
Los fenómenos extremos como los temporales pueden provocar inundaciones, pérdidas materiales y muertes, como ocurrió en Bahía Blanca el viernes 7 de marzo pasado. Durante las semanas posteriores al desastre también pueden generarse impactos en la salud de las personas si no se tienen en cuenta las medidas de prevención.
Las inundaciones pueden desencadenar enfermedades y lesiones graves debido a varios factores, como la exposición a agua contaminada y la falta de acceso a atención médica adecuada.

El Ministerio de Salud bonaerense advirtió que en la zona de Bahía Blanca y alrededores hay mayor riesgo de enfrentar estos 9 problemas:
- Enfermedades transmitidas por agua o alimentos (intoxicación alimentaria, diarreas agudas)
- Infecciones respiratorias agudas
- Lesiones de causa externa, como heridas por cortes
- Accidentes por mordeduras de perro, gato y murciélagos
- Envenenamiento por animales, como alacranes, víboras y arañas
- Leptospirosis
- Diarreas parasitarias
- Hepatitis A
- Dengue

“Después de una inundación como la que ocurrió en Bahía Blanca, hay que tener en cuenta de que puede aumentar el riesgo de adquirir infecciones gastrointestinales, hepatitis A, infecciones de la piel y partes blandas por cortes o pequeñas heridas e infecciones como leptospirosis”, dijo a Infobae la médica infectóloga Susana Lloveras, secretaria de la comisión directiva de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) y ex presidenta de la Sociedad Latinoamericana de Medicina del Viajero.
Otro riesgo es ser picados por mosquitos que transmiten infecciones. En el verano de 2024, Bahía Blanca registró casos autóctonos de dengue, la infección transmitida por mosquitos Aedes aegypti. Tras la inundación, podrían proliferar más insectos y por eso se aconsejó extremar las medidas de prevención.
Los problemas más frecuentes después de las inundaciones

Uno de los problemas más frecuentes tras una inundación son las enfermedades transmitidas por el agua y los alimentos contaminados. El consumo de agua no potable o alimentos que hayan estado en contacto con aguas sucias puede provocar intoxicaciones alimentarias, diarreas agudas y hepatitis A.
Estas afecciones son consecuencia de la contaminación de fuentes de agua y de la falta de acceso a servicios adecuados de saneamiento.
Es fundamental evitar el consumo de agua no tratada y de alimentos que hayan estado expuestos al agua de las inundaciones. De esta manera, se previenen brotes de enfermedades gastrointestinales, especialmente entre niños, adultos mayores y personas con sistemas inmunitarios debilitados.

“Después de una inundación, es importante no tomar agua de red y consumir agua mineral o previamente hervida. No se debe utilizar el agua de red para lavar los alimentos ni tampoco para enjuagarse los dientes”, afirmó Lloveras.
“Todas las verduras deben estar bien lavadas con agua potable y se deben consumir preferentemente alimentos cocidos. Es importante eliminar todos los alimentos que puedan haber tomado contacto con agua de la inundación”, resaltó.
¿Qué es la leptospirosis y qué la causa?

Otro de los impactos de las inundaciones es el potencial riesgo de transmisión de leptospirosis. Esta infección es causada por la bacteria Leptospira, que se transmite principalmente por el contacto con agua o barro contaminado, especialmente con la orina de animales infectados como roedores.
La infección puede causar síntomas leves, como fiebre, dolor muscular y malestar general, pero en su forma más grave puede provocar insuficiencia renal, daño hepático, meningitis y hemorragias.
Como el período de incubación de la leptospirosis puede ser de hasta 15 días, los casos suelen aumentar en las semanas posteriores a la inundación.

Para la prevención de la leptospirosis, “se debería usar calzados y guantes adecuados al realizar actividades en ambientes inundados. También se puede usar profilaxis con el medicamento doxiciclina indicado por profesionales de la salud o las autoridades sanitarias mientras dure el riesgo de exposición. Ese fármaco está contraindicado en menores de 8 años y embarazadas”, precisó la médica.
La vigilancia epidemiológica debe ser intensificada para detectar estos casos lo antes posible y brindar el tratamiento adecuado.
Los equipos de salud deben estar alerta ante los casos sospechosos, especialmente aquellos con antecedentes de exposición a aguas contaminadas, según advirtió el Ministerio bonarense.
Qué enfermedades respiratorias pueden aumentar

Las infecciones respiratorias agudas son comunes después de las inundaciones debido a las condiciones de hacinamiento y la exposición a ambientes insalubres.
La cercanía a personas infectadas y las malas condiciones de higiene en los refugios temporales favorecen la propagación de virus y bacterias que causan enfermedades respiratorias.
Entre las infecciones más frecuentes se incluyen bronquiolitis, neumonía y enfermedades similares a la gripe. Estas afecciones pueden manifestarse con fiebre, tos, dificultad para respirar y malestar general.
En este sentido, es esencial realizar un seguimiento cercano de los casos de enfermedades respiratorias, especialmente en niños, ancianos y personas con enfermedades preexistentes que pueden complicarse rápidamente.
Cómo protegerse frente al riesgo de enfermedades tras las inundaciones

Las autoridades sanitarias resaltaron la importancia de tomar medidas preventivas para reducir el riesgo de contraer enfermedades después de las inundaciones. Algunas de las estrategias recomendadas son:
- Vacunación
La vacunación es fundamental para prevenir enfermedades como la hepatitis A y el tétanos, especialmente en personas que han estado expuestas a aguas residuales o que han sufrido heridas durante las inundaciones. Se recomienda la vacunación contra la hepatitis A para aquellos que han estado en contacto con aguas contaminadas.
“Se debería verificar que todos los niños estén vacunados contra la hepatitis A a los 12 meses. Los adultos que no tengan anticuerpos contra hepatitis A deberían recibir dosis”, señaló la doctora Lloveras.
Además, es importante que las personas con heridas o lesiones reciban la vacuna antitetánica para prevenir infecciones graves. La vacunación antigripal también es clave, especialmente para los grupos más vulnerables, como niños, personas mayores y personal de salud.
- Higiene y saneamiento

Se recomienda lavarse las manos con frecuencia, especialmente antes de comer o después de manipular alimentos o haber estado en contacto con superficies potencialmente contaminadas. Las viviendas deben desinfectarse regularmente con productos como lavandina para eliminar cualquier rastro de contaminación.
- Protección personal
Para evitar el contacto con aguas contaminadas, se recomienda el uso de guantes, botas y ropa impermeable. Además, las personas deben cubrir cualquier corte o herida con apósitos impermeables para reducir el riesgo de infecciones. También es importante mantener a los animales domésticos alejados de áreas potencialmente contaminadas y garantizar que no entren en contacto con aguas estancadas.
- Monitoreo y atención médica

Los equipos de salud deben intensificar la vigilancia en las semanas posteriores a la inundación, ya que algunas enfermedades pueden presentarse con un retraso en su aparición. Cualquier caso sospechoso debe ser notificado inmediatamente para permitir una intervención rápida. Los sistemas de salud deben estar preparados para responder a posibles brotes y atender adecuadamente a los afectados.
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