
Muchas personas buscan cuidar su salud al elegir productos sin azúcar. Sin embargo, científicos de China detectaron que el aspartamo, uno de los edulcorantes más usados, podría estar vinculado a cambios dañinos en el corazón.
El hallazgo fue publicado en la revista Chemico Biological Interactions y muestra que el aspartamo afecta genes y proteínas que protegen el sistema cardiovascular.

“El aspartamo puede promover la patogenia de enfermedad coronaria al alterar la homeostasis cardiovascular por acciones sobre múltiples blancos, incluidos inflamación, desregulación metabólica y remodelación vascular”, afirmaron los investigadores Ming Xia, Xiaoli Liu, Kun Wang, Boping Liang y Peilin Xiao.
Los autores trabajan en los departamentos de Cardiología del Segundo Hospital Afiliado de la Universidad Médica de Chongqing y del Hospital Central de Qianjiang, en China.
Las simulaciones digitales del equipo indicaron que el aspartamo impacta vías de inflamación y metabolismo de grasas. Así, la seguridad de este aditivo, presente en miles de alimentos, está cuestionada.
Aspartamo: interrogante en la vida diaria

El aspartamo endulza refrescos, golosinas, pastillas y medicamentos. Es hasta 200 veces más dulce que el azúcar, lo que explica su presencia en miles de productos bajos en calorías.
Su uso masivo busca combatir el sobrepeso y las enfermedades derivadas del exceso de azúcar. Instituciones como la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria aprobaron su utilización con límites definidos.
A pesar de esa autorización, existen estudios en animales que lo vinculan con alteraciones metabólicas y cambios en órganos clave. En los seres humanos, los datos aún resultan limitados y la ciencia debate sus riesgos.
Un estudio experimental publicado en la revista Cell Metabolism en mayo de 2025 y liderado por el doctor Yihai Cao, profesor del Instituto Karolinska, Suecia, en colaboración con expertos de Estados Unidos y China, analizó los efectos del aspartamo en ratones alimentados con una dieta rica en grasas. Los resultados mostraron que el consumo de este edulcorante artificial se asoció con un aumento en los niveles de insulina, inflamación en los vasos sanguíneos y acumulación de placas grasas en las arterias, lo que sugirió un posible vínculo con la aterosclerosis y un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Algunos trabajos sugieren que el aspartamo puede alterar el manejo de grasas y aumentar el daño oxidativo en las células. También se observó que en ambientes alcalinos genera compuestos con acciones nocivas para la salud.
El interés crece porque los edulcorantes no calóricos se asociaron en algunos casos a una mayor incidencia de enfermedad coronaria.
Por eso, al tener en cuenta estudios previos, los investigadores chinos buscaron esclarecer cómo interactúa el aspartamo con los mecanismos propios del cuerpo, a nivel molecular.
Lo que la ciencia encontró sobre el aspartamo

El equipo de investigadores utilizó métodos computacionales modernos para prever el comportamiento del aspartamo en células humanas.
Quisieron anticipar riesgos de toxicidad y eligieron plataformas como ProTox y ADMETlab para modelar efectos moleculares.
Los resultados advirtieron: La amenaza posible más relevante es la cardiotoxicidad del aspartamo. Es decir, podría dañar el corazón o los vasos sanguíneos de distintas maneras.
Detectaron 216 genes que podrían alterarse con la presencia del aspartamo. Entre ellos, identificaron diez que participan en inflamación, metabolismo de lípidos y cuidado del sistema vascular.

Las pruebas mostraron que el endulzante se enlaza muy bien a proteínas como PTGS2, TNF y PPARGC1A. Todas ellas participan de mecanismos esenciales para la salud cardiovascular y el manejo de grasas.
Las vías más sensibles al aspartamo resultaron aquellas del metabolismo lipídico, la respuesta inmune y la resistencia a la insulina. Estas funciones intervienen en la formación de placas en las arterias y el desarrollo de enfermedades cardíacas.
“Los hallazgos proporcionan evidencia molecular para reconsiderar el perfil de seguridad del aspartamo”, afirmaron. Esto refuerza la sospecha de posibles riesgos en su consumo habitual.

En sus simulaciones, observaron mayor generación de radicales libres y actividad de células inmunes. Ambos factores incrementan el peligro de lesiones en arterias y riesgo cardíaco.
El vínculo constante entre aspartamo y proteínas clave se mantuvo en cada análisis informático. Esto sugiere una interacción estable que podría tener repercusiones en la salud, según la observación científica.
Lo que sigue para el aspartamo

Los investigadores recomendaron validar estos resultados en experimentos de laboratorio y en modelos vivos.
Aclararon que “como análisis completamente in silico, nuestros resultados no cuentan con validación experimental en modelos celulares o animales.”
Reconocieron que las simulaciones no sustituyen la complejidad del cuerpo humano. Consideraron esencial profundizar con ensayos reales adaptados a diferentes grupos de personas.

El trabajo aconsejó mantener el control sobre el consumo masivo de aspartamo, especialmente en individuos vulnerables. Ofrecieron su marco teórico para orientar futuras investigaciones concretas.
Por ahora, las dudas persisten y la seguridad del aspartamo sigue bajo vigilancia internacional. La ciencia apuesta a descubrir si esos riesgos predichos se confirman con nuevos estudios.
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