
Según un estudio publicado recientemente en la revista Nature y publicado por Smithsonian Magazine, el análisis de cinco genomas antiguos pertenecientes a la familia bacteriana que causa la sífilis, una enfermedad de transmisión sexual que intrigó a los científicos durante más de 500 años, sugiere que cepas relacionadas con la sífilis ya estaban presentes en América mucho antes de la llegada de Cristóbal Colón y sus expediciones.
La hipótesis popular, conocida como la “teoría de Colón”, sostiene que los marineros de las expediciones colombinas contrajeron la enfermedad en América y la llevaron a Europa. Desde allí, se propagó rápidamente por el continente, influenciada por la expansión colonial y el comercio de esclavos. Sin embargo, el hallazgo de restos humanos en Europa, previos a 1492 y con lesiones atribuibles a la sífilis, sugiere que la enfermedad podría haber tenido una historia más compleja y que ya existiera en ambos continentes de manera independiente.

Según detalló Smithsonian, los científicos analizaron restos óseos de individuos que vivieron en las Américas antes del contacto europeo. Estos restos mostraban lesiones características de infecciones relacionadas con la sífilis, pero hasta ahora no era posible determinar con precisión la naturaleza de estas enfermedades solo a partir de las lesiones.
El análisis incluyó restos de México, Chile, Perú y Argentina, permitiendo a los científicos reconstruir cinco genomas antiguos relacionados con Treponema pallidum. Estas cepas, según Kirsten Bos, antropóloga física del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, compartían un ancestro común que data de hace unos 9.000 años, un período que coincide con la llegada de los primeros grupos humanos a las Américas desde Siberia.
Rodrigo Nores, paleogenetista del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina, afirmó que la bacteria probablemente evolucionó en el continente americano, exhibiendo una notable diversidad genética.
Casey Kirkpatrick, bioarqueólogo del mismo instituto que Kirsten Bos y coautor del estudio, explicó en un comunicado que, aunque ya se sabía que infecciones similares a la sífilis existían en las Américas desde hace milenios, las lesiones óseas por sí solas no eran suficientes para caracterizar completamente la enfermedad. Este avance en el análisis genético permitió a los investigadores rastrear la evolución de las cepas bacterianas y su distribución geográfica, proporcionando una visión más clara de la historia de esta enfermedad.
Aunque el estudio no puede confirmar si la tripulación de Colón contrajo la enfermedad en América, sí evidencia que el patógeno circulaba ampliamente en el continente antes de la llegada europea. “No estamos resolviendo el misterio, pero hemos dado un paso crucial”, afirma la antropóloga física Kirsten Bos, también coautora del estudio.

El análisis genómico se realizó mediante técnicas de secuenciación de última generación, que permiten trabajar con ADN extremadamente degradado por el paso del tiempo. Estas herramientas, junto con estrictos controles para evitar contaminación moderna, aseguraron que los resultados fueran altamente confiables.
La sífilis, si no se trata, puede causar una amplia gama de síntomas, que incluyen llagas, problemas neurológicos y lesiones en los huesos y dientes. Aunque en la actualidad es tratable con antibióticos, sigue siendo un problema de salud pública, con aproximadamente ocho millones de nuevos casos reportados cada año en todo el mundo. Muchas de estas infecciones son asintomáticas, lo que dificulta su detección y tratamiento oportuno.
El debate sobre el origen de la sífilis no solo tiene implicaciones históricas, sino también científicas. Comprender la evolución de las enfermedades infecciosas puede ayudar a los investigadores a desarrollar mejores estrategias para prevenir y tratar estas afecciones en el futuro. Este estudio representa un paso importante hacia la resolución de un misterio que dividió a la comunidad científica durante siglos.
Los hallazgos publicados en Nature y retomados por Smithsonian Magazine ofrecen una nueva perspectiva sobre la historia de la sífilis, sugiriendo que su origen podría estar más profundamente arraigado en las Américas de lo que se pensaba anteriormente.
Aunque el debate está lejos de resolverse por completo, este avance destaca el poder del análisis genético para desentrañar los secretos del pasado y arrojar luz sobre las conexiones entre la salud humana y la historia global.
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