
El Carnaval de Gualeguaychú, considerado la fiesta a cielo abierto más grande de Argentina, representa un despliegue de música, danza y color, y un relato de resistencia cultural. Desde sus inicios en el siglo XIX hasta su consolidación como el “Carnaval del País”, esta celebración supo reinventarse para mantener la vigencia y conquistar a miles de espectadores cada año.
Los orígenes del carnaval
El carnaval, una de las celebraciones más impactantes de América Latina, llegó a estas tierras de la mano de los españoles y se transformó con las influencias nativas y africanas. Su origen, profundamente cristiano y medieval, lo vinculó con los días previos a la Cuaresma, donde la alegría y el desenfreno daban paso a la abstinencia religiosa. En el litoral argentino, estas festividades adquirieron características únicas, mezclando tradiciones guaraníes, africanas y europeas, según publicó la municipalidad de Gualeguaychú.
Esta capital del carnaval entrerriano, es escenario de dos expresiones culturales que marcan cada verano: el “Carnaval del País”, con imponentes desfiles de comparsas, y los “Corsos Populares Matecito”, donde la música de la Corneta Murguera mantiene viva una herencia cultural arraigada. Ambas manifestaciones, aunque distintas en estilo, reflejan la esencia de la comunidad y su pasión por esta tradición.
Recuerdos, tradiciones y encuentros
En las décadas pasadas, el carnaval entrerriano era sinónimo de juegos con agua, disfraces improvisados y los tradicionales corsos, que llenaban las calles principales de las ciudades con familias expectantes. Los clubes barriales eran el corazón de los festejos, espacios donde grandes y chicos celebraban de manera espontánea, reforzando la conexión comunitaria.
Gualeguaychú tuvo también celebraciones únicas, como el romántico “Corso de Flores”. Este evento, impregnado del aroma de los nardos, destacaba por la entrega de pequeños ramos entre los jóvenes, convirtiendo las calles en un lugar de encuentros y expresiones de afecto. Estas tradiciones, aunque transformadas con el tiempo, dejaron una huella imborrable en la memoria colectiva.
Un homenaje que marcó la edición 2025

La edición de 2025 trajo espectáculos renovados, rindiendo homenaje a figuras icónicas de su historia. Este año, el evento lleva el nombre de “Ana Gelós de Peverelli”, fundadora de la comparsa O’ Bahía. La ceremonia de apertura incluyó un corte de cinta liderado por el gobernador Rogelio Frigerio, el intendente Mauricio Davico y el secretario de Turismo Jorge Satto, destacando la relevancia cultural y turística del carnaval.
El equipo organizador, encabezado por Diego Hilt Quiroz, trabajó arduamente para coordinar cada detalle y garantizar el éxito de esta edición. Estas acciones incluyeron mejoras en el Corsódromo, como la instalación de iluminación LED y el mantenimiento integral de las tribunas.
Primera noche: entre carrozas, música y competencia
El debut del Carnaval 2025 inició con la presentación de la banda oficial “Los más duendes”, que puso a bailar al público con el himno del carnaval. A partir de las 22 horas, las comparsas desplegaron todo su talento en el Corsódromo José Luis Gestro, con desfiles marcados por la creatividad y la competitividad, informó la página oficial del Carnaval del país.
Papelitos, representante del Club Juventud Unida, presentó su propuesta “Iguales”, una narrativa distópica con elementos steampunk. Entre faunos, centauros y una locomotora gigante como carro de apertura, la comparsa destacó por su energía y dinamismo, aunque algunos detalles en las carrozas requieren ajustes para las próximas noches.
Por su parte, Marí-Marí del Club Central Entrerriano, deslumbró con “Ítaca”, una reinterpretación épica de la Odisea. Su carro de apertura, un imponente caballo de Troya, robó la atención del público, mientras los vestuarios de lujo y la banda “Toque de Samba” cerraron el desfile con precisión y ritmo.
Kamarr, del Club Sirio Libanés, optó por “Eclipsia”, un relato alegórico sobre la lucha entre el bien y el mal representado por lobos. Aunque la banda “Caravana de Carnaval” brilló por su energía, los vestuarios reciclados y las carrozas incompletas opacaron su presentación inicial.
Finalmente, Ará-Yeví, del Club Tiro Federal, regresó con fuerza tras un año de descanso. Su propuesta, “Endiablada”, integró elementos del folclore del norte argentino y la figura del Rey Momo. Con música vibrante y carrozas bien terminadas, logró cerrar la noche con entusiasmo y precisión.
Con la mirada hacia el futuro

El Carnaval de Gualeguaychú es una celebración, y un motor cultural y económico que moviliza a la región. Con cada edición, las comparsas enfrentan el desafío de innovar, manteniendo el equilibrio entre tradición y modernidad.
En el Corsódromo, la alegría, el color y la música vuelven a reafirmar a Gualeguaychú como el epicentro de la fiesta y la pasión carnavalera en Argentina.
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