
ChatGPT, el popular asistente de inteligencia artificial desarrollado por OpenAI, ha generado desconcierto entre sus usuarios por una razón inesperada: su incapacidad para responder de manera fiable a una pregunta tan simple como “¿qué hora es?”.
A pesar de su reputación como herramienta avanzada, el chatbot suele ofrecer respuestas inconsistentes o directamente erróneas cuando se le consulta la hora, una situación que ha alimentado debates en foros y redes sociales.
Las experiencias de los usuarios ilustran la magnitud del problema. En ocasiones, ChatGPT reconoce abiertamente su limitación: “No tengo acceso al reloj en tiempo real de tu dispositivo ni a tu ubicación, así que no puedo decirte la hora exacta local”, respondió el modelo a una consulta realizada a las 16:15 (hora del Este de Estados Unidos), aunque sí proporcionó la fecha del sistema.
En otros casos, el chatbot solicita información adicional, como la ciudad o la zona horaria, pero aun así falla al verificar la hora con precisión. Incluso hay situaciones en las que acierta, solo para equivocarse minutos después ante una pregunta similar.
Esta inconsistencia ha llevado a usuarios en plataformas como Reddit y los foros de ChatGPT a expresar su frustración y a pedir a OpenAI que solucione el problema, argumentando que daña la imagen de una inteligencia artificial que presume de capacidades cognitivas superiores.
La causa, el propio diseño de los chatbots
La raíz de este comportamiento reside en el diseño técnico de los modelos de lenguaje generativo. A diferencia de computadoras y teléfonos, que cuentan con chips dedicados para mantener la hora, sistemas como ChatGPT, Google Gemini o Anthropic Claude están concebidos para predecir texto a partir de datos previos, no para consultar información en tiempo real.
Por defecto, ChatGPT procesa las preguntas de los usuarios y genera respuestas basadas en su entrenamiento, sin acceso constante a datos actualizados como la hora, a menos que se le habilite explícitamente esa función.
Yervant Kulbashian, experto en robótica e inteligencia artificial, explicó a The Verge que “un modelo de lenguaje opera en su propio espacio de palabras y lenguaje. Solo hace referencia a aquello que ha ingresado en ese espacio”. Kulbashian comparó la situación con la de un náufrago en una isla repleta de libros, pero sin un reloj a mano: el conocimiento está ahí, pero la información en tiempo real permanece fuera de su alcance.

No obstante, existen formas de sortear esta limitación. Pasquale Minervini, investigador en procesamiento de lenguaje natural en la Universidad de Edimburgo, demostró que ChatGPT puede dar la hora correcta si se le concede acceso a un reloj del sistema. Durante una prueba, la aplicación de escritorio de ChatGPT le proporcionó la hora exacta en Milán, donde se encontraba.
“Puede decir la hora si le das acceso a un reloj. De lo contrario, es como si acabara de nacer en ese momento”, señaló Minervini. En este caso, la información se encontraba “incrustada en el contexto” de la aplicación, ya que Minervini había activado la función de búsqueda, permitiendo que ChatGPT consultara tanto el reloj interno del ordenador como la web.
Desde OpenAI, la portavoz Taya Christianson confirmó que “los modelos que impulsan ChatGPT no tienen acceso incorporado a la hora actual, por lo que para hechos actualizados, ChatGPT a veces necesita recurrir a la búsqueda para obtener la información más reciente”.
Sin embargo, esta solución no está exenta de inconvenientes. Kulbashian advirtió que mantener a los modelos de lenguaje al tanto de la hora implica gestionar la llamada “ventana de contexto”, el espacio limitado de información que el modelo puede “recordar” en cada momento.

Cada vez que ChatGPT consulta el reloj del sistema, añade un dato a esa ventana, lo que puede saturarla y desplazar información relevante. “Si empiezas a añadir más cosas a tu escritorio, eventualmente tendrás que empujar otras fuera”, ilustró Kulbashian. Si la actualización es demasiado frecuente, el exceso de datos puede convertirse en ruido y confundir al sistema, como si alguien interrumpiera constantemente una conversación para anunciar la hora.
Por otro lado, aunque los usuarios pueden pedir a ChatGPT que busque la hora o conectar el modelo a datos propios mediante protocolos de contexto, estas opciones conllevan riesgos de seguridad. Minervini advirtió que permitir que la inteligencia artificial acceda a la web o a información personal puede exponerla a ataques mediante instrucciones maliciosas dispersas en internet.
El desafío de fondo, según los expertos, va más allá de la hora: los modelos de IA aún presentan dificultades con tareas relacionadas con el tiempo, como interpretar relojes analógicos o gestionar calendarios. Minervini ha comprobado que los modelos líderes del sector fallan al leer correctamente la posición de las manecillas en imágenes de relojes y que los calendarios también resultan problemáticos.
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