
La preocupación por la caída del cabello es una realidad transversal para muchos hombres, aunque la edad de aparición, la rapidez del avance y la magnitud de la pérdida varían considerablemente.
La alopecia androgenética masculina, conocida también como calvicie de patrón masculino o MAA, es la causante predominante de esta situación, afectando según estimaciones a entre el 30% y el 50% de los hombres a los 50 años, aunque puede manifestarse mucho antes.
Según datos expuestos por Mayo Clinic, evoluciona en un patrón muy predecible, afectando principalmente las sienes, la zona del vértex (coronilla) y el área medio-frontal del cuero cabelludo.
La pérdida de cabello sigue una progresión lenta que acaba, en algunos casos, conduciendo a la calvicie total. Pero la relación precisa entre la edad y el comienzo de la calvicie es el interrogante.
Estudios poblacionales como el realizado en Australia con 1390 varones entre 40 y 69 años muestran que la prevalencia y la severidad de la alopecia aumentan de manera directa con la edad: el porcentaje de casos de calvicie o adelgazamiento notorio de la densidad capilar asciende de un 31% en el grupo de 40 a 55 años al 53% en el rango de 65 a 69 años.
Estas cifras fueron corroboradas por informes estadounidenses según los cuales el 53% de los hombres entre 40 y 49 años presentan pérdida de cabello moderada o severa.

En otras poblaciones, este proceso puede retrasarse: un estudio en Japón halló que el debut de la alopecia sucede aproximadamente una década más tarde que en varones caucásicos y, según reportes recogidos en Singapur, la incidencia sube desde un 32% entre los 17 y 26 años hasta alcanzar el 100% en hombres mayores de 80 años.
Según la revista Dermatology Surgery, el 42% de hombres entre 18 y 49 años muestran pérdida de cabello moderada o severa, con una subida progresiva según avanza la edad: sólo el 16% de hombres entre 18 y 29 años presenta este grado de calvicie.
Esta progresión evidencia que si bien la miniaturización folicular, el proceso por el que los cabellos terminales se convierten en vellos, puede comenzar poco después de la pubertad, su expresión clínica suele intensificarse a medida que avanzan las décadas.

La variabilidad en el inicio y el avance de la caída del pelo obedece a factores genéticos y hormonales. Como destaca la Cleveland Clinic, la alopecia androgenética es un trastorno de herencia poligénica.
La predisposición genética interviene de manera decisiva y puede explicar por qué algunos hombres empiezan a perder pelo ya en la adolescencia, mientras que otros no muestran signos de caída significativa hasta edades avanzadas.
Las investigaciones sobre gemelos confirman que la carga hereditaria es determinante, representando aproximadamente el 80% de la predisposición.
Además, existe una influencia marcada de la etnia: la frecuencia y el patrón de calvicie son más evidentes y se desarrollan antes en hombres caucásicos en comparación con otras poblaciones, como la mongol, afroamericana y asiática, que tienden a mantener la línea frontal del cabello durante más tiempo.
La biología de la caída se centra en los andrógenos, especialmente la dihidrotestosterona (DHT), un derivado de la testosterona que afecta a los folículos pilosos del cuero cabelludo.
De acuerdo con la Mayo Clinic, niveles normales de andrógenos bastan para detonar el proceso en personas genéticamente susceptibles, por lo que no es necesario presentar desequilibrios hormonales evidentes.
Según Circle Health Group, que el inicio de la pérdida puede ocurrir a cualquier edad posterior a la pubertad.
El proceso completo hacia la calvicie suele tomar entre 15 y 25 años en la mayoría de los hombres, aunque puede acelerarse o retardarse dependiendo del perfil hereditario y la sensibilidad individual a los andrógenos.
Si bien alrededor del 50% de los varones muestran alguna forma de alopecia después de los 50 años, hay quienes experimentan una reducción notable de la cantidad de cabello en los primeros años de la adultez.
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