Guía de manejo: cuándo usar la marcha L en un vehículo automático

Los vehículos automáticos han facilitado la conducción para muchas personas, eliminando la necesidad de cambios manuales y permitiendo una experiencia más cómoda en el tráfico, pero para quienes están acostumbrados a los vehículos de transmisión manual pueden tener dudas sobre ciertos modos de la caja de cambios, como la marcha “L” (Low).

Esta función conocida como “baja” o “primera”, limita la transmisión a marchas más bajas para proporcionar más torque y mayor control del vehículo. Su uso es clave en condiciones específicas, como pendientes pronunciadas, terrenos accidentados o remolque de cargas pesadas.

De esta forma, aquí se detallan los escenarios en los que es clave utilizar la marcha L, junto con los beneficios que aporta para la conducción y la seguridad en la carretera.

Al conducir por pendientes pronunciadas, ya sea en subida o bajada, el uso de la marcha baja ayuda a mantener la estabilidad del vehículo. En ascensos, proporciona más torque para evitar que el motor se esfuerce en exceso. En descensos, reduce la velocidad sin depender completamente del freno, lo que disminuye el riesgo de sobrecalentamiento del sistema de frenado.

Según información del fabricante Land Rover, los terrenos montañosos pueden generar tensión en el motor y en los frenos, por lo que el uso de una marcha baja permite mantener un control más preciso. Este ajuste es sobre todo muy útil en caminos sin pavimentar o con inclinaciones pronunciadas donde la estabilidad del vehículo es crucial.

Cuando se conduce en hielo, nieve o superficies resbaladizas, la tracción se vuelve un factor clave para la seguridad. La marcha baja aumenta el torque y mejora el control del vehículo, permitiendo que las ruedas se adhieran mejor a la superficie y evitando deslizamientos inesperados.

Los expertos sugieren el uso de la marcha baja en estos escenarios para una conducción más controlada y estable. A diferencia de una marcha alta, que podría hacer que las ruedas pierdan tracción al acelerar, la marcha L facilita movimientos más precisos y seguros en condiciones climáticas desafiantes.

El remolque de objetos pesados, como remolques o botes, requiere una fuerza constante del motor para evitar esfuerzos innecesarios. La marcha baja ayuda a mantener un torque estable y una velocidad adecuada, reduciendo el estrés en la transmisión y mejorando la eficiencia del vehículo.

Es fundamental revisar el manual del propietario para conocer las velocidades adecuadas al usar la marcha baja en modo de remolque. Exceder estos límites podría ocasionar daños en la transmisión y afectar el rendimiento del vehículo. Este modo es ideal para mantener estabilidad y control en pendientes o al arrastrar cargas pesadas.

El uso de la marcha baja en la ciudad no suele ser necesario, porque las velocidades moderadas y la conducción en terrenos planos permiten a la transmisión automática gestionar los cambios de manera eficiente.

Sin embargo, en situaciones específicas, como embotellamientos con pendientes pronunciadas, puede ser útil para mantener una velocidad controlada sin forzar los frenos.

En general para la conducción urbana es seguro permitir que la transmisión funcione en modo automático normal, salvo en casos en los que se requiera más control por condiciones del camino. En descensos prolongados, cambiar a la marcha L puede reducir el uso del freno y prevenir el desgaste prematuro.

Los fabricantes establecen instrucciones sobre los límites de velocidad al utilizar la marcha baja. Superar estas velocidades podría causar un esfuerzo excesivo en el motor y la transmisión, generando posibles fallas mecánicas.

Asimismo, consultar el manual del propietario es esencial para conocer los rangos adecuados de velocidad en cada modelo de vehículo. Usar la marcha baja a velocidades demasiado altas puede ser contraproducente, por lo que su empleo debe restringirse a situaciones que realmente requieran mayor control del torque y estabilidad.