
Un misterio insondable del sueño ha comenzado a desconcertar a la comunidad científica: personas que aseguran haber experimentado una consciencia pura y vacía mientras duermen, un fenómeno que desafía lo que siempre se creyó sobre la mente humana.
Según un estudio pionero de la Universidad de Edimburgo, dirigido por Adriana Alcaraz-Sanchez, se han documentado episodios inéditos de lo que se conoce como “sueño sin objeto”, donde los individuos afirman estar completamente conscientes durante el sueño, pero sin la presencia de imágenes, sonidos, pensamientos ni siquiera una sensación de identidad.
Este fenómeno, reseñado por The Conversation, está abriendo nuevos horizontes en el estudio de la neurociencia y la filosofía de la consciencia, poniendo en jaque las concepciones más tradicionales sobre lo que significa estar consciente.
El fenómeno, conocido como “experiencia de sueño sin objeto”, se caracteriza por la ausencia total de contenido sensorial o mental durante el sueño, aunque la persona mantiene la consciencia de estar en ese estado. Según el estudio publicado en la revista Dreaming y los testimonios recogidos por Alcaraz-Sanchez, quienes vivieron esta experiencia describen una vigilia silenciosa y desprovista de cualquier objeto, sensación o pensamiento.
En ese sentido, algunos participantes la definen como una “conciencia de la nada” o de un “vacío”, donde incluso el sentido del “yo” parece desvanecerse.

Tradiciones filosóficas y antecedentes del sueño sin objeto
Aunque la ciencia occidental apenas comienza a explorar este tipo de consciencia, las tradiciones filosóficas orientales reflexionaron sobre ella durante siglos. El Vedanta Advaita, una escuela filosófica india basada en los Vedas, interpreta el sueño profundo —conocido como “sushupti”— como un estado de “simple consciencia”, en el que la persona permanece consciente sin contenido alguno.
Por su parte, el linaje Dzogchen del budismo indotibetano enseña prácticas como el yoga del sueño, que buscan reconocer la esencia de la consciencia tanto en la vigilia como en el sueño, aspirando a alcanzar un estado de consciencia pura, sin pensamientos ni identidad. Estas tradiciones describieron estados similares al “sueño sin objeto” que ahora la ciencia comienza a investigar sistemáticamente, según detalla The Conversation.
Metodología y hallazgos de la investigación sobre consciencia durante el sueño
Para estudiar este fenómeno, el equipo de la Universidad de Edimburgo realizó una encuesta en línea a 573 personas sobre experiencias inusuales durante el sueño, incluyendo formas mínimas de consciencia. Posteriormente, se llevaron a cabo entrevistas detalladas con 18 participantes que reportaron haber vivido episodios de sueño sin objeto.
Estas entrevistas siguieron un protocolo inspirado en la microfenomenología, una técnica que ayuda a los individuos a recordar y describir con precisión los matices de sus vivencias internas.
Además, en un estudio reciente, los investigadores emplearon un protocolo de inducción que combinaba meditación, visualización y técnicas de sueño lúcido, junto con el uso de electroencefalogramas portátiles para registrar la actividad cerebral durante el sueño.

Los resultados, publicados por The Conversation, revelan un espectro de experiencias de “sueño sin objeto”. Algunos participantes describieron la disolución completa del sentido del “yo”, en términos comparables a la “disolución del ego” observada en estados de meditación profunda o tras el consumo de ciertas sustancias psicodélicas.
Otros hablaron de una vaga sensación de “estar ahí” en un estado indefinido, o de una consciencia del vacío. En todos los casos, los episodios se caracterizaron por la ausencia de contenido sensorial y la simple certeza de estar conscientes.
Un aspecto relevante de la investigación es la relación —o la falta de ella— entre estas experiencias y las prácticas meditativas. Aunque el “sueño sin objeto” fue tradicionalmente vinculado a disciplinas contemplativas como el yoga del sueño, los datos recogidos por el equipo de Alcaraz-Sanchez muestran que personas sin experiencia en meditación también pueden experimentar este fenómeno.

De hecho, la encuesta no encontró una asociación significativa entre la práctica meditativa y la aparición de sueños sin objeto. Por otro lado, sí se observó una correlación entre el sueño lúcido —cuando la persona es consciente de estar soñando— y las experiencias de sueño sin objeto, aunque no todos los soñadores lúcidos reportaron este tipo de vivencias.
La rareza de estos episodios plantea desafíos metodológicos para su estudio. Los investigadores de la Universidad de Edimburgo desarrollaron técnicas para intentar inducir y registrar estos estados, como la combinación de meditación y entrenamiento en sueño lúcido, junto con la monitorización cerebral. Las grabaciones de electroencefalograma confirmaron que algunos de estos estados ocurren durante el sueño no REM, una fase caracterizada por la ausencia de los complejos contenidos oníricos habituales.
Implicaciones científicas y filosóficas del sueño sin objeto
El análisis de estas experiencias, según destaca The Conversation, tiene implicaciones profundas para la ciencia de la consciencia. La existencia de un estado consciente sin contenido desafía la visión predominante en Occidente, que considera la consciencia como siempre dirigida a un objeto o contenido.
Este hallazgo obliga a reconsiderar las teorías sobre la base neurobiológica de la consciencia y abre nuevas vías para investigar estados alterados, como la meditación profunda, la privación sensorial o la llamada “mente en blanco”, en los que la actividad mental parece reducirse al mínimo.

La posibilidad de que una persona permanezca consciente de la ausencia total de contenido durante el sueño invita a replantear los límites de la mente y a explorar dimensiones poco conocidas de la experiencia humana.
Comprender cómo se puede ser consciente de la nada durante el sueño podría aportar claves inesperadas sobre la naturaleza misma de la consciencia.
Perspectiva neurocientífica y clínica del sueño sin objeto
Las investigaciones sobre el “sueño sin objeto” abren un campo de diálogo directo con la neurociencia del sueño y de la consciencia. Diversos estudios han mostrado que los estados de consciencia mínima o atípica, como el sueño lúcido, implican la activación de ciertas regiones cerebrales específicas. En particular, la corteza prefrontal dorsolateral suele mostrar un mayor nivel de actividad en comparación con el sueño REM común, lo que se vincula a la autorreflexión y a la capacidad de reconocer que se está soñando.
Asimismo, estructuras subcorticales como el tálamo desempeñan un papel esencial en la regulación del flujo de información sensorial y en el mantenimiento de la experiencia consciente, incluso cuando el contenido perceptivo es nulo.
A ello se suma la participación de la red de modo por defecto (DMN), asociada con la introspección y el sentido del yo, cuya desactivación parcial o modulación podría explicar la disolución del “yo” reportada en experiencias de sueño sin objeto.
Este tipo de hallazgos se inscribe en un debate cada vez más relevante en neurociencia: la consciencia entendida como un continuo más que como un interruptor binario de encendido/apagado. Según esta perspectiva, los estados de la mente se distribuyen en un espectro que va desde la consciencia plena con contenido (vigilia), pasando por experiencias mínimas como el sueño lúcido o el sueño sin objeto, hasta llegar a formas de inconsciencia profunda.

Diferenciar estos fenómenos resulta fundamental también desde un punto de vista clínico. Mientras que en el “sueño sin objeto” la persona mantiene un registro consciente, aunque vacío de contenido, en estados como el coma o la anestesia se produce una inconsciencia clínica, sin memoria ni autopercepción alguna.
Esta distinción ayuda a clarificar diagnósticos médicos y a comprender mejor los llamados “estados en blanco”, donde el paciente parece desconectado del entorno pero podría mantener formas residuales de consciencia.
En este sentido, estudiar científicamente el “sueño sin objeto” puede aportar criterios más precisos para diferenciar entre la simple ausencia de contenido consciente y la pérdida real de la consciencia.
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