
La psoriasis es una enfermedad crónica que afecta a aproximadamente el 2 o 3% de la población mundial, lo que equivaldría a más de 125 millones de personas, según el World Psoriasis Day Consortium. Esta condición se caracteriza por la aparición de lesiones rojas en la piel, cubiertas por escamas blancas que pueden ser dolorosas. Si bien su impacto en la calidad de vida es bien conocido, un reciente hallazgo podría ofrecer una nueva perspectiva sobre su tratamiento.
Ahora, una reciente investigación realizada por científicos de diversas instituciones francesas examina el impacto de la nutrición en la salud dermatológica y sus implicaciones terapéuticas. En ese sentido, el trabajo publicado en la revista Journal of the American Academy of Dermatology (JAAD), identificó una posible relación entre el consumo de alimentos ultraprocesados y el empeoramiento de los síntomas de la enfermedad.
Asimismo, la investigación establece que, mientras los factores genéticos y ambientales siempre fueron considerados los principales desencadenantes, los alimentos ultraprocesados podrían estar desempeñando un rol fundamental en la intensificación de los brotes y la inflamación en los pacientes, y tendría un rol clave en el control de los síntomas a largo plazo.
Alimentos ultraprocesados y la psoriasis

La psoriasis es una enfermedad crónica de la piel que se caracteriza por la acelerada proliferación de las células de la epidermis, lo que genera placas enrojecidas y escamosas. Aunque su causa exacta aún es desconocida, factores como la genética, el estrés y la dieta son determinantes en su aparición y empeoramiento. Recientemente, se identificó la influencia de los alimentos ultraprocesados sobre la patología.
Los alimentos ultraprocesados son aquellos que se elaboran mediante procesos industriales complejos y contienen ingredientes artificiales como conservantes, colorantes y potenciadores del sabor. Entre ellos se incluyen bebidas azucaradas, snacks envasados y comidas rápidas. Este tipo de productos suele tener un alto contenido en azúcares añadidos, grasas trans y sal, sustancias que fomentan la inflamación en el organismo, un proceso relacionado directamente con el empeoramiento de los síntomas de la psoriasis.
Estudios recientes demostraron, en ese sentido, que las grasas trans presentes en muchos ultraprocesados incrementan la inflamación sistémica, lo cual favorece el desencadenamiento de brotes. Estas no solo se encuentran en alimentos fritos o de bollería, sino también en ciertos productos procesados, como los panes industriales. Por otro lado, el exceso de azúcar provoca la liberación de sustancias inflamatorias que agravan la condición cutánea.

La inflamación generada por estos alimentos podría alterar la respuesta inmune del cuerpo, lo que lleva a un mayor riesgo de aparición y agravamiento de los brotes de psoriasis. Sin embargo, el impacto negativo de estos productos no se limita únicamente a la piel, también está estrechamente relacionado con la obesidad, una condición que afecta a una parte significativa de la población mundial.
La obesidad es un factor conocido que contribuye a la inflamación crónica en el cuerpo y que, a su vez, empeora los síntomas de la psoriasis. De hecho, numerosos estudios han confirmado la correlación entre el exceso de peso y la severidad de la enfermedad cutánea. Incluso, una dieta desequilibrada puede afectar la microbiota intestinal, lo que también podría desempeñar un papel crucial en la exacerbación de la psoriasis.
Aunque los efectos de los ultraprocesados en la psoriasis son ampliamente reconocidos, cada paciente reacciona de manera diferente debido a factores como la genética y el nivel de estrés. De todas maneras, muchos especialistas recomiendan optar por una dieta antiinflamatoria, rica en alimentos frescos y naturales, en los que se incluyen frutas, verduras y grasas saludables, como las que se encuentran en el aceite de oliva y los frutos secos.

El impacto de la psoriasis en la calidad de vida: síntomas, diagnóstico y tratamiento
La psoriasis no solo afecta la apariencia de la piel, sino que también tiene un impacto significativo en la calidad de vida de quienes la padecen, ya que los pacientes pueden experimentar síntomas dolorosos, como placas rojas y escamosas, que a menudo provocan picazón e irritación. Esta enfermedad puede afectar áreas visibles de la piel, como el cuero cabelludo, las rodillas o los codos, lo que, además de generar molestias físicas, puede tener un fuerte impacto en el bienestar emocional, con baja autoestima y hasta aislamiento social.
El diagnóstico de la psoriasis generalmente se basa en un examen físico detallado realizado por un dermatólogo, quien observa las características distintivas de las lesiones cutáneas. En algunos casos, se puede requerir una biopsia para confirmar el diagnóstico y descartar otras enfermedades, siendo que los especialistas identifican diferentes tipos de psoriasis, y algunos pacientes presentan formas graves que no solo afectan la piel, sino también las articulaciones, lo que conduce a la artritis psoriásica.
“Psoriasis y artritis psoriásica son dos manifestaciones de la enfermedad psoriásica y los síntomas pueden diferir de una persona a otra”, había explicado en una nota a Infobae el doctor Guillermo Berbotto (MP 10282), presidente de la Sociedad Argentina de Reumatología (SAR). Al tiempo que detalló: “La enfermedad genera lesiones de distinta gravedad y aspecto” en la piel, mientras que en la artritis se presentan “hinchazón, dolor articular y dificultad en el movimiento”.

En Argentina, aproximadamente el 1,5% de la población vive con psoriasis, y se estima que de esos casos, alrededor del 30% podría desarrollar artritis psoriásica. Según una encuesta nacional de la Asociación Civil para el Enfermo de Psoriasis (AEPSO), que incluyó a más de 800 personas, alrededor del 42% de los encuestados requirió ayuda financiera para cubrir los gastos relacionados con la enfermedad, mientras que 4 de cada 10 tuvieron problemas para encontrar profesionales que aceptaran su plan de salud.
Además, 6 de cada 10 personas con esta condición han visto alterada su rutina laboral o académica. Incluso, admiten altos niveles de estrés, ansiedad y dificultades para dormir.
Pese a que varía según su gravedad, en general, se emplean tratamientos tópicos que incluyen cremas con corticosteroides o análogos de la vitamina D para reducir la inflamación y la proliferación celular en la piel. En los casos más severos, se requieren tratamientos sistémicos, que incluyen medicamentos orales y terapias biológicas, que se administran mediante inyecciones y están diseñadas para bloquear las proteínas que causan la inflamación, una acción que ha mostrado una eficacia notable en la reducción de los síntomas.
Más allá de los tratamientos farmacológicos, el estrés también se presenta como uno de los principales desencadenantes de los brotes de psoriasis. Por ello, muchos pacientes encuentran alivio cuando realizan meditación, yoga o ejercicios físicos regulares. A pesar de esto, la investigación continúa avanzando, con nuevos enfoques en el tratamiento de la psoriasis.
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