
Una nueva expedición comercial generó controversia en el mundo del alpinismo. Tal como informó BBC, el guía austriaco Lukas Furtenbach ha propuesto una expedición que promete llevar a los escaladores a la cima del Monte Everest en tiempo récord: solo una semana. Para lograrlo, planea utilizar gas xenón con el fin de acelerar la aclimatación a las altitudes extremas. Sin embargo, esta propuesta ha sido recibida con escepticismo tanto por la comunidad médica como por los expertos en montañismo.
La ascensión tradicional al Everest
Cuando Tenzing Norgay y Edmund Hillary alcanzaron por primera vez la cima del Everest en 1953, su expedición les llevó más de dos meses. El equipo debió adaptarse gradualmente a la altitud, lo que los obligó a pasar semanas realizando ascensos y descensos para permitir que sus cuerpos se adaptaran al aire más delgado. En la actualidad, las expediciones siguen tomando varias semanas para lograr la aclimatación necesaria, a pesar de los avances en logística y equipo.
Según BBC, la mayoría de los escaladores actuales todavía tardan, en promedio, dos meses para alcanzar la cima, teniendo en cuenta factores como el clima, el tráfico de personas en la montaña y la condición física del escalador. La caminata hasta el campo base puede llevar hasta una semana, y el tiempo para llegar a la cima suele ser de unos 40 días. Sin embargo, algunos servicios de guía comercial ofrecen expediciones más rápidas, con el objetivo de llegar en solo dos semanas.
La propuesta de Furtenbach: escalar en una semana
Furtenbach diseñó una expedición que promete llevar a los escaladores a la cima del Everest en solo siete días, utilizando una técnica que incluye el uso de gas xenón para acelerar la aclimatación. De acuerdo con BBC, los clientes volarán desde Londres a Katmandú, tomarán un helicóptero hasta el campo base y ascenderán por la montaña en un tiempo significativamente más corto que el habitual.
La estrategia se basa en la premisa de que pasar menos tiempo en la montaña reducirá los riesgos de avalanchas, mal tiempo y enfermedades causadas por la altitud.

El gas xenón, un gas noble que, según se ha descubierto en los últimos años, puede aumentar la producción de eritropoyetina (EPO), una proteína que ayuda a combatir la hipoxia al aumentar la cantidad de glóbulos rojos en el cuerpo. Este aumento mejora el transporte de oxígeno, lo que podría ayudar a los escaladores a aclimatarse rápidamente a las condiciones de altitud extrema del Everest.
Furtenbach asegura que ha probado esta técnica con éxito en expediciones previas. Sin embargo, según un informe de BBC, la evidencia científica que respalda esta práctica continúa siendo limitada, y algunos expertos cuestionan la eficacia real del xenón para acelerar el proceso de aclimatación.
Reacciones de la comunidad médica y de alpinistas
Esta propuesta generó una respuesta negativa en la comunidad médica y entre los alpinistas más experimentados. La Comisión Médica de la UIAA (Federación Internacional de Escalada y Montañismo) emitió una advertencia sobre la falta de pruebas científicas que respalden el uso de xenón en altitudes extremas, y señaló los riesgos potenciales para la salud.
Tal como detalló BBC, incluso se ha planteado que el uso de sustancias que aumentan artificialmente los niveles de EPO podría tener efectos negativos, como un mayor riesgo de coágulos sanguíneos, embolias pulmonares o accidentes cerebrovasculares.

Además, algunos expertos mencionan que el uso de sustancias que alteran la fisiología natural del cuerpo en un entorno tan extremo podría ser considerado una forma de dopaje, lo que podría entrar en conflicto con las normativas antidopaje aplicadas en otros ámbitos deportivos.
El uso de oxígeno suplementario es común en el Everest para contrarrestar los efectos de la hipoxia, ya que el aire en la cima tiene solo un tercio de la cantidad de oxígeno disponible al nivel del mar. Según BBC, aunque muchos escaladores utilizan oxígeno embotellado durante su ascenso, algunos en la comunidad alpinista consideran que esto también podría ser considerado una forma de dopaje. Sin embargo, de las 7.269 personas que han alcanzado la cima del Everest, solo 230 lo han logrado sin oxígeno suplementario.
La “Zona de la Muerte” y los riesgos del Everest
El Everest es una de las montañas más peligrosas, especialmente por encima de los 8.000 metros, donde la hipoxia y las condiciones extremas pueden deteriorar rápidamente el cuerpo humano. Según BBC, incluso con la aclimatación adecuada, la exposición prolongada en la “Zona de la Muerte” puede ser fatal.
La propuesta de Furtenbach de usar xenón para acelerar la aclimatación podría ser una nueva estrategia, pero aún hay dudas sobre su efectividad y seguridad. A pesar de las críticas, Furtenbach planea llevar a cabo su expedición en 2025, con cuatro clientes británicos que intentarán alcanzar la cima a principios de mayo.
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