
En la Argentina se estima que un tercio de la población adulta es hipertensa. Una cifra de por sí preocupante, pero que podría incluso ser mayor.
En el Día Mundial de la Hipertensión Arterial, que se celebra cada 17 de mayo, el cardiólogo Pablo Rodríguez (MN 75816), jefe de la Clínica de Hipertensión Arterial del ICBA Instituto Cardiovascular y presidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial advirtió a Infobae que “la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo en las últimas tres ediciones habla de alrededor de un 35% de prevalencia de hipertensión arterial. Eso muestra la respuesta del paciente cuando se le pregunta si es hipertenso o no".
“Sin embargo, cuando en la última encuesta se le tomó la presión a un grupo de pacientes, no a todos, esa prevalencia aumentó a casi el 50%. Es decir que existe la posibilidad de que en realidad uno de cada dos adultos en Argentina sea hipertenso”, dijo. Tomarse la presión es sencillo, lleva pocos minutos y se puede hacer en la consulta médica, en una farmacia o en casa si tenemos un equipo adecuado. Sin embargo, no es una práctica habitual en la mayoría de la población.
El desconocimiento de los dos números que marcan la mínima y la máxima constituye una oportunidad perdida de detectar a tiempo la hipertensión arterial (HTA), un factor de riesgo que raramente está solo, debido a la cantidad de patologías a las que está asociado.
¿Cuáles son los valores normales de presión arterial?

La HTA se caracteriza por la presencia de valores de presión persistentemente mayores a 140 de máxima y/o 90 de mínima (lo que habitualmente conocemos como 14/9).
Cuando los registros están por encima de estos niveles la mayor parte del tiempo, se considera al paciente hipertenso independientemente de que los supere por mucho o por poco.
La enfermedad puede desarrollarse en cualquier etapa de la vida, incluso en la infancia, pero la prevalencia aumenta con la edad. A tal punto que a partir de los 65 años llega al 70%.
Un mito sobre esta patología es que afecta mayormente a los varones. Sin embargo, esto no es tan así. “Hasta la menopausia, la prevalencia de hipertensión en la mujer es ligeramente menor que en el hombre, pero a partir de la menopausia es mayor en mujeres. De modo que si uno tomara globalmente la población aproximadamente la misma proporción de hombres y mujeres son hipertensos”, detalló Rodríguez.
Un factor de riesgo que muchos ignoran

Las estadísticas de los pacientes con HTA en la Argentina muestran otra situación de gravedad. El hecho de que se trate de una patología sin síntomas específicos, sumado a la falta de controles habituales, lleva a que la mitad de los pacientes no conozcan su condición.
Lo que empeora la situación es la baja adherencia a los tratamientos o la indicación inadecuada o insuficiente de los mismos, ya que se estima que apenas el 25% de los hipertensos está debidamente controlado.
¿Por qué la hipertensión arterial es tan riesgosa?
En principio se trata de un factor de riesgo “multitasking”, ya que no está asociado a una sola patología sino a múltiples.
El doctor Rodríguez lo explica así: “La hipertensión es el principal factor de riesgo para accidente cerebrovascular. También uno de los principales para producir un infarto de miocardio e insuficiencia cardíaca. Junto con la diabetes son las dos principales causas de enfermedad renal crónica e insuficiencia renal".

“Se trata de una enfermedad que genera daño en múltiples órganos -continuó Rodríguez- a los que llamamos órganos blancos de la hipertensión. Estos son el sistema vascular y el corazón, el sistema nervioso central, fundamentalmente a nivel cerebral; y el riñón. Y en las arterias en sí mismas, de allí su nombre. Siempre les digo a mis pacientes que arterial es el apellido de la enfermedad y el apellido nos dice dónde está el problema. En este caso se da en las arterias, con todo lo que eso implica”.
Desde el punto de vista de las comorbilidades, la HTA se asocia con muchísima frecuencia con otros desórdenes cardio-reno-metabólicos, como por ejemplo la diabetes, y es muy habitual que se presente en pacientes obesos y en otras enfermedades como el colesterol alto.
“La presencia de hipertensión ensombrece el pronóstico cuando se dan estas comorbilidades. Un paciente diabético hipertenso tiene mucho más riesgo que si fuese solo diabético o solo hipertenso. La diabetes y la hipertensión arterial son como una asociación ilícita. Algo similar sucede con la obesidad o la hipercolesterolemia”, advierte el experto del ICBA.
A la vez, y como contrapartida, muchos pacientes que tienen obesidad mejoran sus niveles de presión al bajar de peso. Existe incluso registros de personas con obesidad mórbida que al someterse a cirugías metabólicas o bariátrica logran normalizar su presión o mantenerla bajo control.
El efecto hereditario y las causas subdiagnosticadas

La hipertensión arterial tiene un gran componente hereditario. El 90% de los pacientes son hipertensos esenciales o primarios, es decir, que no hay una causa médica identificable para su condición. En general estos casos tienen una carga genética muy importante.
“Se dice globalmente que si uno tiene un padre hipertenso, tiene 40% de chance de ser hipertenso. Si uno tiene dos padres hipertensos, tiene 70% de chance de serlo. También el hecho de tener padres que hayan tenido enfermedad cardiovascular, sobre todo de forma precoz, aumenta los riesgos. Todo esto debe siempre ser tomado en cuenta cuando se evalúa un paciente”, afirma el doctor Rodríguez.
Por el contrario, uno de cada 10 casos son de hipertensión arterial secundaria, en las que sí hay un factor desencadenante.
El especialista cuenta que, sin embargo, “los pacientes muchas veces tienen presión alta pero no tienen diagnóstico de la patología que la provoca. Esto es algo que se debe estudiar, sobre todo en cuadros más severos o resistentes al tratamiento. También cuando tienen antecedentes familiares de, por ejemplo, accidente cerebrovascular en forma precoz, porque muchos de estos pacientes en realidad tienen un hiperaldosteronismo primario que es una causa potencialmente tratable, ya sea en forma quirúrgica o con un tratamiento farmacológico específico”.
Cómo es el tratamiento de la hipertensión

El tratamiento de la hipertensión arterial se basa en dos pilares fundamentales y el primer paso está a manos de todos: adoptar un estilo de vida saludable. Esto significa sostener una dieta baja en sodio, mantener un peso adecuado y hacer actividad física en forma regular. A esto se suma no fumar (o dejar el hábito en el caso de los fumadores) y reducir la ingesta de alcohol a los límites aceptados.
“La gran mayoría de los hipertensos además va a necesitar un tratamiento farmacológico. Aproximadamente 7 de cada 10 pacientes debe tomar dos o más fármacos para mantener la presión controlada. Se recomienda el uso de combinaciones en un único comprimido para mejorar la adherencia al tratamiento, que es uno de los graves problemas en todas las enfermedades crónicas”, sostiene el doctor Rodríguez.
Se estima que al año de iniciado un tratamiento, menos de la mitad de los pacientes está tomando la medicación de la forma indicada. Por eso los médicos hoy buscan simplificar las estrategias terapéuticas para reducir las chances de abandono.
¿Con qué frecuencia hay que tomarse la presión?

No sólo los hipertensos o quienes sospechan serlo tienen que tomarse la presión: todos deberíamos hacerlo periódicamente. Lo ideal es tener los primeros registros en la infancia, cuando se visita al pediatra, y luego mantener la frecuencia que se recomienda para cada edad.
“A partir de los 18 años, incluso quien no tenga ningún factor de riesgo conocido, debería controlarse la presión mínimamente una vez por año. Y después de los 40 años, la recomendación es por lo menos dos veces al año.
Siempre en las mejores condiciones posibles para que ese registro sea un valor confiable”, detalla el jefe de la Clínica de Hipertensión Arterial del ICBA Instituto Cardiovascular. La consulta médica es una oportunidad perfecta para realizar la toma, ya que allí un profesional practica la técnica de forma adecuada y con equipos automáticos y validados.
Una de las herramientas de diagnóstico que usan los centros especializados es el monitoreo ambulatorio de presión arterial de 24 horas o presurometría, que es un estudio que toma registros de la presión arterial a lo largo de 24 horas, tanto de día como de noche.
“Contra el componente genético de la hipertensión no se puede luchar, porque tarde o temprano va a aparecer. Pero lo que sí podemos hacer es que la enfermedad se manifieste lo más tardíamente posible. Y esto se logra con una vida saludable. Cuanto menos tiempo estemos expuestos a la hipertensión arterial, menos riesgo tenemos de tener eventos cardiovasculares, renales o cerebrales que están vinculados a esta”, concluye el doctor Pablo Rodríguez, en el marco del Día Mundial de la Hipertensión Arterial.
*El Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA) fue creado en 1978 con el objetivo de trabajar para que los pacientes con afecciones cardiovasculares vivan más y mejor. Es un centro de excelencia en el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares y es una institución referente en Argentina y la región.
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