
Los efectos más importantes que puede generar un reporte de oferta y demanda del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) no tienen que ver con valores absolutos sino con guarismos relativos. Es decir, no importa tanto si un dato es bueno o malo, lo que interesa es saber si está acorde a la tendencia que han adoptado los inversores o difiere de ella. En otras palabras, la aguja de los precios se mueve en un sentido y en otro si el informe sorprende al mercado, para bien o para mal. Y vaya si generó sorpresas el reporte de agosto, un verdadero golpe de timón que pocos esperaban.
Vamos por partes. El USDA mostró estimaciones de producción para la soja estadounidense por debajo del promedio calculado por el mercado. La explicación está atada a fenómenos que tanto el trader como el inversor no esperaban: hubo un aumento en los rindes proyectados pero fue mayor el recorte en la superficie por cosechar, que quedó 980 mil hectáreas por debajo de las apuestas previas. Así, se proyecta que el área cultivada de soja en Estados Unidos disminuya un 7 % con respecto a la temporada anterior. De concretarse, sería la mayor caída interanual de la historia moderna, excluyendo años de condiciones climáticas extremas y cambios de política.
La novedad resultó providencial, porque los precios de la soja venían en caída desde el nocturno de ese día, luego de que Donald Trump prorrogara la tregua con los chinos por 90 días más, probable reflejo de que el acuerdo no está cercano como interpretaron muchos en Chicago. Pero además, estirar la búsqueda de consenso por ese plazo pone en riesgo la ventana de ventas de la soja estadounidense, que arranca en octubre y que, como ha sido siempre, depende de las compras chinas para evitar males mayores.

El temor a una instancia como esta se potencia luego de detectar que China ha sido un gran comprador de soja sudamericana las últimas dos semanas, con lo cual ha cubierto parte de sus necesidades hasta octubre, instancia en que se supone debería estar comprando masivamente soja estadounidense. Por eso se considera que va a ser difícil mantener por mucho tiempo este buen momento en Chicago sin avances en el diálogo con los asiáticos.
Para algunos analistas, sigue siendo posible un acuerdo comercial sobre materias primas con los chinos, aunque mantienen cierto escepticismo hasta tanto vean que la soja, y posiblemente el maíz, el trigo y la energía, vuelvan a fluir en grandes volúmenes hacia el gigante asiático. Es que el avance de las negociaciones empieza a tomar matices preocupantes, a pesar de los deseos de Trump de ver a los chinos cuadruplicando sus compromisos con la soja del país de las barras y las estrellas.
Producto de la guerra de tarifas, los negocios con soja estadounidense para entrega en la campaña comercial 2025/26 se encuentran en su nivel más bajo en casi dos décadas, sin ventas aún reservadas para China. El gigante de Asia se mantiene al margen del mercado de la soja de nueva cosecha como nunca antes había sucedido. De ahí que el USDA redujo su pronóstico de exportación para la temporada en curso, indicando una caída del 9,1 % respecto de la campaña previa. Un dato conservador, por cierto.

Este jueves hemos tenido una muestra de las dudas del mercado. Luego de que sumara USD 12 en apenas dos sesiones producto del informe del USDA, para coquetear con los precios más altos en seis semanas, el poroto devolvía unos USD 5 a poco de terminar la rueda. Quizás no sea más que una toma de ganancias intensa, pero amerita seguir de cerca el tema a los efectos de descubrir si terminarán siendo frágiles los efectos de la ayuda del USDA.
Al maíz le tocó un escenario muy distinto. Se temía de antemano un ajuste hacia arriba de los guarismos de la nueva cosecha, pero el USDA superó todos los pronósticos al llevar la producción 2025/26 de Estados Unidos ligeramente por encima de los 425 millones de toneladas, un volumen jamás visto y que sorprendió hasta a los operadores más avezados. Es que la superficie a cosechar se ubicó 790 mil hectáreas por sobre el promedio de opinión del mercado.
Compras de oportunidad permitieron que el miércoles el cereal acotara los daños, pero el punto crítico se relaciona con su futuro. Si no surgen inconvenientes -hoy impensados-, es imposible evitar un crecimiento dramático de la oferta, lo cual empujaría los precios aún más abajo. El tema es hasta qué punto las excelentes exportaciones estadounidenses de maíz podrían terminar acomodando semejante escenario. Se cree que a medida que el cereal siga perdiendo precio, concentrará la atención de los compradores del planeta y será una competencia formidable para el maíz de la Argentina y Brasil.

Según el USDA, en 2025 los farmers implantaron la segunda mayor superficie de maíz desde 1936. Hay un gran crecimiento del área con respecto al reporte de junio, especialmente en la zona oeste del cinturón maicero. Pero además, el rendimiento para el maíz estadounidense indicado por el USDA en 11.856 kg/ha, se sitúa fuera del rango incluso de las estimaciones previas más exageradas.
Tras la gran sorpresa, los alcistas han cuestionado la metodología usada por el USDA para proyectar rindes, y advierten que el organismo ha desestimado problemas en la polinización del maíz en determinadas zonas del Corn Belt. Como fuere, lo que cuenta a los ojos del mercado son los números del Departamento de Agricultura. Así ha sido siempre.
El retroceso del martes último debilitó aún más la postura técnica del maíz y deja los precios expuestos a nuevas caídas. Los futuros sugieren una tendencia bajista a largo plazo. Teniendo en cuenta la proyección de stocks finales en función de los números de agosto del USDA, vamos hacia la mayor relación stocks/consumo de los últimos seis años, cercana al 14%, fuera de la zona de confort para las cotizaciones.

Si bien se espera que la demanda del maíz estadounidense se mantenga fuerte el próximo año, existen dudas sobre las cifras de uso del USDA, que podrían ser demasiado elevadas. Esto significaría que los stocks finales de 2025/26 podrían eventualmente revisarse al alza en los próximos informes. Pocas veces se han reunido tantos factores en contra.
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