
Una cláusula poco conocida en el contrato entre OpenAI y Microsoft ha emergido como un punto de fricción central en una de las alianzas más influyentes del sector tecnológico, al condicionar el acceso de Microsoft a futuras tecnologías de inteligencia artificial general (AGI) desarrolladas por OpenAI.
Este acuerdo, que hasta hace poco parecía una formalidad lejana, ahora se encuentra en el centro de intensas negociaciones y debates internos, según informó Wired.
La relación entre OpenAI y Microsoft se ha construido sobre una inversión superior a $13.000 millones por parte de la empresa fundada por Bill Gates. Sin embargo, una cláusula específica estipula que, si la junta directiva de OpenAI declara haber alcanzado la AGI, Microsoft vería restringido su acceso a las tecnologías futuras de la startup.
Esta condición, que en su momento se consideró hipotética, ha adquirido una relevancia inesperada y ha generado tensiones que han trascendido el ámbito contractual, influyendo incluso en la investigación interna de OpenAI.
A finales del año pasado, la importancia repentina de la AGI en el acuerdo con Microsoft provocó un debate dentro de OpenAI en torno a un documento de investigación interna titulado “Five Levels of General AI Capabilities”.

Este trabajo, según múltiples fuentes consultadas por Wired, propone un marco para clasificar los avances progresivos de la inteligencia artificial. Al establecer afirmaciones concretas sobre las capacidades futuras de la IA, el documento podría haber complicado la posibilidad de que OpenAI declarara oficialmente el logro de la AGI, lo que representa un punto de negociación clave con Microsoft.
Lindsay McCallum, portavoz de OpenAI, explicó en un comentario escrito a Wired que el enfoque de la empresa se centra en “desarrollar métodos empíricos para evaluar el progreso hacia la AGI, con trabajos reproducibles, medibles y útiles para el campo en general”. Asimismo, añadió que el documento de los “Cinco Niveles” fue un intento preliminar de clasificar etapas y terminología para describir las capacidades generales de la IA, y que “no se trató de un artículo científico”. Por su parte, Microsoft optó por no hacer comentarios sobre el asunto.
En una entrada de blog sobre su estructura corporativa, OpenAI aclara que la AGI “queda excluida de las licencias de propiedad intelectual y otros términos comerciales con Microsoft”.
La empresa define la AGI como “un sistema altamente autónomo que supera a los humanos en la mayoría de los trabajos económicamente valiosos”. Esta definición, aunque precisa, deja margen para interpretaciones, lo que ha complicado las negociaciones entre ambas compañías.

Actualmente, OpenAI y Microsoft renegocian su acuerdo mientras la startup se prepara para una reestructuración corporativa. Microsoft busca mantener el acceso a los modelos de OpenAI, incluso si la empresa declara haber alcanzado la AGI antes de que finalice la asociación en 2030.
Una persona familiarizada con las discusiones, citada por Wired, sostiene que Microsoft no cree que OpenAI logre la AGI antes de esa fecha. Sin embargo, otra fuente cercana al proceso describe la cláusula como la “máxima palanca” de OpenAI en las negociaciones. Ambas voces solicitaron anonimato para hablar libremente sobre conversaciones privadas.
El alcance de la cláusula ha sido objeto de debate incluso en relación con desarrollos específicos, como un agente de codificación de IA. Según el Wall Street Journal, OpenAI ha considerado si debería invocar la cláusula con base en este tipo de avances. Las conversaciones han llegado a tal nivel de tensión que OpenAI habría discutido la posibilidad de acusar públicamente a Microsoft de comportamiento anticompetitivo, según el mismo medio.
Una fuente cercana a las negociaciones, citada por Wired, afirma que OpenAI se encuentra “bastante cerca de lograr la AGI”; el propio Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, ha manifestado que espera ver este hito durante el actual mandato de Donald Trump. Esta fuente distingue dos definiciones relevantes: la primera permite que la junta directiva de OpenAI decida unilateralmente si la empresa ha alcanzado la AGI según su estatuto, lo que cortaría de inmediato el acceso de Microsoft a la tecnología o los ingresos derivados de la AGI, aunque mantendría derechos sobre todo lo anterior a ese hito.
La segunda definición, incorporada al contrato en 2023, introduce el concepto de “AGI suficiente”, que se refiere a un sistema capaz de generar un determinado nivel de beneficios. Si OpenAI afirma haber alcanzado ese umbral, Microsoft debe aprobar la determinación. Además, el contrato prohíbe a Microsoft desarrollar AGI por su cuenta o a través de terceros utilizando la propiedad intelectual de OpenAI.

El documento de los “Cinco Niveles” ya había sido mencionado por Bloomberg, que informó sobre la intención de OpenAI de compartir la escala con inversores externos, aunque en ese momento se consideraba un “trabajo en progreso”.
Tanto Sam Altman como el director de investigación, Mark Chen, han hablado públicamente sobre los cinco niveles de capacidades de la IA en diversas entrevistas. Una versión del documento, fechada en septiembre de 2024 y revisada por Wired, describe una escala de cinco pasos para medir el avance de los sistemas de IA, citando investigaciones que sitúan a muchos de los modelos de OpenAI en el Nivel 1 en ese momento.
Este nivel se define como “una IA capaz de comprender y utilizar el lenguaje con fluidez y realizar una amplia gama de tareas para los usuarios, al menos tan bien como un principiante y, en ocasiones, mejor”.
El documento señala, además, que algunos modelos se acercaban al Nivel 2, definido como “una IA capaz de realizar tareas más avanzadas a petición del usuario, incluidas aquellas que podrían requerir una hora de trabajo de un experto capacitado”. Los autores evitan deliberadamente ofrecer una única definición de AGI, argumentando que el término resulta demasiado vago y binario, y prefieren emplear un espectro de capacidades para describir sistemas de IA cada vez más generales y competentes.
Aunque el documento no predice cuándo alcanzarán los sistemas de OpenAI cada uno de los cinco niveles, sí anticipa cómo cada avance podría transformar distintos aspectos de la sociedad, como la educación, el empleo, la ciencia y la política, advirtiendo sobre nuevos riesgos a medida que las herramientas de IA se vuelvan más poderosas e independientes.

En un pódcast con Garry Tan, presidente y director ejecutivo de YCombinator, en noviembre, Altman afirmó que el modelo 01 de la empresa podría considerarse de Nivel 2 y que espera alcanzar el Nivel 3 “más rápido de lo que la gente espera”.
En julio del año pasado, un coautor del documento presentó la investigación en un evento interno donde los equipos destacaron sus proyectos más relevantes para el conocimiento general de la empresa, según varias fuentes. La investigación fue bien recibida por otros empleados, según una de estas personas.
Las fuentes consultadas por Wired también creen que el documento se encontraba en fases finales, ya que la empresa contrató a un corrector de estilo para finalizar el trabajo a finales del año pasado, junto con la creación de gráficos para un blog que anunciaría el documento. La asociación con Microsoft fue citada internamente como una de las razones para posponer la publicación, según varias fuentes que hablaron bajo condición de anonimato por no estar autorizadas a hablar con la prensa. Otra voz sostiene que las conversaciones con Microsoft “se mencionaban a menudo como un obstáculo para publicar el documento”.
Lindsay McCallum negó que la decisión de no compartir el documento respondiera a la protección de la relación con Microsoft, asegurando a Wired que “no es exacto sugerir que evitamos compartir estas ideas para proteger la asociación con Microsoft”. Otra fuente familiarizada con el asunto indicó que el documento no se publicó porque no cumplía con los estándares técnicos requeridos.
En una conferencia a principios de junio, Sam Altman expresó: “Creo que, en su mayoría, la cuestión de qué es la AGI no importa. Es un término que la gente define de manera diferente; la misma persona a menudo lo define de manera distinta”. Esta ambigüedad conceptual, sumada a los intereses comerciales y estratégicos de ambas compañías, mantiene en vilo el futuro de una de las colaboraciones más observadas en el desarrollo de la inteligencia artificial.
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