Un aumento en los casos de infecciones cerebrales causadas por la ameba Naegleria fowleri, conocida como la “ameba come cerebros”, ha generado preocupación en la comunidad científica global.
Según informó National Geographic, en los primeros meses de 2024, el estado de Kerala, en el sur de la India, reportó 15 casos de meningoencefalitis amebiana primaria (PAM, por sus siglas en inglés), una cifra significativamente mayor en comparación con años anteriores, cuando se registraba aproximadamente un caso anual.
Este incremento coincide con un patrón global de expansión de la ameba, impulsado por factores como el cambio climático y el aumento de temperaturas.
La Naegleria fowleri es un organismo microscópico que prospera en aguas dulces cálidas y mal tratadas, como lagos, estanques, piscinas y aguas termales.
La infección ocurre cuando el agua contaminada entra por la nariz, permitiendo que viaje hacia el cerebro a través del nervio olfativo. Una vez allí, destruye el tejido cerebral, causando síntomas como fiebre, cefalea intensa, rigidez en el cuello, alucinaciones y, en la mayoría de los casos, la muerte.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, la tasa de letalidad de la PAM supera el 97%, con solo cuatro sobrevivientes entre los 152 casos registrados en ese país desde 1962.
El impacto del cambio climático en la propagación de la Naegleria fowleri ha sido destacado por múltiples estudios.

Según un informe oficial, las infecciones por esta ameba están aumentando en el norte de Estados Unidos, una región donde anteriormente no se habían documentado casos.
Yun Shen, profesora adjunta de Ingeniería Química y Medioambiental en la Universidad de California en Riverside, explicó que las temperaturas más cálidas no solo favorecen la supervivencia y el crecimiento de la ameba, sino que también incrementan el riesgo de exposición debido a un mayor número de actividades recreativas en el agua durante los meses calurosos.
El caso de Kerala ilustra la gravedad de la situación. Entre las víctimas recientes se encuentran un niño de 14 años que nadó en un estanque, una niña de 13 años que se sumergió en una piscina durante una excursión escolar y una niña de cinco años que jugaba en un río cercano a su hogar.
Además, un hombre de 27 años murió tras haber estado en contacto con un estanque contaminado. Según contó a National Geographic, Aravind Reghukumar, jefe del departamento de enfermedades infecciosas del Colegio Médico Gubernamental de Kerala, el diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno son cruciales para mejorar las posibilidades de supervivencia, aunque la detección sigue siendo un desafío significativo.

En India, solo el 30% de los casos de PAM son diagnosticados, mientras que el 70% permanecen sin identificar.
La dificultad para diagnosticar la PAM radica en la similitud de sus síntomas con otras enfermedades, como la meningitis bacteriana o la gripe.
Según explicó a National Geographic Karen Towne, profesora clínica asociada de enfermería en la Universidad de Mount Union en Ohio, la mayoría de los casos se producen en niños y adultos jóvenes que han tenido contacto reciente con agua dulce no tratada.
Además, el diagnóstico suele realizarse post mortem, lo que limita las posibilidades de intervención médica. Leigha Stahl, microbióloga de la Universidad de Alabama, señaló al mismo medio, que la ameba no solo causa daños directos al alimentarse de las células cerebrales, sino que también desencadena una respuesta inmunitaria que provoca inflamación cerebral, lo que puede ser fatal.
El cambio climático no solo está ampliando el rango geográfico de la Naegleria fowleri, sino que también está creando condiciones ideales para su proliferación.
Según Jacob Lorenzo-Morales, catedrático de parasitología y director del Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias, esta ameba prospera en temperaturas entre 30 y 45 grados Celsius, y fenómenos como las sequías y las lluvias torrenciales contribuyen a la formación de hábitats adecuados.
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