Guiados por el sol y las estrellas, la travesía que revivió un viaje oceánico de hace 30.000 años

Una expedición experimental reveló que comunidades paleolíticas comprendían patrones oceánicos y navegación ambiental, lo que permitió viajes dirigidos entre archipiélagos lejanos, según un estudio en Science Advances citado por Muy Interesante

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La travesía paleolítica entre Taiwán
La travesía paleolítica entre Taiwán y Japón revela la sofisticación de los primeros migrantes del Pacífico (Imagen Ilustrativa Infobae)

Hace 30.000 años, un grupo de humanos cruzó el océano entre Taiwán y Japón, desafiando la poderosa corriente Kuroshio sin brújulas, mapas ni velas. En 2019, un equipo internacional de científicos y navegantes recreó esta travesía utilizando solo herramientas y técnicas del Paleolítico.

El experimento, respaldado por simulaciones computacionales avanzadas, demostró la viabilidad técnica de la travesía, mostrando la sofisticación y planificación de las migraciones humanas en el Pacífico occidental. Según informó Muy Interesante, este análisis, publicado en Science Advances en 2025, refuerza la idea de migraciones intencionales y no accidentales.

El experimento de 2019: una canoa, cinco tripulantes y el océano

En 2019, los arqueólogos Yousuke Kaifu y Yu-Lin Chang lideraron un equipo que construyó una canoa de 7,5 metros a partir de un tronco de cedro japonés, utilizando herramientas de piedra de hace 30.000 años. Cinco personas —cuatro hombres y una mujer— partieron de la costa este de Taiwán con destino a la isla de Yonaguni, en Japón, recorriendo 225 kilómetros en 45 horas y 10 minutos, sin instrumentos modernos de navegación.

Un experimento en 2019 demuestra
Un experimento en 2019 demuestra la viabilidad técnica de la migración humana entre Taiwán y Yonaguni hace 30.000 años (kahaku.go.jp)

Utilizaron el sol, las estrellas y las olas para orientarse. El éxito del viaje demostró la resistencia de la canoa frente a la corriente Kuroshio, y el conocimiento y la estrategia necesarios para realizar esta travesía.

Para respaldar los resultados, el equipo realizó simulaciones por ordenador utilizando modelos oceánicos avanzados. Estos modelos permitieron analizar variables como el punto de partida y el ángulo de remado, revelando que partir desde el norte de Taiwán ofrecía más probabilidades de éxito: remar ligeramente hacia el sureste, en lugar de seguir una línea recta hacia el noreste, era crucial para contrarrestar la corriente Kuroshio.

Estrategias de navegación en el Paleolítico

El estudio también destaca que la navegación exitosa no dependía del azar, sino de una estrategia basada en un profundo conocimiento del océano. Las comunidades paleolíticas que habitaban Taiwán probablemente realizaban salidas regulares de pesca en pequeñas embarcaciones, lo que les permitió observar las corrientes y desarrollar técnicas de navegación rudimentarias pero efectivas. Según Kaifu, los navegantes “podrían haber acumulado conocimiento sobre las corrientes marinas a través de la experiencia con embarcaciones de pesca”.

Las migraciones entre Taiwán y
Las migraciones entre Taiwán y las islas Ryukyu eran mayormente unidireccionales y sin expectativas de retorno (kahaku.go.jp)

El éxito del experimento refuerza la idea de que los Homo sapiens del Paleolítico tenían una notable capacidad de observación y una inteligencia práctica avanzada, esenciales para sobrevivir en entornos desconocidos.

Uno de los hallazgos más importantes del estudio es el rechazo de la idea de migraciones accidentales. Los resultados sugieren que las travesías entre Taiwán y las islas Ryukyu no fueron producto de la deriva de las corrientes, sino de decisiones conscientes y estrategias bien planificadas. Los grupos humanos aplicaron conocimientos y técnicas de navegación adaptadas a las condiciones del océano para emprender estas largas travesías.

Un viaje sin retorno: la dimensión humana de la migración

La investigación también revela que las migraciones desde Taiwán hacia Yonaguni eran mayormente unidireccionales. Aunque teóricamente sería posible regresar navegando hacia el sur de la Kuroshio, “tal plan no podía ejecutarse sin un conocimiento detallado del patrón de flujo”.

La investigación resalta la capacidad
La investigación resalta la capacidad de adaptación y exploración de los primeros humanos en el Pacífico occidental (kahaku.go.jp)

Quienes se aventuraban a cruzar el océano lo hacían sin expectativas realistas de regresar, lo que añade una dimensión humana a estas migraciones, impulsadas por factores como conflictos, escasez de recursos o el deseo de exploración.

Las simulaciones mostraron que ajustar la dirección hacia el sureste aumentaba las probabilidades de llegar a Yonaguni en menos de 43 horas, demostrando cómo las decisiones estratégicas pudieron haber facilitado la colonización de islas remotas.

El estudio sobre la migración paleolítica entre Taiwán y las islas Ryukyu resalta la capacidad de adaptación y exploración de Homo sapiens. Enfrentados a un entorno desconocido, estos grupos humanos desarrollaron tecnologías y estrategias para conquistar nuevos territorios.