
El cáncer es una de las principales causas de muerte a nivel global, con casi 10 millones de muertes reportadas en 2020, según los últimos datos suministrados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En América, la cifra supera los 4,2 millones de casos nuevos, mientras que en Argentina, ese mismo año, se registraron más de 130 mil afectados.
Ante este contexto, la identificación de factores hereditarios que puedan advertir el desarrollo de tumores es esencial, es por eso que el análisis de la genética familiar se presenta como una mejora en las estrategias de prevención y tratamiento. Sin embargo, más de la mitad de estos enfrentan barreras económicas para acceder a estudios genéticos detallados.
El Instituto Oncológico Henry Moore emitió el Cuarto Informe de Síntesis, el cual se enfoca precisamente en cómo los antecedentes familiares de cáncer pueden ayudar a identificar mutaciones hereditarias que incrementan el riesgo de desarrollar ciertos tipos de tumores.
¿El objetivo? Que los médicos puedan diseñar estrategias de prevención y tratamiento más efectivas, ya que la relación entre los factores hereditarios y las alteraciones genéticas en el ADN de las células tumorales permite entender cómo los pacientes y sus familias pueden ser más susceptibles a la enfermedad.

De acuerdo al informe, el 67% de los pacientes (17.343 de 25.619 pacientes) estudiados tenían antecedentes hereditarios de cáncer, un hallazgo que subraya la importancia de incorporar la información genética heredofamiliar en los procesos de diagnóstico y tratamiento. Según el trabajo: “Identificar los factores familiares de cáncer puede conducirnos a determinar factores genéticos que nos permitan explicar por qué los miembros de esa familia son más propensos a tener cáncer o a padecer un tipo determinado de cáncer”.
Además, el documento estima que el 40% de los pacientes oncológicos cumplen con al menos uno de los criterios para recibir consejo genético. Esto refleja la alta prevalencia de los factores hereditarios en cánceres comunes como el de mama, próstata y colon, que son también los más frecuentes en Argentina.
Asimismo, el trabajo resalta el rol de la genética hereditaria para transformar la medicina de precisión de la mano de la identificación de mutaciones específicas en los pacientes, con lo cual se podrán brindar terapias más eficace y, seguimientos más preciso para evitar la aparición de tumores secundarios. Según estimaciones, aproximadamente el 4,5% de la población en riesgo debería ser priorizada para estudios genéticos detallados, lo que abre nuevas posibilidades para una intervención más temprana y personalizada.

El cáncer es una enfermedad compleja que se origina cuando células normales alteran su comportamiento. Estos cambios pueden ser genéticos (cuando hay errores en el ADN, que es como el “manual de instrucciones” de las células, y pueden heredarse de los padres) o epigenéticos (cuando algo fuera del ADN, como la comida o el ambiente, hace que ciertos genes se activen o desactiven, pero el ADN no cambia). En un cuerpo sano, las células crecen y se mueren de forma ordenada, pero en las patologías oncológicas, las células no siguen estas reglas y crecen de manera descontrolada.
Desde una perspectiva genética, las células cancerosas presentan alteraciones en su ADN, lo que afecta su capacidad para reparar daños y regula de manera incorrecta su crecimiento. Estos cambios pueden incluir mutaciones en los genes supresores de tumores o en aquellos involucrados en la reparación del ADN.
El impacto de los antecedentes familiares en el riesgo de desarrollar cáncer
El Informe, que se basa en el análisis de los antecedentes familiares de 25.619 pacientes diagnosticados con cáncer entre septiembre de 2012 y noviembre de 2023, advierte la prevalencia de la genética heredofamiliar en el desarrollo del cáncer. Como se dijo, el 67% de los pacientes (17.343) registraron 50.709 enfermedades o causas de muerte relacionadas con el cáncer en familiares de primer, segundo o tercer grado.

En palabras del doctor Ernesto Gil Deza, Director de Investigación y Docencia del Instituto: “El informe está orientado a tratar de dilucidar la importancia que la información heredofamiliar puede tener en la génesis del cáncer y de qué manera seleccionar los pacientes o familiares que deberían recibir consejo genético y, eventualmente, realizar estudios para identificar mutaciones específicas en el código genético, con el fin de prevenir de un modo más eficaz la aparición de tumores.”.
De los 17.343 pacientes con antecedentes familiares, un 40,4% reportó que su padre había tenido cáncer, 41,9% que había sido su madre; mientras que el 46,3% advirtió sobre sus hermanos y 46,2% indicó a sus abuelos. Los números se completan con: tíos con el 66,2%, hijos con el 23,7%, y nietos con el 26,1%.
“La mitad de los pacientes (12.861) registraron por lo menos un familiar de primer grado (Padres, Hijos, Hermanos), segundo grado (Abuelos, Nietos, Tíos) o tercer grado (Tíos abuelos, Primos o Sobrinos nietos) con cáncer”, resume el documento.
Entre los cánceres reportados, el de mama fue el más frecuente, seguido por el colorrectal y el de pulmón, estos tres tumores son los que se llevan las más altas tasas de prevalencia. “Identificar el riesgo familiar es el primer paso para poder cuidar mejor tanto al paciente como a sus allegados”, advierten desde el documento.

Un aspecto clave del informe es que se destaca que el 40% de los pacientes oncológicos cumplen al menos uno de los criterios establecidos para recibir consejo genético, los cuales incluyen tener dos o más tumores primarios, antecedentes de cáncer de mama bilateral, y antecedentes familiares de cáncer en edades tempranas.
“Puede que la información recabada permita, además, una terapéutica específica para el paciente con cáncer o seguimiento de alto riesgo para evitar el segundo tumor primario, pero sobre todo nos permite informar y estudiar a los demás miembros de la familia y ayudar a un mejor cuidado del grupo familiar mediante la prevención de tumores”, afirma el escrito.
El informe además advierte sobre la identificación de los antecedentes familiares y su rol ante la prevención del cáncer, ya que abre las puertas a una medicina personalizada. Esto factor es determinante cuando se identifican mutaciones específicas que podrían guiar el tratamiento, como las que se encuentran en los genes BRCA1 y BRCA2 para el cáncer de mama.
Además, el estudio resalta la necesidad de continuar investigando los marcadores genéticos y de crear bases de datos nacionales e internacionales que puedan facilitar la identificación de familias con mayor riesgo de cáncer. Es que, entre los pacientes con más de un tumor primario, el 5% (1.365 de 25.619) presentaron dos tumores diferentes simultáneos o sucesivos.

Este dato subraya la necesidad de un enfoque especial para los pacientes con múltiples tumores, que deben ser considerados en grupos de mayor riesgo genético. A modo de ejemplo, los pacientes con cáncer de mama representaron la mayor parte de este grupo, con 3.342 casos de tumores bilaterales o múltiples.
Consejo genético, barreras y oportunidades
El estudio realizado por el Instituto Oncológico Henry Moore subraya la importancia del consejo genético como herramienta para mejorar la prevención y el tratamiento del cáncer.
De acuerdo con Gil Deza:“Identificar los factores familiares de cáncer puede conducirnos a determinar factores genéticos que nos permitan explicar por qué los miembros de esa familia son más propensos a tener cáncer o a padecer un tipo determinado de cáncer”.

Otros criterios específicos que se utilizan para seleccionar a los pacientes para el consejo genético, según el trabajo, incluyen casos en los que los pacientes tienen antecedentes de cáncer bilateral (por ejemplo, cáncer de mama en ambos senos) o un historial de tumores raros que sugieren una predisposición genética.
El informe también resalta varias barreras importantes que dificultan la implementación generalizada de los estudios genéticos y el consejo genético en la práctica clínica. Uno de los problemas identificados es la falta de estandarización en la recopilación de datos, ya que el 43% de los médicos en Argentina no siguen un protocolo uniforme para registrar esta información.
Además, existe un sesgo de género en el registro de antecedentes familiares, ya que el 60% de las mujeres informan más detalles sobre sus antecedentes familiares en comparación con los hombres. Esto crea un vacío de información que puede afectar la precisión de los estudios.
Un problema adicional es la protección de la privacidad, siendo que el 58% de los pacientes temen que la divulgación de sus antecedentes familiares pueda generar consecuencias sociales o laborales, lo que refuerza la necesidad de políticas de privacidad estrictas.

En cuanto a las oportunidades, se resalta la creación de bases de datos nacionales como PROCAFA (Programa de Cáncer Familiar del INC) y el SITHER, que permiten almacenar información genética relevante para el diagnóstico y seguimiento de pacientes con antecedentes familiares de cáncer.
Actualmente, el 5% de los pacientes en el país tienen acceso a estos estudios, lo que subraya la necesidad de expansión en la cobertura y acceso a estos recursos, especialmente para personas de bajos recursos; ya que otro desafío clave es el costo de los estudios genéticos.
El informe menciona el 65% de los pacientes con antecedentes familiares de cáncer que no pueden pagar los estudios genéticos debido a los altos costos.
Prevención personalizada: el futuro de la medicina de precisión
El informe del Instituto Oncológico Henry Moore resalta, además, el papel clave de la medicina de precisión en el tratamiento y la prevención del cáncer. La identificación de factores hereditarios a través de los antecedentes familiares permite diseñar estrategias de prevención personalizadas que aumentan las probabilidades de detectar el cáncer en etapas tempranas y de adaptar los tratamientos a las características genéticas de cada individuo.

La medicina de precisión se basa en la idea de que los tratamientos deben ser ajustados no solo al tipo de cáncer, sino también al perfil genético específico del paciente. En paralelo, la información genética heredofamiliar también toma un papel determinante en la personalización del tratamiento.
Además, el estudio también sugiere que al integrar la genética en el diagnóstico y tratamiento, los médicos pueden ofrecer terapias más efectivas y menos invasivas, con lo cual no solo se optimizan los resultados del tratamiento, sino que también se reduce los efectos secundarios.
Uno de los hallazgos más importantes del informe es que el 20% de los afectados con cáncer de mama hereditario podrían beneficiarse de tratamientos específicos si sus antecedentes familiares son considerados desde el inicio del diagnóstico. Estos pacientes, que tienen una mutación genética heredada, a menudo responden de manera diferente a los tratamientos convencionales.
El informe también subraya que la prevención personalizada no se limita solo a los tratamientos, sino que también incluye el seguimiento constante de los pacientes con un alto riesgo genético. Estos pacientes deben someterse a pruebas periódicas de manera más frecuente, ya que se asegura una detección temprana y se aumentan considerablemente las probabilidades de tratamiento exitoso.
Sin embargo, el informe también hace un llamado a reducir los costos de los estudios genéticos, ya que, actualmente, estos tratamientos de medicina personalizada son accesibles solo para una fracción de la población. Una realidad que limita el acceso a la prevención personalizada y resalta la necesidad de políticas públicas que permitan hacer estos estudios más accesibles.
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