Benjamín Vicuña: “La actuación es mi refugio, al primer lugar donde fui después de los dolores más grandes de mi vida”

En menos de un año, el actor participó en cuatro nuevas películas. Ahora es el protagonista de “Papá X dos”, que se estrenó el último jueves. Una entrevista íntima en la que explica por qué a su vocación no la puede llamar trabajo, y en la que aborda temas relativos a su paternidad, la relación con sus hijos y la exposición mediática de su familia. Además, por qué su propósito en la actuación también es seducir

Guardar
Benjamín Vicuña: “La actuación es mi refugio, el primer lugar donde fui después de los dolores más grandes de mi vida”

El 29 de noviembre de 2024 fue El silencio de Marcos Tremmer. El primero de mayo de 2025, Mensaje en una botella. El 30 del mismo mes del mismo año, Corazón delator. En apenas 182 días, se estrenaron tres películas que tuvieron como protagonista a Benjamín Vicuña. No es un dato antojadizo. Hay un trasfondo existencial en ese vertiginoso raid de productividad, algo de alimentación, de curación. “Ni siquiera sé si le puedo llamar trabajo porque es mi pasión. Es mi refugio. Un lugar incluso de sanación. Fue al primer lugar donde fui después de los dolores más grandes de mi vida y para reencontrarme, para encontrar también un asilo espiritual. También para distraerse. Viste cuando dicen que los actores nos desdoblamos. por lo menos es un espacio, sobre todo los ensayos de teatro, incluso la filmación, en donde puedo dejar mi vida stand by un ratito y poder de alguna manera estar en otro mundo. Y eso la verdad que es maravilloso. que el trabajo, que la actuación, pueda sanar heridas, pueda vitalizar”.

Y 111 días después de su último estreno, ocurre uno más. Papá X dos, una comedia que protagoniza junto a Celeste Cid y Lucas Akoskin, con dirección de Hernán Guerschuny, interpela algo de ese Vicuña original, el Vicuña que es cuando no actúa, ese papá de seis hijos, atravesado por una repercusión mediática que lo incomoda, que lo expone a la lupa de la farándula y al sobreanálisis de los chimentos. Encuentra en el Santiago meticuloso e inseguro del filme un reflejo en su propia identidad: “Lo que hacemos cuando recibimos un proyecto así, un guion y un personaje es subirle el volumen a cosas que tenemos. En mi caso Santiago es un Benjamín si le subo el volumen a la neurosis, muy maníaco. Con una estructura muy fuerte de lo que debe ser, cómo tienen que ser las cosas. Y en ese sentido, por supuesto que Benjamín algo de Santiago tiene y se retroalimentan. Es un personaje hermoso que fuimos construyendo con Hernán Guerschuny y le fuimos sumando para construir este personaje que es adorable. Es un buen tipo...”.

Papá X dos, es una comedia protagonizada por Benjamín Vicuña junto Celeste Cid y Lucas Akoskin.

—¿Vos sos un buen tipo?

—Yo soy un buen tipo. Creo. Es raro decirlo pero bueno, sí.

—¿Qué preferís que digan tus compañeros de película en este caso o en cualquier trabajo, que sos el mejor actor o que sos un buen tipo?

—No, sin dudas buen tipo. Sí, sin dudas. Es un equilibrio, ¿verdad? Pero hemos visto muchas personas pasar talentosísimas, pero me parece que el oficio del actor es un trabajo en equipo, es colectivo. Es de roce. Es de creación. Y en ese sentido es muy importante tener el manejo. Muchas veces cuando toca en este caso protagonizar una película, tener esa capacidad de liderazgo, ponerse en el lugar del otro, ser generoso, ser ubicado. Me he ido moviendo en diferentes roles que he tenido a lo largo de estos 25 años en mi laburo, pero creo que lo tengo muy claro, lo aprendí en la Universidad en mis cinco años estudiando, entendí que este trabajo era colectivo y por lo tanto, cuido mucho eso, cuido el manejo, cuido las formas.

—Vínculos.

—Vínculos. De eso se trata la película a todo esto, de vínculos. Sí.

—Y de cómo se establecen esos vínculos. Ahora, a tu personaje en este vínculo que entabla con Celeste lo vemos inseguro. ¿En la vida real en tus vínculos sos inseguro? ¿Sos celoso?

—Sí, no como Santiago, que es extremadamente inseguro. Pero creo que todos tenemos un potencial inseguro adentro, ¿no? Que también pasa por épocas. Creo que no es constante, ¿verdad? Así como, no sé, yo atravesé una, no sé si inseguridad pero era muy tímido de niño, muy, excesivamente tímido, y hoy me veo dando una entrevista o subiéndome al teatro frente a mil personas y digo “¿y dónde quedó?”. El ser humano va como transformando, va mutando, va cambiando, y en ese sentido también por períodos de mayor o menor inseguridad que puede ser un mismo vínculo que te genera mayor inseguridad. En otros uno tiene más. Pero está claro de que todos padecemos en algún lugar una inseguridad a propósito de nuestro pasado, de nuestros traumas, de nuestro entorno, etcétera.

En la peli, tenés un temita con los colores de la habitación, ¿En la vida en tu casa sos igual?

—No. No comparto ese TOC.

—¿Otros sí?

—Un poquito del orden. Quizás por ahí el ruido. La gracia de este personaje, Santiago, es que es un tipo que no quiere ser papá. Es un tipo que tiene su vida armada, su casa, todo decorado, todo impecable, y viene esta situación en donde se entera que va a ser papá pero en realidad no es tan así porque el hijo que está esperando su mujer es del ex. Entonces le de una amplitud importante.

—No cualquiera.

—Y entonces vemos cómo este personaje en cuestión, y creo que ahí sí me parezco mucho, se adapta a la circunstancia. El ser humano, lo dice Darwin, nos adaptamos a casi todo. Muchas veces aceptamos más de lo que deberíamos. Pero el personaje se adapta a la nueva circunstancia, al nuevo estilo de vida, y va para adelante. Y ahí es donde radica la comedia también, empieza a vivir con el ex que es un tipo espectacular.

—Muy particular.

—Es la amenaza latente, es joven, exitoso, guapo, contenedor, sensible. Dale. Y ahí es donde él va derribando sus propios prejuicios, su molde. Y también va aflorando una nueva manera de amar, de construir familia. Y eso yo creo que es una de las bajadas lindas que tiene la película. Da para reflexionar sobre los nuevos vínculos y reírse muchísimo, pasarlo bien y disfrutar de una gran película argentina.

—Es una comedia que podés ver con tus hijos en familia perfectamente.

—Sí, y va a parecer como una oferta un poco oportunista pero la hicimos ya hace un año y medio y hoy se estrena en un momento que es un bálsamo, es una película luminosa, linda, en donde dejamos de lado tanta polarización, tanto odio, tanta rabia que está en las redes sociales, está en la gente, está en la calle.

Benjamín Vicuña junto a Anita
Benjamín Vicuña junto a Anita Espasadín.

—¿Cómo te llevas con el hate en las redes y con los comentarios?

—Raro. Trato de no darle mucha entidad, sabemos de dónde viene, dónde termina. Pero hay cosas fuertes. Hay cosas que a veces yo me he dado el tiempito de contestarle a un par pero sobre todo cuando ya pasan ciertos límites.

—¿Y cuando contestás después te arrepentís de haber contestado?

—No, se arrepienten ellos. Estamos hablando de ataques viles. Ataques realmente de mal gusto. Y en general son personas que te das cuenta que tiran una piedra desde un lugar y se dan cuenta que se fueron a la mierda. Es muy cobarde, sí.

—¿Enfrente también lo hacés si tenés que parar a alguien?

—Sí, por supuesto. Sí.

—¿Te agarraste a trompadas?

—Sí. Sí.

—No hablamos nunca de esto.

—Era un violento (risas).

—Al final era un violento.

—Al final era un violento. En el colegio. Colegio de hombres. Dos veces. Y luego nunca más. Creo que jugando al fútbol unos empujones y esas cosas. Son situaciones límite que en mi caso los viví, como lo vive casi cualquier niño, joven, adolescente, que la verdad que no estoy de acuerdo, me parece una mierda tener que atravesar un momento así. Pero es casi inevitable.

—¿En qué momento sentís que sos el mejor papá del mundo?

—En el mano a mano. Me pasa ahora con hijos que están creciendo que podés tener conversaciones lindas, sinceras, honestas, mirándolos a los ojos, transmitiendo lo que pienso, lo que aprendí de la vida, que no es poco. Yo creo que ahí ese es como mi potencial. Y no es que sea inseguro con el resto, pero siempre tuve muy claro que el juego, el apego, los abrazos, eran muy importantes pero ahora de alguna manera estoy viviendo este upgrade de las conversaciones. No te digo que es algo más intelectual pero en donde por momentos ya podemos vislumbrar algunas cosas que tienen que ver con otros planos, con lo espiritual, con el control de los afectos, de la afectividad, de las emociones. Básicamente, uno empieza a tener como una ansiedad de poder transmitir ¿no? Aquí hay como una carrera, una posta, que uno va heredando. Como hacían seguramente las tribus, que tenía que ver con la herencia, la tradición oral. Yo no quiero parecer pesado, pero trato de contarles y explicarles todo lo que puedo sobre la vida. Porque son poquitos años, porque después los niños, todos sabemos que son niños que vienen a nuestras vidas y luego parten y arrancan sus vidas propias. Quizás soy un poquito ansioso como el personaje de la película y no debería, pero creo que es algo que ya lo empiezo a sentir. Sí.

—¿Cómo se llevan con Anita (Espasandín, su actual pareja)?

—Bien. Súper bien, sí.

—¿Los más grandes, los más chicos, todos funcionan?

—Sí, es muy mágico. A propósito también de nuestra película cuando los ensamblajes tienen una bendición y existe el amor y son amorosos estos vínculos y veo a mis hijos, “hola pa, qué hacés che. ¿Viene Anita a casa? Sí. ¡Eh! Dale boludo”. Es muy fuerte. Y obviamente que eso le da un carácter y un lugar muy especial en mi vida que tengamos eso y que mis hijos la amen así es espectacular. Y es como un amor absolutamente desinteresado, cuando es de alguna manera alguien que entra en el segundo tiempo de la vida y automáticamente se da ese flechazo y ese vínculo hermoso es emocionante.

—Hay algo que lograron con Carolina también en este sentido, ¿no? ¿Los vi a vos y a Anita en el cumpleaños de Ana, la hija de Carolina, en el sur por ejemplo?

—Sí, sí. Yo me separé hace ya 10 años y supimos atravesar diferentes estadios de la relación y creo que siempre tuvimos muy en claro el bienestar de los chicos. Eso está, lo tenemos, y es fundamental.

—¿No te genera una cierta angustia por Anita cuando, como se ve que el vínculo entre ustedes es bueno, hay una expectativa del público de una segunda vuelta con Carolina?

—No, no. Uno no se puede hacer cargo de esas repercusiones. Jamás pondría en juego lo real por un ruido externo. Lo real es que hay padres que trabajan por y para los hijos para tener un buen vínculo y bueno, a veces se puede, otras veces no. Con esto no hay ninguna bajada de línea. Sencillamente creo que es muy sano para los chicos poder tener ese contexto. Sé que hay muchas personas que por ahí no lo tienen o no pueden acceder, o hay un dolor muy grande o están en otro momento a propósito de esto de cómo los seres humanos vamos cambiando.

—Sí, no debe ser la misma la relación que tenés hoy con Carolina que la que tuviste hace diez, ocho, cinco años.

—No, claro, fue cambiando, fue madurando. Y sabemos que hoy por supuesto no hay ninguna chance de tener una posibilidad como pareja pero sí tenemos una chance de seguir siendo familia y eso es muy importante, y es clave. Y las personas que, en este caso Anita, lo entienden muy bien y por lo mismo tienen un muy buen vínculo con ella, es la que va.

Benjamín Vicuña: "Me siento tremendamente
Benjamín Vicuña: "Me siento tremendamente identificado, representado con la paternidad. Me interpela. Me moviliza"

—¿Cómo manejaste este año todo lo que vivieron y lo que se dijo en los medios con tus hijos mayores que tienen acceso a todo ese material?

—Bueno, con esa misma honestidad que te mencionaba y con la confianza que tenemos, con el buen vínculo. Y también atravesando situaciones complejas como familia que se arma ahí un poderío y un… Se habla también como de un espíritu santo, ¿no? Hay ahí una fortaleza que existiendo ese vínculo, ese amor, uno se siente muy protegido. Es raro pero me sentí protegido por ellos también.

—Qué fuerte sentirse protegido por hijos.

—Sí, qué loco ¿no? Pero en su momento tuvimos una charla adulta dentro de sus posibilidades, 17 años, 13 y 10, pero una conversación para que muchas cosas que pudieran estar afuera si les llegaban pudieran tener una opinión o algo y fue, en general nos pasa esto con los niños. Soy embajador de UNICEF hace más de 15 años y le doy mucha bola a los procesos y a lo que pasa con los niños, la infancia, la adolescencia. Cuento corto: la rapidez con la que asimilan todo. Básicamente, vas a empezar a hablar y ya te dan una respuesta lúcida, inteligente y sensible sobre las cosas.

—¿Se animan, pueden preguntarte lo que necesitan preguntarte?

—Sí, por supuesto. Eso es fundamental, esa confianza. Esa libertad para hablar de todo. Para preguntar. Y para tener un vínculo, cómo decirlo, honesto, sensato. La confianza. La confianza es fundamental, que puedan acceder a su papá con libertad.

—¿Son más bravos de lo que eras vos adolescente?

—Los tiempos cambian. Yo era bravo de chico, sí. Enroscado más que bravo.

—Había una búsqueda.

—Había una búsqueda. Yo escribo y hace un tiempo atrás encontré un cuadernito de la adolescencia y era… (Risas) Era muy fuerte. La intensidad que manejaba. Y en mis hijos quizás todavía no encuentro ese librito o ese cuadernito que están escribiendo pero los veo con otro tipo de búsqueda, con otras cosas. Los acompaño siempre. No debería decir esto pero parte de las charlas que voy teniendo con mis hijos aparecen las posibles vocaciones y es emocionante cuando un hijo te dice que por ahí quiere seguir tus pasos. Es muy lindo. Suena un poco dicho de esta forma un poco narcisista, medio egocéntrico, pero cuando un hijo te dice por ahí que puede ser actor, sí, mira, por ahí no hice las cosas tan mal.

—¿Te imaginás en un escenario con él?

—Sí, todo el tiempo. No le quiero meter presión. Esto está muy fresquito, pasó hace poco, y la verdad que ya está investigando un poquito diferentes escuelas de teatro. Y sería un sueño vernos.

—Te brillan los ojos cuando hablás de tus hijos.

—Sí obvio. Los ojos no mienten.

Vicuña: "Es emocionante cuando un
Vicuña: "Es emocionante cuando un hijo te dice que por ahí quiere seguir tus pasos"

—¿Cómo estás con tus hijos menores?

—Bien. Bien.

—¿Cómo está ese vínculo? ¿Ellos van, vienen?

—Claro.

—¿Cómo lo vivís?

—Mira, me tocó vivir cosas muy fuertes en la vida. Y de esas cosas fui aprendiendo. Es cosa de tiempo pero algunas cosas jamás voy a terminar de entender. Que mis hijos hoy estén a 13.000 kilómetros es una nueva realidad que tengo que asumir y entender. Lo estoy procesando. Obviamente que siempre teniendo en cuenta que lo primero y lo principal es el bienestar, la felicidad de ellos. Pero también hay un padre, hay hermanos, hay una nueva realidad, hay que, eso, acomodarse. Y en algún momento entenderé el porqué de todo lo que ha pasado este último año. De cómo se dio. Quizás algunas cosas no las voy a terminar de entender nunca y quizás otras sí.

—¿Vos sentís que con el paso de los años vas a poder tener una relación con Eugenia como la que tenés con Carolina?

—Tuve una muy buena relación. Me separé hace 5 años, no sé, 4 años. Tuvimos una relación de respeto, de armonía, de cariño. De lealtad. Una lealtad que se transforma pero de lealtad. De búsqueda, de encontrar ese famoso bienestar: voy, vengo, vas, viene, te paso, te doy, busquémosle la vuelta siempre. Tuve, claro, eso, muchos años de esa nueva forma de amar, ¿no? Cuando uno se encuentra con este nuevo vínculo que es ser familia y ex pareja. No es que compare una con otra, pero tuvimos una dinámica, una gran familia. Hoy no voy a entrar en detalles pero obviamente que hay algo ahí que vivió un impacto muy grande… pero, nada, esperar que el tiempo ordene un poquito las cosas.

—¿Te dolió que se cuestione tu paternidad?

—Mucho, sí. Es raro. Supuestamente te debería decir no, porque seguramente es una de las cosas si no lo más importante de mi vida. Me siento tremendamente identificado, representado con la paternidad. Me interpela. Me moviliza. No solo por mis seis hijos, por Blanca, por mi historia, sino porque realmente es mi día a día. Entonces me pareció algo muy extraño. No lo voy a justificar, tampoco quiero ahondar en eso ni generar con esto una tendencia ni un comentario.

—En la última charla que tuvimos acá hablamos mucho cómo trabajás en generar esos espacios para que estén todos, sos un papá que se ocupa.

—Sí. Es bonito eso. Es verdad, me ocupo y me preocupo justamente de ese vínculo y de ser familia. Soy papá hace 20 años y he ido viviendo los diferentes procesos. Con Amancio volví, tuve como un revival. Es hermoso. Yo siempre voy a hablar de mis hijos porque son mi vida, son mi motor, son mi ilusión. Pero sí me preocupa que por momentos este año pasaron a ser el foco de atención o a tener un nivel de protagonismo que no me gusta. No me parece. Entonces digo Benja, a ver. Y no delego toda la responsabilidad a otros o a otras, sino qué estoy haciendo yo mal también. ¿Qué fue, fue que hablaste mucho de ellos, fue que los hiciste parte? Claramente no porque yo llevaba 20 años con una misma dinámica y de repente todo esto explotó. Quizás fueron los medios. Quizás fueron un par de factores que hicieron que esto se fuera un poco de lo normal. De lo que ya veníamos como acostumbrados. Ojalá que todo vuelva un poquito a su lugar.

—¿Pero te sorprendió el volumen que tomó la situación?

—Sí, claro.

—Han tenido todos un perfil extremadamente alto.

—Absolutamente, sí.

—¿Hoy la comunicación con la mamá de tus hijos sigue a través de los abogados?

—Sí, sí.

—¿Cuándo no están con vos, sentís que están cuidados tus hijos?

—Sí, por supuesto. Sí. Eugenia es una muy buena mamá. En ese sentido yo estoy tranquilo. Jamás puse en duda su maternidad, su forma de maternar, ni mucho menos. Esto lejos en su momento se dio una cosa distorsionada, tergiversada, más que una lucha de quedarse o no quedarse con sus hijos, sino que sencillamente fue una situación de viajes, de organización doméstica, privada, donde en un momento por una situación que a mí me parecía… como colegios, etcétera, sentí la necesidad de parar la pelota y decir “charlemos, no tengo las cosas claras”. Había cosas que me enteraba por los medios, cosa que realmente era muy extraño todo. Y explotó una cosa que claramente tiene y tuvo consecuencias. Pero jamás, jamás tuve esa duda. Y por lo mismo puedo tener esta charla, puedo estar tranquilo y no enloquecer, porque sé que mis hijos están bien.

Benjamín Vicuña con Tatiana Schapiro
Benjamín Vicuña con Tatiana Schapiro en Infobae (Maximiliano Luna)

—Estás ternado a los Martín Fierro y a los premios Produ. ¿Estás contento?

—Sí, siempre es lindo. Es súper lindo. Estoy como mejor actor para los Martín Fierro, como mejor actor para Produ y también está ternada la película. En el Martín Fierro un mega reconocimiento estar ahí con Francella, con el Puma Goity. Son dos compañeros con los que estuve haciendo este año El encargado. Tremendos actores. Que este país hermoso me dé esa posibilidad... Ya gané un par de veces ese premio tan prestigioso y la verdad que es un lujo.

—¿Son un mimo las nominaciones todavía?

—Sí, es lindo. Uno le pone tanto, tanto amor, tanto esfuerzo, sacrificio, pasión. A veces las cosas salen bien, otras veces salen mal. Y la verdad que el reconocimiento muchas veces o de la prensa especializada o de los pares, de tus compañeros, es un lindo cariñito que te da este oficio.

—Más allá de que estás de novio sabés que sos un seductor, ¿cómo te llevas con eso? ¿Lo disfrutás? ¿Lo padecés? ¿Lo usufructuás?

—La seducción es muy amplia. A propósito mi trabajo en parte es seducir también, ¿no? Como en este caso con un personaje, con una historia, muchas veces en una entrevista. Entonces es como una forma de vincularse que yo por ahí quizás no me doy cuenta. Pero no me gusta la obviedad.

—¿Hay una necesidad de que el que está con vos en cualquier situación se sienta bien?

—Sí, un poquito. Eso es algo a desarrollar, a investigar. Sí. Y no entiendo, no sigo lo otro, hacer sentir mal gratuitamente no lo entiendo. Está como muy de moda ahora que te digan a la mañana: “Che, eh, qué carita de cansado que tenés. Boludo, te pregunté. Yo no sé, estoy más cerca de decirte qué linda que estás, qué bien, qué piola. Che, qué bonitos tus zapatos. No sé, vamos arriba un poquito. Te felicito por la última película. Qué bien la obra de teatro. No te voy a venir con una crítica a no ser que me lo preguntes ¿verdad? Como ¿te hiciste algo? No sé. Todo eso me parece un poquito que esconde un resentimiento muy grande.

—¿En ese querer que el otro se sienta bien puede haber algo de mentira también? ¿Algo edulcorado?

—Sí, por supuesto.

—Para no lastimar.

—Sí, por supuesto. A ver, no traicionaría un principio o si realmente, no sé, siento que la entrevista que hiciste es una mierda no voy a decir “che, te felicito”. Me pasa por ejemplo que ahora voy mucho al teatro: me encanta, es mi lugar, estudié eso. Y después pongo un comentario, fui a ver La Revista del Cervantes el otro día o mismo a Eduardo Blanco con Fer (Metilli). Y me nace escribir algo lindo después de verlo. No es que sea un orientador o un crítico pero me parece que se llama reciprocidad.

—¿Cómo sigue el año?

—Sigue un año…

—Le queda poquito igual… Qué rápido están pasando los años también. Eso es tema para otra charla.

—Eso tiene que ver con la edad, te lo explico. Pasa rápido ¿no? Y ahora no, no son los años: los Mundiales pasan rápido. Cuando era chico, un Mundial era el Mundial. El Mundial fue el año pasado siento yo. Y el próximo ya viene.

—Igual me quedo con esto: estás midiendo la vida en Mundiales, Benjamín.

—Sí. Que no participo. Eso es lo más doloroso.

—Pero podés participar con nosotros.

—Sí, ya me hicieron un lugar. Ya está. Por mis hijos ya tengo paso por ahí. Me pongo la remera y todo.

—Has colaborado mucho con la población argentina…

—Sí, he dado mi aporte. No, pero es diferente, lo sé. Extraño mucho que Chile pueda participar, que tenga un rol clave, pero bueno. El año termina con este rodaje. Se estrena esta película que estoy muy motivado. Se va a estrenar acá, se estrena en Chile de forma diferida. Luego en Uruguay, en Perú. Es un súper estreno. Luego voy a estrenar El rey del ring que es una película de los años 40 que ya seguramente voy a estar acá también charlando (risas).

—Más te vale.

Últimas Noticias

Esteban Lamothe: “Estoy estrenando la vejez, todos los días pienso en eso”

Tiene 48 años y busca información sobre salud, comida y entrenamientos todos los días. Disfruta ser deseado y dice que es el permitido de muchas mujeres casadas. De novio desde los cinco años y siempre en pareja, mucha gente le dice que no puede estar solo. Reconoce que un poco está enamorado de su mamá. Por qué sus hermanos son hermanos de sus primos hermanos

Esteban Lamothe: “Estoy estrenando la

Es madre de dos hijas, perdió la visión a los 19 años y cuestiona la mirada social sobre los ciegos: “Pobrecita nada”

Vanina Chayo tiene 33 años, se considera una persona común y corriente, y asegura tener “una vida muy feliz”. Su historia quedó marcada por una enfermedad que le quitó la posibilidad de ver durante su adolescencia. En otro capítulo de Voces, la vida de una mujer que sabe cómo es el color rojo aunque no lo vea, que en los sueños sí puede ver y sus enseñanzas sobre el prejuicio ajeno: “¿Por qué lástima? Si puedo hacer todo”

Es madre de dos hijas,

Del glamour de New York a la simpleza de un pícnic con su perro: la transformación de Agustina Marzari y la búsqueda de vínculos sanos que le den paz

En Ellas by GWM, compartió cómo pasó de ser pionera en los blogs de moda a colaborar con marcas internacionales y vivir en el exterior. Además, reveló que la conexión con la naturaleza, la terapia y los afectos se convirtieron en sus pilares para sostener el bienestar y equilibrio emocional

Del glamour de New York

Tato de Gran Hermano: “Siempre tuve ganas de ser conocido por algo y hacerle bien a la gente de alguna forma”

En Casino Resort, el ciclo de entrevistas de Infobae, el último ganador del reality repasó su experiencia dentro de la casa y cómo atravesó el impacto de la exposición pública. Además, compartió su aspiración de convertirse en un referente de los medios de comunicación y continuar en paralelo su carrera como modelo

Tato de Gran Hermano: “Siempre

Nancy Pazos habló sin filtros sobre el sexo y su presente: “Más que en mi prime, este es el mejor momento de mi vida”

En Desencriptados, la periodista reveló aspectos de su intimidad y cómo atraviesa una etapa plena. Compartió detalles de su relación de más de diez años y su visión sobre la fidelidad. También repasó su historia con Diego Santilli, los sacrificios que hizo por su familia y el impacto que tuvo en su vida la enfermedad de su hijo

Nancy Pazos habló sin filtros
MÁS NOTICIAS