esa época indicaban una piel más oscura”, explicó De Groote a The Times. “Esto indica que había una mayor diversidad en la pigmentación de la piel de lo que pensábamos”, agregó.

Vida nómada y prácticas funerarias

Los indicios arqueológicos revelan que estos grupos dependían de los recursos naturales y se desplazaban según su disponibilidad. En el valle del Mosa se hallaron herramientas de piedra, huesos de animales y restos de peces, así como estructuras que sugieren campamentos temporales.

El entierro exclusivamente femenino, junto con el uso de ocre, apunta a rituales funerarios diferenciados y a una organización social compleja. El análisis de ADN antiguo también abre la posibilidad de investigar relaciones de parentesco entre las mujeres halladas y aspectos nutricionales de su dieta, como el consumo de pescado, según Smithsonian Magazine.

Los restos arqueológicos en el
Los restos arqueológicos en el valle del Mosa indican patrones de movilidad estratégica y estructuras sociales que incluían prácticas rituales complejas (Universidad de Gante)

Proyecto ROAM: el origen de los primeros asentamientos

La investigación se enmarca en el proyecto ROAM (Regional Outlook on Ancient Migration), que estudia los movimientos y asentamientos de los primeros humanos modernos en el sur de Bélgica. Según su sitio web, esta etapa es clave para comprender el asentamiento definitivo en el norte de Europa tras la última era glacial.

El equipo de ROAM sostiene que las poblaciones cazadoras-recolectoras previas a la llegada de los agricultores recibieron escasa atención, pese a ser fundamentales para entender la recolonización de Europa septentrional.

La reconstrucción facial será el eje de una exposición itinerante en museos belgas a partir de septiembre de 2025. Como parte de la iniciativa, el público podrá votar entre tres posibles nombres para la mujer, todos inspirados en la geografía local: Margo, Freyà y Mos’anne.

Según Smithsonian Magazine, la convocatoria busca fomentar la participación ciudadana en la difusión del conocimiento histórico y rendir homenaje a una de las primeras mujeres europeas cuyo rostro fue reconstruido con rigor científico y colaboración interdisciplinar.