Juzgarán al jefe de una banda narco y a su pareja por un doble crimen ocurrido en Monte Grande

Los cuerpos fueron hallados el 2 de mayo de 2024 en un descampado ubicado en General Lavalle y Lobería

Guardar
La segunda víctima fue daño
La segunda víctima fue daño colateral de un ajuste de cuentas narco

Víctor Manuel Benítez, conocido como “José Cano”, y su pareja, Vanesa Martínez Morel, serán enjuiciados por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 3 de Lomas de Zamora como presuntos líderes de una banda narco por el doble crimen en Monte Grande, ocurrido en mayo de 2024, luego de que la ejecución de dos personas en un descampado expusiera una red de ajustes de cuentas, traiciones internas y operaciones encubiertas bajo la fachada de trabajos de albañilería.

El expediente aguarda la fijación de una fecha para el juicio. El doble crimen de Juan Peralta y Esthefany Milagros Casimiro Ventocilla representa un hecho clave dentro del enfrentamiento interno de la organización.

Según informó el portal Diario Conurbano, la fiscal Verónica Ciffarelli —al frente de la UFI 2 de Esteban Echeverría— avanzó en la recolección de pruebas y testimonios, así como en la reconstrucción digital de los movimientos de los sospechosos.

El 2 de mayo de 2024, la Policía localizó los cadáveres de las víctimas en un descampado en la intersección de las calles General Lavalle y Lobería, en Monte Grande.

Los elementos sustraídos en los
Los elementos sustraídos en los allanamientos realizados

Juan Peralta, de nacionalidad paraguaya y 41 años, presentaba heridas de arma de fuego; Esthefany Casimiro Ventocilla, ciudadana peruana de 24 años, había sido atacada con un arma blanca. El hallazgo encendió alarmas en la Policía bonaerense, que activó los protocolos para crímenes con rasgos de ejecución vinculados a disputas por la venta de drogas.

Las pesquisas revelaron que Peralta formaba parte de la banda liderada por “José Cano”. Según los investigadores, esta organización tenía sus bases en Esteban Echeverría y extendía operaciones sobre diversos barrios del sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, utilizando actividades de albañilería como cobertura para el comercio de drogas. Todos los integrantes principales identificados eran de nacionalidad paraguaya, lo que facilitaba una estructura cerrada y la reclutación de nuevos miembros bajo la apariencia de trabajo legal.

Uno de los elementos fundamentales de la acusación fue el análisis de los cruces de llamadas. Testimonios recabados y registros celulares permitieron reconstruir los movimientos previos y posteriores a los homicidios. Las ubicaciones de los dispositivos situaban a Benítez y parte de su círculo en cercanía al lugar del crimen, lo que reforzó la presunción de su participación activa en los hechos.

El Tribunal Oral en lo
El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 3 de Lomas de Zamora elevó la causa a juicio oral

La motivación para el doble asesinato surge del enojo de “José Cano” con Peralta, a quien acusaba de sustraer parte de la droga que debía vender y también de consumir parte de los estupefacientes.

La víctima, además, evadía rutas habituales para esquivar controles y cámaras de seguridad en autopistas, lo que generaba malestar en el líder narco. La pareja de Peralta, por su parte, no tenía vínculo con el tráfico de drogas, pero resultó víctima colateral del ajuste de cuentas.

Durante el operativo policial posterior se realizaron allanamientos en los partidos de Ingeniero Budge, Esteban Echeverría y Presidente Perón. De esta manera, seis personas fueron detenidas, entre ellas un hombre y una mujer que, según los registros de sus celulares, estuvieron presentes al momento de los hechos. Dos de los aprehendidos están directamente involucrados en el doble crimen ocurrido en mayo, confirmaron las fuentes consultadas.

El modus operandi de la banda quedó expuesto tras el avance de la investigación: el grupo se presentaba como una cuadrilla de albañiles para enmascarar los movimientos y no resultar sospechosos ante la Policía, clientes o vecinos. Esta “pantalla” facilitaba el tránsito y la logística para la venta de drogas, aprovechando el anonimato de la actividad laboral informal.

El liderazgo de Benítez permitió articular una red con conexiones en varios municipios del Conurbano y, según se desprende del expediente, la banda funcionaba con grado de organización suficiente para sortear controles y desplazar grandes cantidades de estupefacientes.