
Los productores de la campaña 2024/25 de soja (tanto de primera como de segunda) y maíz, con los precios del día 27/6, obtendrían una rentabilidad positiva en la producción debido a los altos rendimientos, según señala un informe elaborado por la Bolsa de Cereales de Entre Ríos junto a la Facultad de Ciencias Económicas de la UNER.
Teniendo en cuenta la estructura de costos actual de los principales cultivos, el pago de arrendamientos anuales, el esquema vigente de derechos de exportación y las cotizaciones del día 27/6 (cotización pizarra Rosario, convertidos a dólares con el tipo de cambio mayorista), el estudio estimó los distintos escenarios de precios y márgenes económicos según las variaciones en las alícuotas y los rendimientos por cultivo.
En el caso del sorgo, los productores experimentarían pérdidas de alrededor de 70 dólares por hectárea; y para el trigo, la proyección indica que, con los costos actuales para la campaña 2025/26 y el promedio de rendimiento de los últimos cinco años, los productores experimentarían un margen bruto igual a cero.
¿Cómo impacta la modificación de las retenciones?

El análisis puntualiza que la decisión de restablecer la alícuota de las retenciones a las exportaciones de soja al 33% y a 12% la de maíz y la del sorgo, genera una disminución en los ingresos de los exportadores de 27 dólares en el caso de la oleaginosa y de alrededor de 5 dólares en el caso del maíz y el sorgo. Si esto se traslada en su totalidad al precio pizarra, el resultante para cada cultivo sería de aproximadamente 247 dólares por tonelada (U$S/t) para la soja (-10%), 168 U$S/t para el maíz (-2.7%) y 162 U$S/t para el sorgo (-2,7%).
En cuanto al trigo, como se extendió su alícuota vigente hasta el 31 de marzo de 2026, en el corto plazo este concepto no explicaría variaciones en la cotización.
Precios que asegurarían un margen bruto igual a cero

Un valor de 291 U$S/t en soja permitiría que tanto los cultivos de primera como de segunda no incurran en pérdidas económicas, indica el estudio conjunto de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos y la Facultad de Ciencias Económicas de la UNER. Y agrega que, para ello, el derecho de exportación a la soja debe ser, como máximo, de 20%. Sin embargo, el mercado de futuros proyecta alcanzar dicho precio en la posición Enero 2026. Esa cotización evitaría, además, que la estrategia anual Trigo (precio actual) + Soja de segunda obtenga resultados negativos.
En el caso del maíz, sería necesario un precio de 193 U$S/t, valor que supera al FOB actual, por lo que la quita de derechos de exportación al cultivo no alcanza para que se eviten pérdidas. La cobertura de los costos podría lograrse a partir de la mejora en la cotización internacional, una baja en las alícuotas y/o rendimientos por encima de los históricos.
Para el sorgo, en tanto, el informe detalla que se necesita un precio de 192 dólares por tonelada, que también supera al internacional, por lo que debería conjugarse una mejora en la cotización, un aumento en el rendimiento respecto al promedio y/o la quita de los derechos de exportación a este cultivo.
Últimas Noticias
Brasil va por capitales chinos para sumar más tierras a la agricultura
En diez años podrían incorporarse al cultivo unos 40 millones de hectáreas. De acuerdo con la información oficial, está disponible el equivalente a USD 5500 millones para la primera fase, que involucra 3 millones de hectáreas

Reducen al 50% la aparición de malezas, con radiación solar
Un ensayo del INTA comprobó que la técnica de solarización disminuye a la mitad el crecimiento de malezas y favorece la implantación de especies nativas

Avanza con buen ritmo la siembra de maíz
En el caso del trigo, el 96% del cultivo implantado se encuentra en condiciones de “normal a excelente”
La eficiencia en el riego potencia la competitividad de la alfalfa
En el Área de Riego del Río Dulce, el manejo estratégico del agua define la rentabilidad y el futuro productivo de la alfalfa en Santiago del Estero

El “lado B” del avance en la tecnificación vitivinícola
La modernización de bodegas y viñedos acelera la eficiencia y reduce costos, pero también genera un impacto silencioso: la posible pérdida de empleos, un desafío social en las regiones productoras. Advierten sobre la necesidad de políticas de capacitación
