
La plantación de cercos vivos en tierras agrícolas de Inglaterra se convirtió en una estrategia esencial para mejorar la calidad del suelo y reducir los efectos del cambio climático.
Un estudio reciente realizado por la Universidad de Leeds demuestra que los suelos bajo los cercos vivos almacenan de media 40 toneladas más de carbono por hectárea que los campos de pasto cercanos.
Este hallazgo, según los investigadores, subraya el papel crucial de los cercos en la salud ambiental, destacando sus beneficios no solo para el almacenamiento de carbono, sino también para la biodiversidad y la conectividad ecológica.
Beneficios ambientales de los cercos vivos
Además de su contribución al almacenamiento de carbono, los cercos vivos desempeñan un papel vital en la conservación de la biodiversidad. La Universidad afirma que actúan como corredores ecológicos que conectan hábitats vitales dentro de las áreas de cultivo, ofreciendo refugio y alimento para una variedad de especies.
Estos beneficios ecológicos se suman a las ventajas funcionales para los agricultores, quienes también aprovechan la sombra y protección que los cercos proporcionan a su ganado.
Según el estudio, estas características convierten a los cercos en una solución integral para mejorar la sostenibilidad agrícola y la salud ambiental de las tierras de cultivo en Inglaterra.

Compromisos gubernamentales y legislación
El gobierno del Reino Unido reconoció la importancia de los cercos vivos como herramienta para la reducción de las emisiones de carbono y la protección de la biodiversidad. En este sentido, se adoptaron varias políticas que fomentan su plantación y gestión adecuada.
En 2024, el gobierno implementó una legislación que establece un “margen de protección” de dos metros alrededor de los cercos donde está prohibido el uso de pesticidas y fertilizantes, además de prohibir su corte durante los meses de verano.
Estas medidas son parte de un plan más amplio para plantar 72,500 kilómetros de cercos a lo largo de Inglaterra antes de 2050, con el objetivo de aumentar la captura de carbono y promover una agricultura más sostenible, según informó la Universidad de Leeds.

Impacto del estudio y la necesidad de proteger los cercos existentes
El estudio realizado por la Universidad es pionero al mostrar que el aumento en el almacenamiento de carbono bajo los cercos es consistente en todo el país, independientemente de las diferencias climáticas o de tipo de suelo.
La doctora Sofia Biffi, investigadora en ecosistemas agrícolas de la universidad, destacó que los resultados evidencian cómo la plantación de cercos vivos puede tener un impacto positivo en la salud del suelo y en la captura de carbono a nivel nacional.
Sin embargo, Biffi también alertó sobre la importancia de proteger los cercos existentes, ya que el carbono almacenado en el suelo es susceptible a la descomposición si los cercos son eliminados, tal como afirmó en la publicación de la investigación.

Perspectivas de los agricultores sobre la plantación de cercos
Los agricultores comenzaron a reconocer los múltiples beneficios de los cercos vivos. James Robinson, agricultor lechero de Cumbria y presidente de la Red de Agricultura Amigable con la Naturaleza, resaltó cómo la plantación de cercos contribuye a la salud del ganado, la protección de cultivos y la mejora de la bioseguridad.
Según Robinson, los cercos deberían considerarse un activo invaluable para los paisajes rurales y, si se gestionan adecuadamente, pueden convertirse en una característica permanente de las explotaciones agrícolas, como él mismo afirmó en un comunicado de la universidad.
Metodología y resultados del estudio
El equipo de la Universidad de Leeds realizó un exhaustivo análisis de suelos en nueve granjas distribuidas en cinco regiones de Inglaterra, con el fin de comparar los niveles de carbono, nitrógeno, pH y humedad entre los suelos bajo los cercos y los suelos de los campos de pasto cercanos.
Los resultados indicaron que los cercos almacenan más carbono debido a la acumulación de materia orgánica, como hojas caídas y raíces. Los cercos más antiguos demostraron ser más eficaces en almacenar carbono, aunque se identificó un límite en la cantidad que los cercos pueden retener.
La profesora Pippa Chapman, coautora del estudio y presidenta de Bioquímica en la Universidad de Leeds, explicó también que es fundamental no solo plantar nuevos cercos, sino también proteger los existentes.

Perspectivas a futuro y desafíos en la gestión de los cercos vivos
Los investigadores aseguran que los cercos vivos también representan una herramienta fundamental en la lucha contra el cambio climático al aumentar el almacenamiento de carbono en los suelos.
Según el estudio de la Universidad de Leeds, se proporciona evidencia científica sólida sobre los beneficios de esta práctica, lo que refuerza la necesidad de políticas gubernamentales que apoyen la plantación y protección de los cercos.
Chapman, concluyó afirmando que la colaboración entre el gobierno y los agricultores será clave para asegurar que los cercos se mantengan como una característica permanente del paisaje rural y sigan contribuyendo a la sostenibilidad ambiental en el futuro.
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