
La Organización Mundial de la Salud ha recordado este lunes, justo cinco años después de que surgieran las primeras informaciones de casos de lo que luego se conocería como COVID-19 en la ciudad china de Wuhan, que las autoridades de China siguen sin compartir todos los datos relativos al coronavirus.
"Seguimos instando a China a compartir los datos y el acceso para que podamos comprender el origen de la COVID-19. Es un imperativo moral y científico", ha argumentado la OMS en un comunicado.
La organización internacional considera que "sin transparencia, sin compartir y sin cooperación entre países, el mundo no puede prevenir adecuadamente y prepararse para futuras epidemias y pandemias".
En un primer momento las autoridades de China y sus medios afines apuntaron a la posibilidad de que el virus tuviera su origen en el exterior. No fue hasta 2021 cuando una comisión conjunta de expertos de China y de la OMS pudo visitar Wuhan.
El informe final considera entre "probable y muy probable" que el coronavirus se originara en especies salvajes y que se contagiara a otras especies antes de saltar al ser humano. Sin embargo, no se ha establecido con claridad el origen ni la ruta de transmisión.
El pasado mes de septiembre un estudio internacional apuntaba a animales salvajes vendidos en el mercado de Wuhan, con lo que se descartaba la hipótesis de que el virus se hubiera producido en un laboratorio.
La pandemia provocó más de siete millones de muertes confirmadas desde 2019, aunque se estima que las muertes reales serían entre 18 y 33 millones. La tasa de mortalidad del virus es del 1 por ciento.
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