El maní pisa fuerte en La Pampa y deja atrás al resto de los cultivos

Mientras algunos cultivos pelean contra el clima, el maní se luce con una campaña histórica. También brilla el girasol. ¿Y el resto? Con sabor a poco

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La reducción de stocks globales
La reducción de stocks globales y las dificultades productivas en otros países impulsaron la suba de precios (Foto: Shutterstock)

¿Se puede hablar de campaña estival exitosa en medio de un clima complicado? En La Pampa, el maní parece tener una respuesta clara. Con la mayor superficie sembrada desde que hay registros, este cultivo alcanzó un volumen de producción que duplicó con creces el promedio histórico provincial. Un hito que no pasó desapercibido.

Las máquinas trabajaron a buen ritmo, salvo en sectores puntuales como Chapaleufú, donde la humedad retrasó un poco las labores. Pero hubo zonas que marcaron la diferencia: en Ingeniero Luiggi, por ejemplo, los rindes superaron los 32 quintales por hectárea de grano limpio y seco. En una campaña marcada por la incertidumbre climática, este tipo de resultados se celebran.

El dato no es menor: por primera vez se utilizó tecnología satelital para estimar con mayor precisión la superficie implantada. Este avance permitió no solo ajustar los cálculos iniciales, sino también comprender mejor el impacto real de la campaña y la dimensión del crecimiento de este cultivo.

Girasol: se logró la segunda
Girasol: se logró la segunda mejor producción en la historia pampeana. ¿La clave? Una siembra que también fue récord (Reuters)

Girasol, firme entre los destacados

Otro que dejó buenos números fue el girasol. La cosecha finalizó entre abril y mayo y confirmó lo que se venía anticipando: se logró la segunda mejor producción en la historia pampeana. ¿La clave? Una siembra que también fue récord. Aunque el rinde promedio quedó apenas por debajo del histórico, en regiones como Quemú Quemú se lograron 25 quintales por hectárea, un rendimiento más que aceptable para el cultivo.

A pesar de las condiciones adversas que afectaron a otros cultivos, el girasol demostró una notable estabilidad. Su comportamiento en la campaña reafirma su lugar como una alternativa sólida y confiable dentro del esquema productivo pampeano.

El maíz sintió el rigor del clima

No todos corrieron con la misma suerte. El maíz, especialmente el de siembras tardías, enfrentó un escenario adverso. Las altas temperaturas y la falta de agua marcaron el ciclo y dejaron como saldo el menor rendimiento promedio registrado hasta hoy. Muchos lotes ni siquiera llegaron a cosecha: fueron destinados directamente a pastoreo por su mal estado.

¿Hay margen para el optimismo? En ciertas zonas como Maracó, sí. Allí, los planteos sin antecesor invernal conservan buenas perspectivas y se estiman rindes de hasta 84 quintales por hectárea. Sin embargo, estos casos son la excepción en un año que será difícil de olvidar para los productores maiceros.

Soja y sorgo: entre altibajos y ajustes

La soja cerró su ciclo con una mejora leve respecto al año anterior, aunque sin alcanzar los valores históricos en superficie ni en producción total. El cultivo mostró cierta recuperación, pero aún no logra revertir la tendencia a la baja que se observa en los últimos años.

El sorgo, por su parte, enfrentó dos grandes obstáculos: humedad al momento de la cosecha y daños severos por heladas tempranas y sequía. De las casi 15 mil hectáreas destinadas a grano, un 11% se perdió por completo. El 80% restante fue utilizado como forraje, una decisión que responde tanto al contexto climático como a las necesidades del sector ganadero.

El clima, ese factor que todo lo condiciona

Junio mantuvo la racha de lluvias escasas en gran parte del territorio pampeano. ¿La excepción? Algunos departamentos del norte como Realicó, Trenel y Quemú Quemú, que superaron sus promedios históricos. Estas diferencias explican no solo los avances dispares en las cosechas, sino también por qué algunos cultivos brillan mientras otros apenas resisten.

En un escenario productivo cada vez más exigente, la campaña deja una enseñanza clara: adaptarse, diversificar y aprovechar las ventanas que ofrece el clima son claves para seguir adelante.

fuente: Bolsa de Cereales de Córdoba