Un grupo emergente de empresas tecnológicas y startups está impulsando el regreso de los zepelines como una alternativa sostenible hacia un transporte aéreo sustentable. El mundo los había dejado atrás luego del catastrófico accidente del Hindenburg en 1937. Un evento que marcó el fin de una era para estas naves colosales que alguna vez reinaron en los cielos.
Mientras que las aeronaves modernas consumen grandes cantidades de combustible, estos nuevos dirigibles prometen un transporte más económico y menos contaminante para el medioambiente. En ese tono, el medio The Washington Post difundió los avances que buscan revolucionar el sector.
Historia de los dirigibles
El pasado de este transporte se remonta a inicios del siglo XX, cuando estos gigantes del aire surcaban los cielos con un glamur inusitado. Los pasajeros disfrutaban de travesías transatlánticas a bordo de opulentos salones suspendidos bajo enormes globos de hidrógeno.

Eran las aeronaves más grandes jamás construidas por el ser humano. Aunque, el auge de los dirigibles se detuvo bruscamente cuando el Hindenburg, una joya de la era dorada de estos dirigibles, se incendió trágicamente al intentar aterrizar en Nueva Jersey. Aquel desastre marcó el fin de una era.
La percepción pública de estos vehículos aéreos cambió drásticamente, y el desarrollo tecnológico se enfocó en aviones más rápidos y eficientes. Durante décadas, el dirigible quedó relegado a un antecedente histórico.
Un centenar de años después de su auge, un renovado interés por estas magníficas aeronaves emerge bajo el argumento de sostenibilidad ambiental.
Las startups del sector proponen que los zepelines modernos, con su bajo consumo de combustible y menor huella de carbono, pueden ser la respuesta a los desafíos climáticos actuales que enfrenta la industria aeronáutica.

La nueva generación de dirigibles
A la vanguardia de esta revolución verde, empresas como LTA Research, respaldada por Sergey Brin, cofundador de Google, están trabajando en el desarrollo de nuevas versiones de dirigibles. Esta compañía comenzó a probar sus prototipos en antiguos hangares utilizados por la marina en California.
Por la parte de Hybrid Air Vehicles (HAV), con sede en Reino Unido, planea construir más de veinte aeronaves anuales en un futuro cercano. Mientras que la compañía francesa Flying Whales cuenta con el respaldo del gobierno para establecer fábricas en Quebec.
Estos nuevos dirigibles se distinguen de sus antecesores no solo por el uso de helio no inflamable, sino también por su construcción robusta. La transición de estructuras de aluminio y cobre hacia carbono y titanio refuerza la durabilidad y seguridad de estas aeronaves.
El avance de los controles computarizados desplazó completamente los instrumentos rudimentarios del pasado, otorgando a los zepelines modernos la capacidad de maniobrar con precisión.
Un aspecto llamativo es la imponente escala de los dirigibles. LTA Research está trabajando en su Pathfinder 1, un prototipo de 120 metros de largo –el avión más grande del mundo en la actualidad– para luego producir una versión comercial aún mayor.

HAV, por su parte, desarrolla un modelo de 90 metros capaz de transportar 11 toneladas de carga o hasta 100 pasajeros, mientras que Flying Whales planea lanzar un dirigible de 180 metros con capacidad para 60 toneladas.
Aplicaciones comerciales y casos de uso
El éxito de esta nueva era de zepelines dependerá en gran medida de su capacidad para encontrar su lugar en el competitivo mercado del transporte aéreo. En palabras del cofundador de Anumá Aerospace, Diana Little, los dirigibles ofrecen una alternativa entre el transporte rápido y caro, y el barato pero lento.
Diseñados para alcanzar velocidades de hasta 130 kilómetros por hora, estos dirigibles superan a los camiones en tránsito, aunque siguen siendo significativamente más lentos que los aviones comerciales.
Sin embargo, no todos los envíos de carga deben trasladarse a velocidades de jet, especialmente aquellos de gran volumen o hacia regiones remotas sin acceso a carreteras o pistas de aterrizaje.

Los zepelines representan una oportunidad para llevar adelante transportes más limpios. Además, la posibilidad de realizar vuelos turísticos podría capitalizarse comercialmente, donde la experiencia de volar en un zepelín sería el atractivo principal.
Infraestructura y limitaciones operativas
A pesar de sus ventajas, estos vehículos aún enfrentan desafíos significativos asociados con la infraestructura. No necesitan pistas de aterrizaje convencionales, pero sí requieren amplios espacios abiertos o mástiles de sujeción para realizar sus maniobras.
Además, deben operar a una distancia razonable de sus hangares especializados, que son enormes instalaciones con techo tan alto que permiten la formación de niebla en su interior.
John J. Geoghegan, autor e historiador de zepelines, advirtió que “queda por ver si el mercado es suficientemente grande” para sostener este renacer de las aeronaves nostálgicas. Su éxito dependerá de la viabilidad económica de los nichos de mercado que estos nuevos dirigibles logren capturar.
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