
Los vínculos entre Felipe Calderón y Genaro García Luna, quien fuera su secretario de Seguridad Pública, son muy estrechos aunque el ex presidente se niegue a reconocerlo.
De acuerdo con una columna de la periodista Anabel Hernández publicada en Deutsche Welle, quien lleva 15 años investigando al cartel de Sinaloa, y en ese largo camino aparecieron los nombres del entonces presidente Calderón Hinojosa, de su secretario de Gobernación Juan Camilio Mouriño -muerto en 2008 cuando el avión donde viajaba explotó en el aire- y el de García Luna, quienes estaban pactando con la organización que lideraba Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Ahora, Calderón se deslinda de García Luna. Dice que nunca supo de sus vínculos con el narcotráfico. Y el gobierno de López Obrador refiere que sólo investigará a Calderón si la voluntad popular se lo pide.
De acuerdo con la periodista, la realidad es que lo que ha unido a Calderón Hinojosa y García Luna es un vínculo personal y profesional indisoluble. Una amalgama hecha de complicidad privada y en el ámbito público.

Los militares lo hicieron no solo para que García Luna no tuviera ningún tipo de espacio en la nueva administración, sino para que se le investigara. Además, sobre García Luna pesaban acusaciones acumuladas en expedientes judiciales por sus vínculos con bandas de secuestro, y su ineficacia como servidor público frente a la extinta Agencia Federal de Investigación (AFI).
Para su sorpresa, Calderón no investigó a García Luna sino que lo nombró responsable de la seguridad de todo el país, le dio mas poder, más elementos y más presupuesto. Lo que los militares no sabían es que la AFI había ayudado a la campaña presidencial de Calderón a espiar a sus enemigos dentro de su partido político y a su contrincante Andrés Manuel López Obrador quien encabezaba las encuestas de preferencia electoral en los comicios del 2006.
Mouriño fue un factor muy importante en la decisión, pero además de él hubo otras dos personas que recomendaron ampliamente a García Luna con Calderón: Jorge Enrique Tello Peón, quien trabajaba entonces para CEMEX, una de las empresas de cemento más importantes de América Latina, el ‘padrino’ de García Luna en el ámbito del sector público. Fue Tello Peón su primer jefe en la carrera profesional del policía corrupto en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari cuando entró a trabajar al Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN).
Calderón habría ofrecido el cargo de titular de la SSP a Tello Peón, pero como éste estaba enfermo recomendó amplísimamente a su pupilo García Luna. Años después, en una conversación entre el general Mario Arturo Acosta Chaparro con Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”, miembro de la cúpula del cartel de Sinaloa, este habría contado que Tello Peón fue uno de los funcionarios públicos que le facilitó el escape de la prisión de máxima seguridad en Puente Grande Jalisco en enero de 2001, con la ayuda de García Luna.
Y otro hombre clave, cuya amistad con García Luna era profunda, larga, importante: Héctor Slim Seade, entonces director de la compañía telefónica más importante de México, TELMEX, sobrino de quien entonces era el segundo hombre más rico del mundo: Carlos Slim.
Héctor era hijo de Julián Slim, quien había sido policía -como García Luna- en la históricamente corrupta Dirección Federal de Seguridad (DFS). Era tal el vínculo entre el poderoso sobrino de Slim y García Luna que éste último le dedicó un libro que publicó en 2006 y titulado “¿Por qué 1661 corporaciones de policía no bastan?”
“Al licenciado Héctor Slim Seade, por su amistad, su apoyo; por todos los conocimientos, experiencias profesionales y personales compartidas”, dice textualmente la dedicatoria.

Luego de la detención de García Luna, ninguno de los dos empresarios ha emitido alguna opinión, como si no lo hubieran conocido nunca, cuando TELMEX fue uno de los principales proveedores de la SSP en los tiempos del ahora apresado en Estados Unidos.
Además, García Luna comenzó a contratar gente de TELMEX en su equipo más cercano en la SSP, dependencia que, de acuerdo a la información que tiene el gobierno de la Casa Blanca, trabajaba prolíficamente con el cartel de Sinaloa, al menos los funcionarios de más alto rango y los más cercanos al super policía calderonista.
En poco tiempo los tres, Calderón, Mouriño y García Luna establecieron una relación muy personal, íntima. El presidente mandó a hacer una remodelación en la casa presidencial conocida como Los Pinos y construyó un bar solo para hombres de su equipo. Ahí se reunían los tres, de acuerdo a testigos presenciales. En los jardines de Los Pinos participaban en informales partidos de futbol e incluso jugaban Gotcha escondiéndose juguetones entre la foresta.
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