
Los gemelos idénticos, científicamente denominados gemelos monocigóticos, fascinaron a la humanidad durante siglos. Nacidos de un único óvulo fertilizado que se divide en dos, estos gemelos son frecuentemente percibidos como clones genéticos. Sin embargo, la realidad desafía esta noción, mostrando que las diferencias entre ellos son más profundas de lo que parecen a simple vista. Desde mutaciones genéticas hasta factores epigenéticos y ambientales, los expertos arrojan luz sobre los complejos mecanismos que los hacen únicos.
El papel del ADN y los cambios epigenéticos
El ADN, compuesto por las bases adenina (A), timina (T), guanina (G) y citosina (C), contiene la información genética de todo ser vivo. En el caso de los gemelos monocigóticos, su ADN es idéntico en el momento de la concepción. Sin embargo, el profesor Junko Kanoh, de la Universidad de Tokio, explicó en su investigación que “las secuencias de ADN pueden cambiar ligeramente con el tiempo”. Por ejemplo, ciertos estudios encontraron que las diferencias genéticas promedio entre gemelos idénticos incluyen 5,2 mutaciones, aunque en algunos casos se han registrado más de 100 diferencias.
Estas mutaciones surgen debido a errores en la replicación del ADN. “Cuando una mutación ocurre después de la división del cigoto, uno de los gemelos puede heredarla mientras que el otro no”, detalla un artículo de McGill University. Además, en casos raros, estas diferencias pueden incluso extenderse a los cromosomas sexuales, haciendo que algunos gemelos desarrollen características genéticas únicas.

Aparte de las mutaciones, el plegado del ADN también desempeña un papel crucial. Según Kanoh, “el volumen de proteínas sintetizadas por los genes depende de qué tan apretadamente está plegado el ADN”. Si los pliegues son demasiado apretados o laxos, los genes pueden no funcionar correctamente, lo que puede afectar la formación de órganos o provocar enfermedades.
Otro factor clave es la epigenética, el conjunto de mecanismos que regula cuándo y cómo se expresan los genes. Estas marcas epigenéticas, que pueden cambiar con el tiempo y ser influenciadas por el entorno, explican por qué los gemelos idénticos pueden desarrollar enfermedades como el lupus o la artritis reumatoide de manera discordante.
Factores ambientales
Si bien la genética establece las bases de las diferencias entre gemelos, los factores ambientales juegan un rol igual de importante. “Diferencias en dieta, ejercicio, sueño y exposición a sustancias externas pueden generar volúmenes distintos de proteínas y otras moléculas en el cuerpo”, señala Kanoh. Estas variaciones pueden amplificarse con el tiempo, especialmente si los gemelos viven en entornos diferentes.
Los investigadores también observaron que incluso pequeñas diferencias en el entorno uterino pueden marcar el inicio de estas divergencias. Por ejemplo, compartir nutrientes a través de una única placenta puede limitar el desarrollo de uno de los gemelos, creando disparidades desde antes del nacimiento.

En estudios de casos específicos, como los realizados por McGill University, se encontró que hasta el 75% de los gemelos monocigóticos con una enfermedad autoinmune, como la esclerosis múltiple, tienen un gemelo sano. Esto resalta cómo el entorno y los factores epigenéticos pueden alterar en gran medida el curso de la vida de cada gemelo.
Implicaciones científicas y evolutivas
Los gemelos idénticos representan una oportunidad invaluable para la investigación científica. Al ser considerados como el “laboratorio natural perfecto”, los estudios sobre gemelos permiten a los científicos investigar la interacción entre genética y ambiente. Estos conocimientos fueron esenciales para entender enfermedades genéticas, como la distrofia muscular de Duchenne, y trastornos epigenéticos.
Desde una perspectiva evolutiva, las diferencias en gemelos ofrecen pistas sobre la capacidad de los organismos para adaptarse al entorno. Kanoh destaca que las regiones de los telómeros y subtelómeros, ubicadas en los extremos de los cromosomas, son particularmente dinámicas y se alteran con frecuencia. Estas áreas, que suelen ser estables, muestran una sorprendente variabilidad, lo que podría ser un mecanismo evolutivo para sobrevivir en ambientes cambiantes.
Además, comparaciones entre humanos y grandes simios revelan diferencias grandes en estas regiones cromosómicas. Por ejemplo, los humanos carecen de ciertas secuencias repetitivas presentes en los grandes simios, lo que podría haber jugado un rol en el desarrollo de características humanas únicas, como la cognición avanzada.
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