
Un estudio reciente identificó una aceleración notable en la frecuencia y el costo de los incendios forestales a nivel mundial durante la última década. Este fenómeno afecta principalmente a regiones vulnerables y densamente pobladas, causa daños en ecosistemas naturales, infraestructura y economía, y produce pérdidas humanas. El trabajo, realizado por investigadores de laUniversidad de Tasmania, que abarca el período entre 1980 y 2023, señala que casi la mitad de los eventos más graves tuvieron lugar en los últimos diez años.
Según la información presentada por la revista Science, el panorama global de los incendios forestales —una amenaza antigua para la humanidad— cambió de manera significativa desde 1980. Aunque los incendios existieron desde siempre, la escala y el impacto de estos desastres crecieron en un nivel sin precedentes en los últimos años. El estudio recopila datos de bases globales sobre desastres y revela un aumento dramático tanto en la frecuencia como en los costos asociados a estos eventos.

De acuerdo con el estudio liderado por Calum Cunningham, alrededor del 43% de los 200 incendios forestales más devastadores de los últimos 44 años se concentraron en la última década. Además, los grandes desastres económicos por incendios se cuadruplicaron desde 1980 y los episodios fatales triplicaron su incidencia. El informe remarca que la tendencia se intensificó especialmente a partir de 2015, un punto de inflexión para los registros mundiales.
Según los especialistas, tres factores principales explican el aumento de los incendios forestales y su daño creciente. Por un lado, las condiciones climáticas extremas impulsadas por el cambio climático provocan temporadas con mayor riesgo de fuego. Por otro lado, la expansión de la urbanización sobre áreas forestales genera una interacción peligrosa entre personas, infraestructura y vegetación. Además, las políticas de supresión de incendios, pensadas para proteger los recursos, facilitaron la acumulación de material combustible, listo para arder de forma intensa durante episodios críticos.
El estudio menciona biomas especialmente afectados: bosques mediterráneos, templados de coníferas y boreales, zonas que comparten una proporción importante de los grandes siniestros recientes. Estas áreas presentan condiciones que favorecen la rápida propagación del fuego y suelen localizarse cerca de ciudades u otras zonas urbanas. Los márgenes de las áreas metropolitanas también experimentan consecuencias económicas elevadas debido a la presencia de infraestructura valiosa en riesgo.
Además, según la investigación difundida en Science, regiones que antes no presentaban antecedentes de grandes incendios forestales ahora sufren impactos importantes. Las zonas con alta densidad habitacional, especialmente cuando se encuentran en contacto con áreas boscosas, enfrentan un riesgo superior. Esta proximidad potencia la vulnerabilidad a los desastres, dificulta el control del fuego y aumenta las pérdidas financieras y sociales.
De acuerdo con los autores del trabajo citado por Noticias Ambientales, la falta de una base de datos sistemática hasta el momento limitó la comprensión global sobre la magnitud del problema. Para solucionar esta carencia, el equipo de trabajo integró dos fuentes principales: el servicio NatCatSERVICE de Munich Re, que recopila incidentes asegurados o reasegurados, y la base global de eventos de emergencia EM-DAT, de acceso libre. Este cruce de datos permitió identificar los episodios con mayor costo humano (diez o más fallecidos) y económico (eventos que figuran entre las 200 pérdidas más importantes relativas al PBI nacional).

Mediante el análisis conjunto de estas bases, los investigadores demostraron que los incendios forestales se volvieron un factor de riesgo global en ascenso. Las consecuencias trascienden la afectación ambiental e incluyen repercusiones considerables en la economía, los sistemas de salud y la vida cotidiana de las poblaciones que residen en áreas cercanas a los bosques. El trabajo pone de manifiesto la urgencia de adoptar nuevas estrategias de prevención, monitoreo y manejo de emergencias.
En conclusión, los datos muestran que el riesgo por incendios forestales ya no se limita a zonas aisladas ni a periodos excepcionales. El aumento de la frecuencia, el costo y la extensión de estos eventos representa un desafío que exige mayor preparación y cooperación internacional. Los expertos coinciden: la adaptación al nuevo escenario depende de políticas públicas actualizadas, mejoras en la gestión territorial y una vigilancia científica constante sobre los factores que contribuyen al crecimiento del fenómeno.
La inquietud por las consecuencias de los incendios forestales cobra fuerza con las cifras recientes. La evidencia sugiere que las comunidades y los gobiernos deben actuar sin demora, tanto en la reducción de riesgos como en la respuesta ante emergencias. Solo así se podrá mitigar el avance de este problema, que deja consecuencias sociales, económicas y ecológicas en diversas partes del planeta.
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