Supervivencia extrema, el salto al vacío de los pingüinos emperador que asombra a los expertos

Un grupo de crías se arrojó desde 15 metros hacia el océano Antártico. Por qué este comportamiento extremo podría volverse más frecuente, según publicó National Geographic

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Polluelos de pingüino emperador se
Polluelos de pingüino emperador se lanzan desde un acantilado de 15 metros en la bahía Atka, Antártida (EFE/How Hwee Young)

En uno de los ambientes más implacables del planeta, los pingüinos emperador continúan sorprendiendo a los científicos con comportamientos inesperados que desafían incluso sus propios límites biológicos.

En ese sentido, un evento extraordinario registrado por National Geographic en la bahía Atka, en la Antártida, reveló una imagen poderosa de la tenacidad y la capacidad de adaptación de esta especie emblemática: decenas de crías se arrojaron desde un acantilado de más de 15 metros en un acto instintivo de supervivencia extrema.

Caída libre en el hielo austral

De acuerdo a lo expresado, fue durante una jornada de filmación para la serie Secretos de los Pingüinos de National Geographic, que el cineasta Bertie Gregory presenció un fenómeno poco común: decenas de polluelos de pingüino emperador arrojándose desde un acantilado de más de 15 metros. “Simplemente, llovían pingüinos desde el acantilado”, relató.

Los pingüinos emperador enfrentan temperaturas
Los pingüinos emperador enfrentan temperaturas de hasta -50 °F durante su temporada de anidación en pleno invierno antártico (AP)

Las imágenes captadas por un dron muestran desde saltos estilizados hasta caídas torpes, pero, sorprendentemente, casi todos los individuos sobrevivieron. Se especula que el hambre, combinada con el impulso biológico de llegar al mar lleno de peces, llevó a estos jóvenes pingüinos a lanzarse desde la plataforma de hielo permanente donde habían nacido, un terreno menos habitual para el emplumamiento.

Sobrevivir al invierno más hostil

Los pingüinos emperador enfrentan condiciones extremas con una estrategia reproductiva que los distingue entre las aves. La temporada de anidación comienza a principios del invierno antártico, con temperaturas que pueden alcanzar los -50 °F (-45,6 °C) y vientos huracanados. Las hembras ponen un único huevo y lo transfieren a sus parejas antes de partir al océano para alimentarse.

Durante casi dos meses, los machos incuban el huevo sobre sus patas, protegidos del frío por una bolsa de piel en el abdomen. En este lapso no se alimentan, perdiendo aproximadamente la mitad de su peso corporal. A su regreso en agosto, las hembras alimentan a los polluelos, que serán cuidados por ambos padres durante cinco meses adicionales.

El impulso instintivo de alcanzar
El impulso instintivo de alcanzar el océano llevó a decenas de crías de pingüino emperador a lanzarse desde un acantilado de 15 metros, en un comportamiento inusual que sorprendió a los expertos (Captura de pantalla documental Secretos de los Pingüinos, National Geographic)

Nacidos para el océano

Una vez emplumados, los juveniles se enfrentan a una nueva etapa: la vida marina. Para sobrevivir, los pingüinos emperador están equipados con una gruesa capa de grasa y plumas superpuestas que los aíslan del frío. Bajo el agua, son nadadores excepcionales, capaces de sumergirse a más de 500 metros y permanecer por más de 20 minutos.

Antes de regresar al hielo marino, estos animales liberan burbujas de aire atrapadas en sus plumas para reducir la resistencia y emerger rápidamente. Este mecanismo puede resultar en choques bruscos contra el hielo, provocando incluso sonidos agudos producto del impacto.

Si bien los expertos no atribuyen directamente el evento del salto al cambio climático, algunos consideran que el aumento de las temperaturas podría modificar los patrones reproductivos, empujando a más colonias a instalarse sobre plataformas de hielo permanentes. Esta alteración aumentaría la probabilidad de que los juveniles deban enfrentar descensos peligrosos.

Los pingüinos expulsan burbujas de
Los pingüinos expulsan burbujas de aire atrapadas en sus plumas para reducir la resistencia mientras emergen del agua a alta velocidad (Reuters)

Ingenio animal en un mundo inhóspito

En tierra, los pingüinos emperador compensan su torpeza para caminar con una técnica eficaz: se deslizan sobre el vientre, impulsándose con las patas y las aletas. Este “trineo” natural les permite cubrir grandes distancias sobre el hielo antártico. En medio del rigor climático, cientos de machos se agrupan para conservar el calor y garantizar la supervivencia de los huevos.

El salto de los pingüinos jóvenes desde dicho acantilado no fue un acto suicida, sino una expresión extrema de instinto y resiliencia. Es un recordatorio elocuente de cómo la vida persiste incluso en los márgenes más hostiles del planeta. Y de cómo, tal como lo capturó Gregory con su lente, los pingüinos emperador continúan desafiando nuestras ideas preconcebidas sobre la naturaleza.

En esa misma escena de valentía y supervivencia, se hace visible una lección más amplia: el modo en que los animales, a diferencia de los humanos, enfrentan lo desconocido sin garantías, empujados únicamente por el impulso de vivir.