Cómo funciona un detector de monóxido de carbono y cuánto sale

A raíz de la tragedia ocurrida en Villa Devoto, donde una familia entera perdió la vida por una fuga de monóxido de carbono (CO) originada en un artefacto defectuoso, la atención pública volvió a centrarse en los dispositivos capaces de detectar esta amenaza invisible y mortal.

Los detectores de monóxido de carbono son dispositivos electrónicos diseñados para identificar la presencia de este gas tóxico en el aire y alertar a los habitantes mediante una alarma sonora antes de que las concentraciones alcancen niveles peligrosos para la salud.

El monóxido de carbono, explica Metrogas en su web, es extremadamente peligroso porque es inodoro, incoloro e insípido, lo que lo hace indetectable para los sentidos humanos y le ha valido el apodo de “asesino silencioso”. Su función principal es proporcionar una advertencia temprana ante una fuga de CO, permitiendo tomar medidas antes de que la situación se vuelva crítica.

Para muchos especialistas y organismos oficiales consultados, la presencia de detectores de CO es una de las políticas preventivas más efectivas que se pueden implementar en viviendas con fuentes de combustión.

Estos dispositivos funcionan mediante sensores incorporados que monitorean constantemente el aire en busca de monóxido de carbono.

Cuando se detectan concentraciones por encima de los límites seguros, el aparato emite una alarma sonora, a veces complementada por señales visuales, como una luz roja brillante, para advertir sobre el peligro. Los sensores más habituales son electroquímicos, ópticos o de semiconductores, que reaccionan químicamente ante la presencia del gas, desencadenando de inmediato el sistema de alertas.

El doctor Guillermo Capuya, en el programa de canal 13 Mujeres argentinas explicó en el programa del 13, que el tester “detecta las partículas por millón. Tiene una alarma...y tiene una luz roja que advierte la presencia de este gas”, subrayando la función primordial de estos dispositivos de generar un aviso claro y contundente en el hogar.

En el mercado argentino existen varias alternativas, cada una adecuada a diferentes necesidades y presupuestos.

Los detectores independientes o autónomos funcionan de manera aislada y utilizan baterías (como las pilas AA), siendo fácilmente instalables por el usuario, y recomendados por su practicidad y bajo costo.

Los modelos conectados se integran a sistemas de alarmas del hogar y permiten monitoreo remoto, ideal para quienes buscan protección avanzada y control desde el celular.

Por otro lado, los detectores combinados o duales suman la capacidad de advertir presencia de humo, gas natural o ambos, aportando soluciones integrales para pequeños espacios.

Además, hay variantes con display LCD que muestran la concentración de gas, el estado de las baterías y la temperatura ambiente.

Estos detectores operan midiendo la concentración de monóxido de carbono en el aire, expresada en partes por millón (ppm). Algunos modelos más avanzados registran también el tiempo de exposición a determinadas concentraciones, ya que la toxicidad depende no solo del nivel de CO sino de cuánto tiempo se permanece en ese ambiente.

Según el portal oficial argentina.gob.ar, niveles por debajo de 30 ppm generalmente no disparan la alarma.

Si las mediciones alcanzan entre 30 y 100 ppm, la alerta puede activarse luego de un tiempo; si superan los 100 ppm, el sonido de alarma se dispara de manera rápida e inmediata.

Estos dispositivos ofrecen una señal tanto sonora como lumínica que permite evacuar el área antes del agravamiento de la exposición. Además, estos parámetros protegen principalmente a niños, adultos mayores y personas con afecciones cardíacas, para quienes el monóxido representa un riesgo aún mayor.

Los valores de los detectores de monóxido de carbono varían sensiblemente según prestaciones, fuente de energía y nivel de tecnología.

El clásico modelo más vendido en las plataformas de venta online en el país se ubica entre los 40 mil y 45 mil pesos y es inalámbrico. Cubre un solo ambiente, posee una alarma sonora, sensor único y está pensado para una instalación sencilla por parte del usuario y protección inmediata de un área delimitada.

Detectores duales de gas y CO varían entre $119.550 y $230.200. Sistemas de alarma integrados de X-28 Alarmas con detección dual pueden ir desde $194.311 hasta $253.765. Y los modelos importados o de alta gama, como los combinados de humo y CO, pueden costar entre $77.515 y $92.698 (con envío internacional). Algunos modelos más sofisticados pueden alcanzar precios de $599.800 a $698.259.

Según Argentina.gob.ar, el monóxido de carbono representa una amenaza letal por ser totalmente imperceptible para los sentidos: no posee olor, color ni sabor y no irrita ojos ni mucosas, lo que impide que las personas identifiquen su presencia a tiempo.

Este gas se genera por la combustión incompleta de cualquier material con carbono. Una vez inhalado, el CO se une a la hemoglobina en la sangre con una afinidad mucho mayor que el oxígeno. Esta unión forma carboxihemoglobina, lo que impide que el oxígeno sea transportado eficazmente a los tejidos y órganos vitales del cuerpo, como el cerebro y el corazón. “El monóxido tiene una preferencia muy interesante: 200 a 300 veces más preferencia tiene el transporte de la hemoglobina”, explicó Capuya.

Los síntomas iniciales pueden incluir dolores de cabeza, mareos, náuseas y fatiga. A medida que la exposición continúa o la concentración aumenta, pueden presentarse convulsiones, pérdida del conocimiento, daño cerebral permanente y, en casos severos, la muerte en cuestión de minutos u horas.