El traje espacial que SpaceX ha diseñado para la misión Polaris Dawn es una obra importante de ingeniería. Mientras la tripulación privada surca el espacio en una de las órbitas más altas jamás alcanzadas por un vuelo comercial, sus vidas dependen, literalmente, de cada costura y capa de este innovador traje EVA (actividad extravehicular). Es una creación que combina elegancia y funcionalidad, con un solo objetivo: permitir a los astronautas realizar una caminata espacial en las condiciones más extremas, a 700 kilómetros de la Tierra.
En el corazón de este diseño se encuentra un desafío antiguo y monumental: proteger al ser humano del espacio exterior. Las temperaturas, que pueden oscilar desde el abrasador calor del sol hasta el frío extremo del vacío, sumado a los micrometeoritos que viajan a miles de kilómetros por hora y la radiación que todo lo envuelve, son solo algunos de los peligros que enfrentan Jared Isaacman y su equipo. En este contexto, el traje espacial no es simplemente una prenda de vestir, sino una burbuja de vida en medio de la nada.

Para el tercer día de la misión, la tensión ha aumentado. Los astronautas, todos ellos civiles, se preparan para lo que será la primera caminata espacial privada de la historia. Equipados con estos trajes que parecen sacados de una película de ciencia ficción, están listos para abandonar la Crew Dragon y flotar en el espacio, marcando un hito en la exploración comercial. Los ojos del mundo están puestos en ellos, pero también en el traje que llevan, un símbolo de la ambición de Elon Musk de llevar la humanidad más allá de las fronteras terrestres.
Un traje a la medida de la galaxia
El nuevo traje espacial EVA de SpaceX ha sido diseñado específicamente para esta misión, y representa un avance significativo respecto a sus predecesores. A primera vista, parece similar al traje IVA (actividad intravehicular) que los astronautas utilizan dentro de la cápsula, pero las diferencias son abismales. Mientras que el traje IVA está diseñado para emergencias dentro de la nave, el EVA está pensado para soportar las condiciones implacables del espacio exterior.

“Es como una armadura hecha de tela”, explicó Erik Kraus, ingeniero principal de trajes espaciales de SpaceX. Esa armadura de tela, sin embargo, es flexible, lo que permite a los astronautas una movilidad sin precedentes en el vacío del espacio. El secreto radica en las articulaciones del traje, permiten flexión y rotación, cruciales para tareas fuera de la nave.
Uno de los mayores desafíos a la hora de diseñar un traje espacial es la gestión del calor. En el espacio, la tripulación no solo está expuesta a la radiación cósmica, sino también a temperaturas que pueden caer a cientos de grados bajo cero en la sombra y superar los 120 grados en plena luz solar. El nuevo traje cuenta con una capa de Faraday que protege de los campos eléctricos y un sofisticado sistema de aislamiento térmico. Además, el visor, recubierto de una capa de indio y cobre, además de reflejar la luz solar, mantiene el calor corporal en su interior cuando los astronautas están de cara al frío infinito del espacio profundo.

Otra innovación es la pantalla de visualización (HUD, por sus siglas en inglés) incorporada en el casco. A través de esta pantalla transparente, los astronautas pueden monitorear en tiempo real variables críticas como la presión y la humedad, sin necesidad de apartar la vista del trabajo en curso. El casco, al igual que el visor, ha sido reforzado para garantizar la seguridad en caso de impactos de micrometeoritos.
Maria Sundeen, gerente de fabricación de trajes espaciales, destacó que el proceso de diseño y construcción fue llevado a cabo internamente en Hawthorne, California. Este enfoque en la manufactura propia no solo permitió un mayor control sobre cada aspecto del traje, sino también una capacidad para adaptarlo a futuras misiones, como parte de la ambición de SpaceX de escalar su producción y mejorar con cada iteración.
La misión en su punto culminante
El avance tecnológico del traje llega justo a tiempo para la fase más crítica de la misión: la primera caminata espacial comercial. En su tercer día en órbita, a más de 700 kilómetros sobre la Tierra, Jared Isaacman y Sarah Gillis están listos para abandonar la cápsula y realizar una actividad que, hasta ahora, había sido dominio exclusivo de las agencias espaciales estatales.
—Estamos listos —confirmó Isaacman, después de una serie de pruebas de movilidad dentro del traje. Estas pruebas son esenciales para asegurar que los astronautas puedan manipular herramientas y realizar maniobras complejas en un entorno donde cada movimiento requiere precisión milimétrica.

El traje no solo ofrece protección, sino que ha sido diseñado para facilitar el trabajo. “La idea es que el astronauta no sienta que lleva más de lo que usaría en su día a día”, mencionó Chris Trigg, uno de los responsables del desarrollo. Esta afirmación audaz habla de la visión a largo plazo de SpaceX: un futuro en el que la vida y el trabajo en el espacio sean tan comunes como caminar por la Tierra.
Los astronautas, equipados con cámaras en sus trajes, mostrarán al mundo cada detalle de esta operación histórica. La transmisión en vivo permitirá a millones de espectadores ser testigos de cómo Isaacman y Gillis flotan en el vacío del espacio, reparando, instalando y explorando, mientras Scott Poteet y Anna Menon supervisan desde el interior de la nave.
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