
El transporte aéreo, símbolo de modernidad y globalización, puede convertirse en un desafío logístico y emocional cuando ciertos pasajeros adoptan comportamientos incómodos o disruptivos.
En una columna en The Telegraph la ex azafata Paula Gaham, experta en aviación, industria aérea, pasajeros, etiqueta del prestigioso medio británico, describe con humor las conductas más irritantes que observó regularmente en los vuelos.
A través de experiencias personales, destaca cómo estos comportamientos afectan la dinámica de un espacio donde la colaboración y el respeto son fundamentales.

1. Los “ocupas de asiento”
Uno de los incidentes más recurrentes y frustrantes para el personal son los llamados “ocupas de asiento”. Estas personas ocupan deliberadamente asientos que no les corresponden con la esperanza de que nadie reclame su lugar.
En una anécdota reciente, una asistente de vuelo relata cómo un hombre se instaló en su asiento asignado y, pese a ser corregido, insistió varias veces en que estaba en lo correcto. Aunque este comportamiento puede parecer trivial, genera incomodidades innecesarias y refleja una falta de consideración por las reglas básicas de convivencia.
2. Yoga en la cocina
Un comportamiento inesperado, pero cada vez más frecuente, es el de quienes utilizan los pasillos o las cocinas del avión para practicar yoga. Según el artículo, este grupo está compuesto principalmente por mujeres jóvenes que, vestidas con ropa deportiva, ven en los vuelos largos una oportunidad para realizar poses como el “perro boca abajo”.
Para el personal de cabina, esta práctica no solo interfiere con su espacio de trabajo, sino que también demuestra una clara falta de empatía hacia quienes intentan cumplir con sus funciones en un ambiente reducido.
3. Conversadores en la cocina
Algunos pasajeros creen, erróneamente, que el personal de vuelo disfruta de largas conversaciones con ellos en las áreas de descanso conocidas como galley. Aunque estas charlas pueden empezar con amabilidad, a menudo se extienden mucho más de lo deseado.
“El tiempo que tenemos para tomar una taza de té o leer una revista es sagrado”, afirma la autora del texto, quien destaca que, lejos de ser solitarios, los asistentes valoran esos breves momentos de desconexión tras largas horas de servicio.
4. “Yo vuelo más que vos”
Entre los pasajeros más irritantes, también se encuentran aquellos que presumen de su experiencia como viajeros frecuentes.
Según detalló el medio, estas personas, generalmente hombres mayores, suelen afirmar que vuelan más que los propios asistentes de vuelo. La profesional desmintió esta afirmación, subrayando que, a menos de que alguien tome múltiples vuelos diarios, es poco probable que supere las horas de vuelo acumuladas por el personal de cabina.
5. Ladrones de comida
En un entorno donde los recursos son limitados, algunos pasajeros sienten que tienen derecho a tomar alimentos destinados al personal de cabina. Una experiencia narrada ilustra cómo una mujer tomó sin permiso un paquete de golosinas que la tripulación había dejado en el mostrador.
Según TheTelegraph, este tipo de comportamientos, aunque puedan parecer insignificantes, reflejan una falta de respeto hacia las necesidades del equipo que trabaja para garantizar un vuelo seguro y cómodo para todos.
6. El síndrome del pasajero especial
Finalmente, la asistente de vuelo mencionó a los pasajeros que, creyéndose excepcionales, ignoran las normas básicas de convivencia a bordo. Según su columna en ele medio británico, estas personas suelen dejar sus bandejas y restos de comida en el área de la cocina, bajo la falsa impresión de que están ayudando al personal.

Sin embargo, este comportamiento solo genera desorden y retrasa las tareas de limpieza, complicando el trabajo de la tripulación. La profesional calificó esta actitud como un ejemplo de “especialitis”, una condición que afecta a quienes se consideran más importantes que el resto de los pasajeros.
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