
Cuando recibimos una excelente noticia o cumplimos un sueño largamente anhelado, es probable que rompamos a llorar de alegría. ¿Por qué ocurre este fenómeno? Janis Zickfeld, doctor en psicología social de la Universidad de Aarhus en Dinamarca, ha estudiado profundamente las razones detrás del llanto de alegría. En una encuesta realizada entre 3.500 adultos de 19 países diferentes, Zickfeld encontró que el 68% de ellos había llorado de alegría al menos una vez al mes y lo publicó en la revista “Aeon”,
Algunos psicoanalistas argumentan que se suele llorar de alegría porque se asocia sin querer esa emoción positiva a otra negativa que estaba soterrada. Sin embargo, Zickfeld rechaza esta hipótesis, afirmando que cuando lloramos de felicidad es debido a un evento positivo que nos ha sucedido y no a un suceso negativo no gestionado conscientemente.
Para explorar más a fondo este fenómeno, Zickfeld amplió su estudio a 13.000 adultos de 40 países diferentes. Los resultados revelaron cuatro principales razones detrás del llanto de alegría. La primera es el llanto por logros recientes, ya sean profesionales, académicos o personales. Superar una enfermedad grave también encaja en esta categoría.

La segunda categoría es el llanto afectivo, que surge de sentimientos de cercanía o comunidad. Ejemplos de esto incluyen la reunión con un antiguo amigo o sostener a un hijo recién nacido por primera vez. Zickfeld se refiere a este estado emocional como ‘kama-muta,’ un término que describe la emoción movida por el amor más puro. “Junto con los logros propios, estas son algunas de las formas más comunes que mueven las lágrimas de felicidad: el 84% de los entrevistados entraban en estas dos categorías,” asegura el psciologo social al medio El Confidencial.
La tercera razón para el llanto de alegría es la respuesta a la belleza, conocida por algunos como el ‘síndrome de Stendhal.’ Escuchar una canción favorita o ver el final de una película puede provocar esta reacción fisiológica y llevarnos a llorar.

Finalmente, Zickfeld identifica el ‘llanto por diversión’ o ‘llorar de la risa’. Estas lágrimas surgen de la hilaridad y van acompañadas de sensaciones de placer y alegría.
La personalidad también influye en la frecuencia del llanto de felicidad. En el estudio de Zickfeld, publicado en la revista Aeon, las personas extrovertidas, comunicativas o sociables experimentaban lágrimas de logro o belleza con mayor frecuencia. Por otro lado, las personas empáticas y agradables tendían a derramar más lágrimas afectivas. Además, aquellas con una mentalidad abierta eran más propensas a llorar ante la belleza.
Llorar de alegría también está asociado con una mejor salud mental y física, y una mayor satisfacción vital. Las personas que lloran de emoción por algo positivo tienden a vivir la vida de manera más plena e intensa. Esto es mejor que pasar por el mundo sin dejar que nada nos afecte o construyendo un muro emocional.
Según especialistas en psicología, el mecanismo detrás del llanto de alegría es similar al del llanto por tristeza. Ambos son desencadenados por una fuerte excitación emocional, aunque en el caso de las lágrimas de alegría, la emoción es positiva. Este fenómeno se produce por una activación metabólica cerebral y un gasto energético significativo, lo que requiere autorregulación. Las lágrimas emocionales de alegría ayudan a restablecer el equilibrio emocional y permiten que el cerebro retome su funcionamiento normal.

El nacimiento de un bebé, una fiesta sorpresa de cumpleaños o una victoria inesperada de nuestro equipo favorito son situaciones comunes que pueden provocar lágrimas de alegría. Este tipo de llanto muestra nuestra capacidad para experimentar emociones intensas y nuestra habilidad para autorregularnos emocionalmente.
El psicólogo Ad Vingerhoets de la Universidad de Tilburg sugiere en sus estudios que las lágrimas de alegría pueden estar vinculadas al recuerdo de malos momentos antes de alcanzar la felicidad que desata el llanto. Además, el bioquímico estadounidense William H. Frey demostró que estas lágrimas contienen altas concentraciones de potasio, manganeso y diversas hormonas, algunas de las cuales son liberadas en situaciones altamente estresantes. Estas lágrimas ayudan a restaurar el equilibrio emocional y a devolvernos la eutimia.
Llorar de alegría es un fenómeno multifacético que revela mucho sobre nuestra capacidad emocional y nuestra necesidad de equilibrio, mostrando cómo nuestras emociones están intrínsecamente ligadas a nuestras experiencias y nuestra percepción del mundo.
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