
El 30 de noviembre de 2022 marca un punto de inflexión en la historia tecnológica reciente. Como señala The Wall Street Journal, lo que OpenAI denominó modestamente como una “vista previa de investigación de bajo perfil” —el lanzamiento de ChatGPT— se convirtió rápidamente en “el heraldo de la llegada de la IA generativa convencional”, catalizando una carrera sin precedentes. Este momento obligó a gigantes como Google y Meta a reorientar drásticamente sus recursos y estrategias, desencadenando lo que el WSJ describe como “el nacimiento de un boom”.
Según datos analizados por el medio, ChatGPT mantiene su liderazgo en términos de visitantes web mensuales, aunque competidores como Google ganan terreno significativo. Esta métrica, sin embargo, representa solo la punta del iceberg: el impacto se extiende a aplicaciones móviles donde OpenAI “mantiene un liderazgo similar”, funcionalidades integradas en plataformas como Instagram y WhatsApp, y sistemas corporativos internos cuya influencia resulta imposible cuantificar con precisión.
La columna vertebral: modelos, chips y la nueva dependencia digital
Detrás de la capacidad para generar contenido con aparente inteligencia humana se encuentran los “modelos de lenguaje grande” (LLM), arquitectura que The Wall Street Journal identifica como fundamental. El artículo subraya que estos modelos requieren “recursos computacionales, principalmente chips construidos por Nvidia”, empresa convertida en pilar esencial de esta revolución.
Esta configuración ha creado lo que el periódico financiero denomina “un nuevo ecosistema de frenemigos” (amigos-enemigos). Empresas como Anthropic o Perplexity, aunque pioneras, necesitan “los bolsillos profundos y las extensas operaciones de datos” de gigantes como Amazon, Microsoft o Meta para funcionar. La dinámica resultante es una “cooperación competitiva”, donde estas grandes tecnológicas proporcionan infraestructura vital mientras desarrollan simultáneamente sistemas propios que competirán directamente con sus clientes.

Una inversión sin precedentes
El capital destinado al desarrollo de la IA generativa alcanza dimensiones extraordinarias. Según el prestigioso diario financiero estadounidense, las principales empresas tecnológicas invierten “decenas de miles de millones cada trimestre” en infraestructura, comunicando a sus inversores que “apenas están comenzando” este despliegue a largo plazo.
La escala se ejemplifica con el proyecto “Stargate”, donde OpenAI junto a Oracle y SoftBank planean una red de centros de datos estimada en 500.000 millones de dólares. Goldman Sachs complementa esta visión proyectando que el sector destinará aproximadamente un billón de dólares a infraestructura para IA en los próximos años.
Estas cifras revelan no solo ambición sino también las formidables barreras de entrada al sector. Tal nivel de inversión consolida el poder en pocas manos, configurando potencialmente una estructura oligopólica del mercado de infraestructura fundamental para IA.
La carrera por la “inteligencia” y la evolución competitiva
OpenAI estableció inicialmente una ventaja que la publicación califica como superior, con modelos que “superaban ampliamente a la competencia”. Sin embargo, el panorama evoluciona rápidamente. Según datos de Artificial Analysis citados por el periódico, los modelos rivales están “alcanzando a OpenAI en rendimiento”, basándose en evaluaciones sobre matemáticas, conocimiento general y programación.
Esta convergencia en capacidades básicas transforma la dinámica del mercado. El análisis del WSJ anticipa que cuando múltiples modelos logren niveles comparables de “inteligencia”, “la lucha será por costo, velocidad y confiabilidad”, patrón similar al observado en la evolución de la industria de computación en la nube.
Un ecosistema en continua transformación
El ecosistema de IA generativa opera como un ciclo de retroalimentación: la adopción creciente impulsa demanda de infraestructura más potente, requiriendo inversiones que aceleran innovación y desarrollo. Esta dinámica conduce a la convergencia técnica mencionada, reorientando la competencia hacia eficiencia y accesibilidad.
Este proceso está reconfigurando no solo la tecnología, sino también las relaciones de poder en la industria. Las alianzas estratégicas para proyectos monumentales como Stargate pueden alterar significativamente los equilibrios competitivos, creando nuevos actores dominantes y redefiniendo el panorama del sector.
El impacto global: oportunidades y brechas

El impacto de la IA generativa se distribuye asimétricamente a nivel global. Mientras países y empresas con recursos suficientes participan activamente en esta revolución, otras regiones enfrentan el riesgo de rezago. Las barreras no son solo económicas, sino también estructurales: infraestructura digital insuficiente y limitado acceso a talento especializado representan obstáculos significativos.
En América Latina, aunque se observa crecimiento en adopción, la inversión combinada de toda la región apenas alcanza 8.200 millones de dólares, una fracción de los 190 mil millones de economías avanzadas. Esta disparidad amenaza con ampliar las brechas existentes en lugar de reducirlas.
No obstante, surgen oportunidades incluso en este escenario. La IA generativa permite que territorios con infraestructura digital suficiente puedan especializarse en nichos específicos o desarrollar aplicaciones adaptadas a contextos locales, creando valor sin competir directamente en el desarrollo de modelos fundamentales.
¿Un cambio tan profundo como Internet?

The Wall Street Journal lo expresa con claridad: “a pesar del revuelo alrededor de herramientas como ChatGPT, es difícil ver que estamos experimentando una transformación tecnológica y cultural que rivaliza con la introducción de internet”. Los datos que muestra el periódico —la rápida adopción por millones de usuarios, las grandes inversiones en infraestructura y el avance acelerado de la tecnología— sugieren que estamos ante un cambio considerable.
Si Internet cambió cómo accedemos a la información y nos comunicamos, la IA generativa está transformando cómo creamos contenido y usamos el conocimiento. Este cambio probablemente afectará a muchas industrias, cambiará el mercado laboral y modificará la forma en que interactuamos en la sociedad.
Cada vez que usamos ChatGPT o Gemini o herramientas similares, aunque parezca algo simple, estamos participando en un cambio tecnológico muy importante. A diferencia de revoluciones anteriores, donde podíamos ver fábricas o máquinas, esta transformación ocurre en centros de datos y a través de algoritmos que están cambiando profundamente cómo funciona nuestra sociedad digital, aunque muchas veces no nos demos cuenta.
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