
La acromegalia es una condición que tiene su origen en un tumor benigno en la glándula hipófisis del cerebro. Esta anomalía puede provocar un desequilibrio hormonal, llevando a un exceso en la producción de la hormona de crecimiento. ¿Las consecuencias? En algunos casos, puede alterar rasgos físicos, con cuadros, por ejemplo, de gigantismo.
En el Día Mundial de la Acromegalia, los especialistas hacen hincapié en la importancia de reconocer los signos tempranos de esta enfermedad. Es que con un enfoque adecuado, los afectados pueden llevar una vida completamente normal.
Según Orphanet, una base de datos europea sobre enfermedades raras, a nivel mundial, la prevalencia de este cuadro “es de 1 de cada 91 mil a 1 de cada 526 mil” casos anualmente, por lo que se considera poco frecuente.
Para los expertos de Mayo Clinic, “la acromegalia es un trastorno hormonal que se padece cuando la glándula pituitaria produce gran cantidad de hormona de crecimiento durante la edad adulta. Cuando alguien un nivel muy elevado de la hormona de crecimiento, los huesos aumentan de tamaño. En la niñez, esto lleva a una mayor estatura y se denomina gigantismo. En la adultez, por otro lado, no hay cambios en la estatura. En cambio, el incremento de tamaño en los huesos se limita a los de las manos, los pies y la cara, y se denomina acromegalia”.

“Debido a que la acromegalia es poco común y a que los cambios físicos ocurren lentamente a lo largo de los años, a veces lleva tiempo poder reconocer la afección. Si no se trata, los altos niveles de la hormona de crecimiento pueden afectar otras partes del cuerpo, además de los huesos. Esto puede llevar a problemas de salud graves, a veces incluso mortales. Sin embargo, los tratamientos pueden reducir el riesgo de complicaciones y mejorar los síntomas de forma significativa, incluso el aumento de volumen de tus facciones”, señalan desde Mayo Clinic.
Cuáles son los síntomas de la acromegalia
De acuerdo al sitio MedlinePlus, de la Biblioteca Nacional de Medicina del Instituto Nacional de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), “los síntomas de acromegalia incluyen olor en el cuerpo, sangre en las heces, síndrome del túnel carpiano, disminución de la fuerza muscular o debilidad, disminución de la visión periférica y problemas dentales como espacios entre los dientes. Las personas con acromegalia también pueden experimentar fatiga fácilmente, tener una lengua agrandada y, si la producción excesiva de CH comienza en la niñez, pueden presentar una estatura excesiva”.
“Otros síntomas -añaden desde la Biblioteca de los NIH- son sudoración excesiva, dolor de cabeza, agrandamiento del corazón que puede causar desmayos o dificultad para respirar, ronquera, dolor mandibular y dolor articular. También pueden presentar movimiento articular limitado, hinchazón de las áreas óseas alrededor de una articulación, huesos faciales grandes, mandíbula y lengua grandes, y dientes muy espaciados”.

“Es común observar pies grandes, lo que puede llevar a un cambio en la talla de los zapatos, y manos grandes, lo que puede resultar en un cambio en el tamaño del anillo o los guantes. Además, pueden tener glándulas grandes en la piel que provocan piel grasosa, engrosamiento de la piel y papilomas cutáneos. La apnea del sueño y dedos de manos o pies ensanchados, con hinchazón, enrojecimiento y dolor, también son síntomas comunes de acromegalia”, aseveran en Medlineplus.
Diagnóstico y tratamiento
Según precisan en Orphanet, “el diagnóstico clínico se confirma bioquímicamente por un incremento de la concentración de la hormona del crecimiento en suero, seguido de un test oral de tolerancia a la glucosa y por la detección de un aumento de los niveles del factor de crecimiento similar a la insulina tipo I (IGF-1). La evaluación del volumen y extensión del tumor se basa en estudios de imagen, mientras que la ecocardiografía y la prueba de apnea del sueño se utilizan para determinar el impacto clínico de la acromegalia”.
Sobre el tratamiento de esta enfermedad, los especialistas de Mayo Clinic sugieren que varía según la persona: “El plan de dependerá posiblemente de la ubicación y el tamaño del tumor, de la gravedad de los síntomas, de la edad y del estado general de salud. Para ayudar a reducir los niveles de la hormona de crecimiento y del IGF-1, las opciones de tratamiento normalmente incluyen cirugía o radioterapia para quitar o reducir el tamaño del tumor que causa los síntomas, además de medicamentos para ayudar a normalizar los niveles hormonales”.

“En muchas ocasiones, en particular si el tumor es pequeño, su extirpación hará que los niveles de la hormona de crecimiento se normalicen. Si el tumor ejercía presión en los tejidos alrededor de la glándula pituitaria, quitarlo también aliviará el dolor de cabeza y los cambios en la visión. En algunos casos, quizá el cirujano no pueda extraer todo el tumor. En ese caso, los niveles de la hormona de crecimiento pueden seguir elevados después de la cirugía. El médico puede recomendarte otra cirugía, medicamentos o radioterapia”, detallaron desde Mayo Clinic.
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