
Las cuentas del agro no van bien, y desde luego que mucho tiene que ver la aplicación de derechos de importación sobre los ingresos del sector. Si bien es un impuesto distorsivo que debería evitarse en cualquier época que fuere, mucho más cuestionable es aún cuando captura una porción de precios que de por sí son pobres.
No se trata de un eufemismo, y lo saben bien los farmers estadounidenses, que sin retenciones muestran en más de un caso números de quebranto para sus explotaciones debido a las cotizaciones de soja y maíz. Los precios de ambos productos padecen día a día la operatoria en el mercado de Chicago, donde caen cada vez más seguido en mínimos contractuales producto de un clima sumamente amigable en el Corn Belt, que augura cosechas récords.
Aquellas teorías de Malthus quedaron hace rato en el olvido. No solo no faltará producción para sostener a la población del planeta sino que salvo contingencias vinculadas con deficiencias de lluvias o altísimas temperaturas en los periodos críticos de los cultivos, la oferta de granos es hoy por hoy más que suficiente para lo que pretende la demanda.

De acuerdo con Reuters, el ajuste por inflación sitúa los promedios del mes en curso, tanto para el maíz como para la soja, en los niveles más bajos desde julio de 2006. Este mojón no querido se muestra firme y con chances de deteriorarse aún más cuando la cosecha estadounidense esté viajando en masa hacia los silos y se confirme su volumen.
Los precios del maíz han caído al menos un 30% desde mediados de 2022, tanto en términos nominales como ajustados por inflación, mientras que el costo de producción en Estados Unidos, en promedio, es solo un 3% menor que en 2022, y un 11% inferior si se considera la inflación.
Lo que tratan de explicar los especialistas es que los USD 157 que caracterizan estos días en Chicago no valen lo mismo que los USD 157 que se registraban hace años; su poder adquisitivo es claramente menor. De ahí la necesidad de comparar escenarios recurriendo a los precios reales, aun en un país como Estados Unidos, con una inflación absolutamente más acotada que la nuestra.
Los últimos datos referidos al aumento de precios en Estados Unidos indican un 2.7% interanual, algo “fuera de control” en la medida que Trump intensifica su guerra de tarifas. Aplicado a los precios del maíz en julio de 2024 en Chicago arroja un valor de USD 166.53, por encima de los precios actuales, que en términos nominales son muy parecidos. Reuters explica que en dólares nominales, ha habido 11 julios desde 2006 inclusive en los que los precios promedio del maíz fueron inferiores a los actuales. Sin embargo, ajustados por inflación, los USD 157 actuales son los más bajos desde los USD 165 dólares de 2006 (2,65 dólares nominales).
Por su parte, ha habido nueve julios desde 2006 en los que los precios nominales de la soja fueron inferiores al promedio móvil de este mes de USD 374.79. Una vez más, tras el ajuste, este valor es el mínimo desde 2006, cuando se registraron USD 357.89 (6,15 dólares nominales).
Hace semanas que tanto el cereal como la oleaginosa llevan un derrotero errático, entre las idas y vueltas del presidente de Estados Unidos y la ausencia de amenazas climáticas en las zonas de cultivo del país del norte. El maíz ha perdido un 17% nominal desde los máximos de febrero último, y la soja ha resignado un 24% desde los máximos de noviembre de 2024.

La realidad de demanda que enfrentan los granos estadounidenses, con China claramente en contra, juegan sobre las cotizaciones, pero también pesan las proyecciones de oferta. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) predice que las existencias finales de maíz para 2025/26 aumentarán un 24 % interanual en este país. Sin embargo, el argumento es más débil al comparar los volúmenes. El remanente de maíz previsto para 2025/26, de 42.16 millones de toneladas, es un 21% y un 37% inferior, respectivamente, a las perspectivas para 2024/25 y 2020/21 en este mismo momento del año.
Analistas como Karen Braun creen que desatendiendo los números del USDA, es muy posible que el mercado esté cotizando un remanente para 2025/26 cercano a los 50.8 millones de toneladas, dadas las enormes proyecciones alcistas para el rendimiento esperado del maíz, lo que respalda la idea de precios bajos.
En tanto, se estima que las existencias finales de soja estadounidense para 2025/26 caerán un 11% anual, la primera disminución interanual de la oferta proyectada desde julio de 2020 (-32%). En volúmenes, las proyecciones oficiales de este mes para el remanente de soja estadounidense realizadas oportunamente en 2019/20 y 2020/21, de 21.62 millones de toneladas y 11.56 millones de toneladas, respectivamente, superan ampliamente la estimación de 8.43 millones para 2025/26. Esto podría ser un factor favorable para los precios de la oleaginosa, especialmente si los pronósticos meteorológicos de agosto se vuelven menos amigables.
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